Hay brújulas que no marcan el norte, sino el propósito. Para muchas empresas, la certificación B Corp ha sido ese punto de orientación que permite conjugar impacto y rentabilidad sin perder el rumbo. En Impact Hub lo reconocimos de inmediato: compartíamos valores, visión y una convicción firme de que los negocios deben ser parte activa de la transformación social. Obtener el sello B Corp fue un paso natural para consolidar lo que ya formaba parte de nuestra identidad.
Desde que conseguimos la certificación en 2018, formar parte del movimiento B Corp ha significado un gran avance. Nos ha conectado con una comunidad global de empresas que no se conforman con cumplir, sino que aspiran a liderar. Organizaciones de sectores muy distintos que tienen en común el compromiso de gestionar de forma responsable, generar un impacto positivo y demostrar que otra manera de hacer empresa es posible. Empresas que no solo actúan con propósito, sino que lo integran en su modelo de negocio.
En nuestro caso, el proceso de certificación no fue simplemente un trámite, sino una oportunidad para poner a prueba nuestra propia coherencia. El recorrido hasta lograr el sello nos permitió revisar cómo trabajábamos, detectar carencias, profesionalizar procesos e incorporar indicadores que hoy forman parte de nuestro sistema de evaluación interna. La autoevaluación B Corp nos llevó a preguntarnos por qué hacíamos lo que hacíamos y cómo podíamos mejorarlo. Ese ejercicio de mirada crítica ha sido clave para crecer con consistencia y para medir, de forma periódica, los efectos reales de nuestras actividades en todos los grupos de interés: comunidad, empleados, clientes, proveedores y accionistas.
Una de las grandes fortalezas del modelo B Corp es precisamente su enfoque integral. La certificación no se limita a evaluar acciones sociales o ambientales aisladas: exige una visión sistémica de la empresa. Desde la gobernanza hasta el impacto medioambiental, desde la gestión del talento hasta la transparencia en la cadena de valor. Y lo hace con un marco concreto, medible y dinámico. La puntuación se revisa y renueva cada dos años, lo que obliga a las empresas a seguir evolucionando. En nuestro caso, ese ejercicio de mejora continua se ha convertido en una palanca estratégica.
Pero quizá lo más transformador es cómo B Corp influye en las decisiones del día a día. Hoy, en Impact Hub, antes de asumir un nuevo proyecto, establecer una alianza o tomar una decisión estratégica, nos preguntamos: ¿está alineado con los estándares B Corp?, ¿contribuye al bienestar compartido?, ¿nos acerca a ser la empresa que queremos ser? No se trata solo de cumplir, sino de avanzar hacia niveles de impacto más ambiciosos, con autenticidad y consistencia.
También hemos confirmado que este compromiso genera confianza. La certificación B Corp se ha convertido en un elemento diferenciador en el mercado, hasta el punto de que algunas organizaciones han elegido trabajar con nosotros precisamente por eso. Saben que compartimos valores, que cuidamos la calidad de las relaciones, que no se trata de una etiqueta de marketing. Por ejemplo, entidades como Triodos Bank u Oxfam Intermón forman parte de nuestra comunidad porque encuentran en nosotros un entorno coherente con sus principios. Estas alianzas van más allá de una relación cliente-proveedor: se construyen sobre una base común de propósito, ética y visión a largo plazo.
Un camino de mejora continua
A veces se plantea la falsa disyuntiva entre sostenibilidad y rentabilidad. Para nosotros, nunca ha habido contradicción. Desde nuestros orígenes, entendimos que el impacto positivo debía ser parte central del modelo de negocio. No es un añadido, es la razón de ser. Creamos espacios que fomentan el emprendimiento con propósito, el trabajo colaborativo, la innovación social. Y lo hacemos generando valor económico, sí, pero también social, cultural y medioambiental. Esa es nuestra forma de ser rentables.
Recomendaríamos a cualquier empresa que explore el camino B Corp. Certificarse implica mirarse con honestidad, asumir compromisos reales, y apostar por una manera de trabajar más exigente y transformadora. Pero también más coherente, más resiliente y más alineada con los desafíos del presente.
Y es que ser B Corp no es una meta. Es un camino. Un proceso de mejora constante, en el que siempre hay margen para hacerlo mejor. Porque la sostenibilidad no tiene punto final. Es una práctica diaria, una elección consciente y un compromiso con las generaciones futuras.
Mirando hacia adelante, tenemos la convicción de que las empresas B Corp van a ser protagonistas en la construcción de un nuevo modelo económico. Son organizaciones que ya están demostrando que es posible conjugar competitividad con impacto, ambición empresarial con regeneración social. Son empresas más transparentes, más inclusivas, más responsables. Y eso, en un mundo tan complejo como el actual, es mucho más que una ventaja competitiva: es una necesidad urgente.
Invertir con propósito ya no es una tendencia. Es una apuesta inteligente. Y en esa apuesta, las B Corp no son el futuro, son el presente que ya está marcando el cambio.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: B Corp – Empresas con Propósito