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Pedro León y Francia asumió la dirección de la Fundación KPMG en 2010, un hito que marcó su entrada activa en el ámbito de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad. Desde entonces, ha desarrollado una mirada estratégica y transformadora sobre el papel de las empresas en la sociedad. “La Sostenibilidad no es solo una cuestión de reputación o filantropía, sino un enfoque estratégico que debe integrarse en la cultura de negocio”, afirma con convicción. Su experiencia le ha permitido acompañar desde dentro la evolución del compromiso empresarial hacia modelos cada vez más alineados con los grupos de interés y con una mayor conciencia del impacto social de las decisiones corporativas.
A lo largo de la entrevista, Pedro reflexiona sobre la profunda transformación del sector, desde un enfoque asistencialista hasta una concepción mucho más madura y estructural. “Hoy vemos cómo las organizaciones dialogan con sus grupos de interés de forma más transparente y generan resultados que trascienden lo económico”, sostiene. A su juicio, los avances normativos, la profesionalización del sector y una ciudadanía más exigente han sido catalizadores clave en este cambio de paradigma. Aun así, reconoce que “nos queda por mejorar en la función de supervisión e impulso desde los órganos de gobierno”, subrayando la necesidad de seguir consolidando una gobernanza sostenible y coherente.
En este camino de transformación, Pedro también valora especialmente el papel que ha desempeñado Corresponsables en las últimas dos décadas. “Ha contribuido activamente a consolidar una cultura empresarial más consciente, transparente y orientada al bien común”, señala. Recuerda haber conocido el medio a través de sus publicaciones y destaca su capacidad para generar comunidad, visibilizar buenas prácticas y fomentar un debate riguroso y plural. “Su recorrido es, sin duda, parte de la historia de la evolución de la Sostenibilidad en el ámbito iberoamericano”, concluye con reconocimiento.
Pedro, ¿cómo comenzaste a interesarte e involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad?
Mi acercamiento profesional al mundo de la Sostenibilidad se produce al sumar a mis responsabilidades en KPMG la dirección de su Fundación, en 2010. Fue un punto de inflexión que me permitió conectar de manera directa con proyectos de impacto social y con una visión más amplia del papel que las organizaciones pueden desempeñar en la transformación de su entorno. Esta experiencia me brindó la oportunidad de observar cómo las políticas empresariales pueden convertirse en verdaderas palancas de cambio cuando se enfocan hacia el bien común.
“Mi acercamiento profesional al mundo de la Sostenibilidad se produce al sumar a mis responsabilidades en KPMG la dirección de su Fundación, en 2010”
Asumir la dirección de una fundación corporativa supuso, además, un aprendizaje constante sobre cómo alinear los valores de la empresa con las necesidades sociales reales. Comencé a comprender que la Sostenibilidad no era solo una cuestión de reputación o filantropía, sino un enfoque estratégico que debía integrarse en la cultura de negocio. Desde entonces, he mantenido un compromiso activo con la Responsabilidad Social, impulsando iniciativas que vinculen la actividad empresarial con el desarrollo sostenible y el bienestar colectivo.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzó en comparación con cómo es hoy?
En ese momento, la visión predominante estaba ligada a una preocupación social con más foco asistencial que estratégico, y a la aportación desde el lado de las empresas de fondos más que de conocimientos. Las acciones de Responsabilidad Social eran percibidas, en muchos casos, como complementarias a la actividad principal de las compañías, y no como una parte esencial de su propuesta de valor. Esto hacía que los proyectos sociales tuvieran una menor integración en la toma de decisiones y en la planificación a largo plazo.
“La Sostenibilidad no era solo una cuestión de reputación o filantropía, sino un enfoque estratégico que debía integrarse en la cultura de negocio”
Poco a poco, sin embargo, empezó a emerger un enfoque más estructurado, con una mayor conciencia sobre la necesidad de generar valor compartido. La evolución del marco normativo, el diálogo con los grupos de interés y la presión creciente por parte de inversores y consumidores han contribuido a redefinir el rol de las empresas. Hoy, la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad son consideradas piezas clave en la construcción de modelos de negocio resilientes, éticos y orientados al futuro.
¿Cuándo conociste a Corresponsables? ¿Qué papel consideras que ha tenido en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
Conocí a Corresponsables hace ya varios años, a través de sus publicaciones especializadas y de su presencia constante en los espacios de reflexión y diálogo sobre Responsabilidad Social y Sostenibilidad. Desde entonces, he valorado su esfuerzo por visibilizar las buenas prácticas, dar voz a los distintos actores del ecosistema y promover una comprensión más profunda de los retos y oportunidades que plantea la gestión responsable en las organizaciones.
