La inmologística no consiste únicamente en construir naves logísticas: construimos el futuro. Durante décadas, nuestra actividad ha sido sinónimo (y sigue siendo) de crecimiento económico, oportunidades y empleo, pero ahora significa también sostenibilidad. Ha llegado el momento de dejar de mirar hacia otro lado: el sector logístico debemos repensar nuestro papel, nuestro impacto y nuestra responsabilidad. No como un gesto simbólico, sino como una obligación personal, profesional y empresarial. Por el bien común de nuestra sociedad y de nuestro planeta.
En Prologis la sostenibilidad no es “una moda”, sino que es el eje en torno el cual gira nuestra actividad. Por eso hemos asumido el compromiso de alcanzar las cero emisiones netas para 2040 dentro de nuestra estrategia Net Zero. Es un objetivo ambicioso, sí, pero también urgente y necesario. Frente a un escenario climático cada vez más exigente, no basta con reducir el impacto: hay que transformarlo. Y eso implica actuar sobre todo el ciclo de vida de nuestra actividad, desde el diseño de los edificios hasta su uso por parte de nuestros clientes.
Este compromiso con la neutralidad climática se enmarca en una estrategia clara, apoyada en un calendario realista. Nuestros objetivos de reducción de emisiones han sido validados por la Science Based Targets initiative (SBTi), y nos hemos propuesto reducir las emisiones de Alcance 1 y 2 en un 90% y las de Alcance 3 en un 27,5% para 2030. No es un plan a futuro: es una hoja de ruta en marcha. De hecho, Prologis ha adaptado sus estándares de diseño para que sean “net-zero ready”, lo que significa que estarán preparados para operar sin generar emisiones de carbono.
El reto más importante está, sin duda, en las emisiones de Alcance 3, las cuales provienen sobre todo del consumo energético de nuestros clientes dentro de los edificios. Esto nos conduce a entender que la sostenibilidad no se logra de forma aislada. Requiere una colaboración constante con nuestros clientes, proveedores y socios. Necesita diálogo, innovación compartida y voluntad de hacer las cosas de otra manera.
Este esfuerzo ha sido reconocido de forma continua, como refleja nuestra inclusión por sexto año consecutivo en el Índice de Sostenibilidad Mundial de Dow Jones. Pero más allá de los reconocimientos, lo esencial es la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Por eso la sostenibilidad forma parte de nuestras decisiones estratégicas, de nuestra inversión en tecnología y de nuestro modelo de relación con el entorno.
A menudo se plantea un dilema entre sostenibilidad y rentabilidad. Nosotros trabajamos para demostrar lo contrario, junto a nuestros clientes y proveedores. Nuestra experiencia y know how demuestra que un enfoque sostenible genera valor a largo plazo, mejora la eficiencia operativa, reduce riesgos, incrementa la resiliencia ante cambios regulatorios y climáticos, y responde a las expectativas y necesidades de clientes, inversores y comunidades. Se trata de cuidar el planeta, y de hacerlo desde un modelo de negocio sólido, responsable y competitivo.
Aunque avanzamos rápidamente, la transformación logística todavía tiene un largo camino por recorrer. Se trata de un desafío conjunto que involucra empresas, administraciones, clientes, proveedores y sociedad en general. Estamos en un escenario en el que debemos asumir nuestra parte de responsabilidad y nuestras tareas.
La urgencia climática es una realidad. Tenemos la oportunidad (y obligación) de hacer las cosas bien: cada decisión cuenta, cada innovación suma, y cada agente de la cadena logística que se comprometa fortalece e impulsa el cambio que necesitamos en el sector.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Medioambiente.