En el contexto actual, las compañías deben impulsar la implicación de todos los equipos para avanzar en la inclusión, la igualdad y la diversidad. Estos valores no solo son esenciales para construir organizaciones justas, sino también para aumentar la innovación, la competitividad y la capacidad de atraer y retener talento.
Numerosos estudios han demostrado que aumentar la diversidad en sus múltiples dimensiones —de género, generación, procedencia, orientación sexual, capacidades— conduce a una innovación más rica y efectiva. No se trata solo de cumplir cuotas, sino de crear un entorno donde todas las voces sean valoradas y contribuyan con sus perspectivas únicas. La inclusión, por su parte, no solo impulsa el trabajo colaborativo, sino que también mejora el bienestar emocional de las personas y fortalece su compromiso con la organización.
Un aspecto fundamental para el bienestar es la promoción de entornos laborales flexibles y que favorezcan la conciliación. Adaptar las condiciones laborales a las necesidades individuales permite un equilibrio saludable entre la vida personal y profesional. Esto reduce el estrés, incrementa la satisfacción y disminuye la rotación del personal, fortaleciendo la fidelización y el compromiso.
El compromiso de los directivos/as y un entorno libre de discriminación son claves para que la inclusión sea efectiva. Cuando los empleados/as perciben que se valoran sus diferencias y se fomenta su participación, se genera un sentimiento de pertenencia que mejora el trabajo en equipo.
En MSD tenemos implementados programas y herramientas que apoyan el bienestar físico y emocional de nuestros empleados, como el marco de flexibilidad laboral Wellflex, que permite adaptar el trabajo a las circunstancias personales, favoreciendo la conciliación y la autonomía.
Asimismo, entre nuestras iniciativas destacan las Networks de Diversidad, grupos que impulsan programas de inclusión y visibilidad para distintos colectivos: MSD Women Network para el liderazgo femenino; Rainbow Alliance para la inclusión LGTBIQ+; New Generations Network para promover la cultura intergeneracional; Network Giving, que fomenta el voluntariado y las más nueva, Alianza, que permite la conexión con empleados/as de diferentes países.
Estas redes son clave para construir una cultura inclusiva y participativa que busca sacar lo mejor de cada persona: empleados más comprometidos, creativos e innovadores. La diversidad, el talento y la integridad de los equipos constituyen el eje central para cualquier organización que quiera afrontar con éxito los retos presentes y futuros.
Nuestro compromiso con la conciliación y la calidad de vida de las personas se refleja en la obtención del certificado EFR (Empresa Familiarmente Responsable), otorgado por la Fundación MásFamilia. Este distintivo acredita a MSD como la primera farmacéutica en España en recibir este reconocimiento, avalando nuestro compromiso con la flexibilidad y la posibilidad de que nuestros profesionales compaginen su vida laboral, personal y familiar.
En línea con este propósito, hemos iniciado una nueva y emocionante etapa con el traslado a unas nuevas oficinas, más modernas, luminosas y sostenibles, que conecta y refuerza nuestros valores de compañía. Este espacio prioriza la flexibilidad y el bienestar, con áreas colaborativas y espacios diseñados para adaptarse a las distintas necesidades y preferencias de trabajo.
Este nuevo entorno, junto a nuestro marco Wellflex, nos permite disfrutar de uno de los entornos laborales más flexibles, innovadores y colaborativos del mercado, favoreciendo tanto el bienestar como la conexión entre personas y equipos.
La diversidad, la flexibilidad y la conciliación no son solo valores que definen nuestra cultura en MSD, sino motores que impulsan la innovación, la competitividad y la capacidad de atraer y retener talento. Invertir en ellos es apostar por el éxito y la sostenibilidad empresarial a largo plazo. Porque cada persona aporta una perspectiva única que enriquece el trabajo colectivo y fortalece nuestra misión de salvar y mejorar vidas.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: La conciliación en 2025