“Corresponsables ha contribuido activamente a consolidar una cultura empresarial más consciente, transparente y orientada al bien común”
A lo largo de estas dos décadas, su papel ha sido clave en la divulgación rigurosa y accesible de contenidos, así como en la creación de una comunidad profesional comprometida con la transformación. En un ámbito donde la información veraz y el intercambio de experiencias son fundamentales, Corresponsables ha contribuido activamente a consolidar una cultura empresarial más consciente, transparente y orientada al bien común. Su recorrido es, sin duda, parte de la historia de la evolución de la Sostenibilidad en el ámbito iberoamericano.
Querido Pedro, ¿qué cambios significativos has observado en esta materia desde que comenzaste?
Pienso que en estos años hemos evolucionado hacia un modelo más cercano a la generación de valor para los grupos de interés de las compañías, que forma parte de su estrategia y de su manera de desenvolverse en la sociedad, y que, idealmente, la caracteriza y diferencia en el mercado. Esta transformación ha implicado pasar de acciones puntuales o filantrópicas a enfoques más integrales y alineados con los objetivos empresariales, lo que ha consolidado la Sostenibilidad como un pilar de gestión clave.
“La visión predominante estaba ligada a una preocupación social con más foco asistencial que estratégico”
Hoy vemos cómo las organizaciones se esfuerzan por entender mejor a sus grupos de interés, dialogar con ellos de forma más transparente y generar resultados que trasciendan lo económico. Este cambio de paradigma ha venido acompañado por una mayor profesionalización del sector, avances regulatorios y una ciudadanía más exigente. Todo ello ha contribuido a que la Responsabilidad Social ya no sea vista como algo accesorio, sino como parte esencial de una propuesta de valor coherente y con propósito.
¿Cuáles consideras que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores crees que han impulsado estos cambios?
Destacaría que hoy contamos con perfiles más completos y formados en la dirección de las áreas de Sostenibilidad, y también que muchas compañías han entendido mejor cuál debe ser su papel en la sociedad. Esta evolución ha permitido que las áreas de Responsabilidad Social estén presentes en los comités de dirección, contribuyendo de forma activa a la definición de las estrategias empresariales, y no como actores periféricos.
“En la actualidad, contamos con perfiles más completos y formados en la dirección de las áreas de Sostenibilidad”
Nos queda por mejorar en la función de supervisión e impulso desde los órganos de gobierno, que aún no siempre integran plenamente los criterios de sostenibilidad en su lógica de control y evaluación. El futuro exigirá reforzar esa implicación desde los niveles más altos de decisión, asegurando que los principios de buen gobierno y responsabilidad se incorporen de forma transversal y con visión de largo plazo.
Pedro, ¿qué lecciones has aprendido a lo largo de estos años en el campo de la RSE y la Sostenibilidad?
En mi opinión, el trabajo en red, que recoge el ODS 17, es crítico para que generemos un impacto de transformación mucho mayor que con nuestra actividad individual. Este aprendizaje ha sido especialmente relevante al observar cómo las alianzas permiten escalar soluciones, compartir recursos, y afrontar retos complejos desde una perspectiva colaborativa.
“Hoy, la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad son consideradas piezas clave en la construcción de modelos de negocio resilientes, éticos y orientados al futuro”
Ninguna organización, por grande o preparada que esté, puede responder en solitario a los desafíos sistémicos de nuestro tiempo. Por ello, fomentar una cultura de cooperación, escucha y acción conjunta se vuelve imprescindible. En mi trayectoria he comprobado que los avances más sólidos y duraderos surgen precisamente de esas iniciativas que se construyen de forma colectiva.
Para concluir, ¿cómo ves el futuro de la RSE y la Sostenibilidad?
El reto principal para las empresas es entender la Sostenibilidad dentro de su actividad habitual y dentro de cada una de sus decisiones de negocio, proyectando así lo que sabe hacer al conjunto de sus grupos de interés. No se trata de sumar nuevas líneas de acción, sino de incorporar una mirada sostenible en cada proceso, decisión e interacción con el entorno.
“Nos queda por mejorar en la función de supervisión e impulso desde los órganos de gobierno”
Para el conjunto de la sociedad, destacaría la necesidad de redefinir el modelo de colaboración entre los sectores público, privado y social, para avanzar hacia un modelo más justo y equitativo. La transformación será posible si rompemos barreras sectoriales y trabajamos con una visión común, integradora y orientada al bien colectivo. Esa es la gran tarea pendiente, pero también una oportunidad única de reconstrucción y progreso.
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