El 19 de noviembre se celebra el Día Mundial del Retrete, una fecha que nos recuerda la importancia de lo que hacemos con nuestros residuos… incluso los más pequeños e ‘inocentes’.
¿Sabías a dónde viajan realmente las toallitas que tiramos al váter?
Lo que parece un gesto inocente inicia un recorrido invisible que empieza en casa y termina en nuestras redes de saneamiento, en ríos y, finalmente, en el mar. Desde el Proyecto LIBERA llevan años estudiando la basuraleza, y las toallitas húmedas ya están entre los residuos más frecuentes que se recogen en ríos, embalses, bosques, playas y mares.
Sobrecoste ambiental y económico
Además, al no descomponerse se agrupan y forman los fatbergs, auténticos monstruos subterráneos que colapsan tuberías y depuradoras, generando un sobrecoste de hasta 230 millones de euros al año, es decir, entre 4 y 6 euros por persona que podríamos evitar.
Cuando estas toallitas se fragmentan, se convierten en microplásticos que acaban en ríos y mares, poniendo en riesgo a la fauna y deteriorando la calidad del agua. No es casualidad que la UE las haya identificado entre los diez residuos plásticos de un solo uso más frecuentes en las playas del continente.
¿Y si empezáramos a ver una toallita como el origen de un problema ambiental que podemos evitar?
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