Lee un resumen rápido generado por IA
Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad, referente académico nacional e internacional en información no financiera, y pionero en la incorporación de la sostenibilidad a la contabilidad empresarial, José Mariano Moneva lleva más de tres décadas abriendo camino en el ámbito de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
Su vocación comenzó en los años noventa, cuando se interesó por la contabilidad social y ambiental: “La contabilidad no podía limitarse a lo financiero, sino que debía integrar también las dimensiones sociales y ambientales”. Desde entonces, ha trabajado con organismos clave como la Global Reporting Initiative (GRI) y ha sido impulsor de iniciativas fundamentales como la Comisión de RSC de AECA.
A lo largo de su trayectoria, ha sido testigo de la transformación de la RSE en España: “Pasamos de un enfoque accesorio, incluso decorativo, a una visión estratégica donde la sostenibilidad es parte del ADN corporativo”. Moneva no oculta los obstáculos del camino, entre ellos, la resistencia inicial de algunas grandes empresas: “Tuve que sentarme durante un buen rato con el CFO de una compañía del IBEX35 para convencerlo de las bondades de la RSC”.
Con motivo del 20 aniversario de Corresponsables, Moneva destaca su papel como altavoz fundamental del sector: “Corresponsables ha sido el principal referente en el ámbito de la comunicación sobre RSC. Fue la primera publicación que conocí y que más ha colaborado con mis actividades”. Recuerda con simpatía aquellos primeros años: “Llevarnos en la mochila esos pesados (pero muy interesantes) volúmenes que publicaba Corresponsables era un ‘coste’”.
Firme defensor de la divulgación y la coherencia, subraya: “Aunque al principio de un tema hay reticencias, se impone la realidad y el impacto social. Para ello hay que creerse la RSC y divulgarla adecuadamente”. Y concluye con un legado claro: “Me gustaría que se me recordara como alguien que creyó en la importancia de integrar la sostenibilidad en las decisiones económicas”.
José, ¿por qué comenzaste a involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social?
Mi interés surge a partir de los trabajos académicos sobre contabilidad social y ambiental de finales del siglo XX (alrededor de 1994), lo que me permitió participar en el proceso de la Global Reporting Initiative (GRI) como experto invitado.
«La contabilidad no podía limitarse a lo financiero, sino que debía integrar también las dimensiones sociales y ambientales»
Desde entonces, comprendí que la contabilidad no podía limitarse a lo financiero, sino que debía integrar también las dimensiones sociales y ambientales de la actividad económica. Ese enfoque me motivó a seguir profundizando en el tema, ya no solo desde la teoría, sino desde la práctica colaborativa con organismos internacionales comprometidos con la Sostenibilidad.
¿Nos compartes alguna anécdota o vivencia de tus inicios?
La principal vivencia es el estupor con el que nos recibían algunas grandes empresas e instituciones públicas. Por ejemplo, tuve que sentarme durante un buen rato con el CFO de una compañía del IBEX35 para convencerlo de las bondades de la RSC y que lo transmitiera en sus roadshows.
Aquella conversación fue reveladora, porque evidenció cuán desconocido e incluso incómodo resultaba entonces hablar de Sostenibilidad ante inversores o directivos financieros. Esa resistencia inicial me enseñó que la transformación cultural no ocurre de la noche a la mañana, y que la pedagogía constante es parte fundamental del trabajo en RSC.
¿Cómo y cuándo conociste a Corresponsables?
Recuerdo a Marcos y su entusiasmo por impulsar la RSC y la participación de todos. Llevarnos en la mochila esos pesados (pero muy interesantes) volúmenes que publicaba Corresponsables era un “coste”.
«Corresponsables ha sido el principal referente en el ámbito de la comunicación sobre RSC»
Aquellos ejemplares, que parecían enciclopedias, eran siempre muy esperados, porque contenían una valiosa recopilación de buenas prácticas y casos reales. A pesar del peso, eran una herramienta de referencia y consulta obligada en nuestras reuniones y formaciones.
¿Qué papel crees que ha jugado Corresponsables en estas dos décadas?
Desde mi punto de vista, Corresponsables ha sido el principal referente en el ámbito de la comunicación sobre RSC. Fue la primera publicación que conocí y que más ha colaborado con mis actividades.
Su labor ha sido clave para visibilizar lo que hacían muchas organizaciones cuando aún no existían canales especializados. Ha contribuido a profesionalizar el relato y a generar una comunidad comprometida con la Sostenibilidad. Además, su enfoque inclusivo ha permitido que pequeñas y medianas empresas también encuentren su espacio en el mundo de la RSE.
¿Cuál fue tu primer proyecto en este ámbito? ¿Qué recuerdos te trae?
Además del proyecto de las Sustainability Reporting Guidelines del GRI, el primer proyecto sobre RSC es la formación y constitución de la Comisión de RSC de AECA.
Lo recuerdo como una experiencia muy enriquecedora, porque supuso trabajar con colegas de distintas disciplinas en una propuesta común de integración de criterios no financieros en el gobierno corporativo. Fue también una forma de institucionalizar algo que, hasta ese momento, parecía experimental. Ese hito marcó un antes y un después en mi trayectoria.
Querido José, ¿cómo ha cambiado la RSE desde tus comienzos hasta hoy?
Al comienzo, las organizaciones lo tomaban como un proyecto a realizar, pero sin una estrategia integrada. Actualmente, la gran mayoría de ellas lo tienen incorporado en todos los niveles, incluida la gobernanza de la organización.
«Pasamos de un enfoque accesorio a una visión estratégica donde la sostenibilidad es parte del ADN corporativo»
Este cambio representa una evolución sustancial. Pasamos de un enfoque accesorio, incluso decorativo, a una visión estratégica donde la Sostenibilidad es parte del ADN corporativo. Sin embargo, aún hay diferencias significativas entre sectores y países, y queda camino por recorrer en términos de transparencia y rendición de cuentas.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos al empezar?
La principal barrera era la consideración como coste de la implementación de la RSE y no como una inversión necesaria, tanto desde el punto de vista social, como financiero.
Este enfoque cortoplacista generaba mucha resistencia interna, especialmente en áreas financieras o de dirección general. Fue necesario demostrar con datos y casos reales que una empresa responsable podía ser también más rentable y resiliente. Esa mentalidad ha ido cambiando con los años, pero todavía hoy es necesario insistir en la RSE como un activo estratégico y no como una carga.
¿Y qué dificultades conociste en otras organizaciones?
Dificultades han sido muchas. Algunas han dado lugar al abandono del proyecto de RSC, por las fuertes presiones internas sobre el beneficio. Otras han sido a causa de la escasa respuesta de consumidores e inversores, como la baja de algún fondo de inversión con orientación social y ambiental.
«La RSE no puede depender únicamente del entusiasmo de unos pocos; necesita una estructura y una cultura que la respalde»
Estos casos muestran la fragilidad de las iniciativas cuando no están alineadas con la visión de largo plazo o cuando falta una demanda clara del mercado. También evidencian que la RSC no puede depender únicamente del entusiasmo de unos pocos; necesita una estructura y una cultura que la respalde desde la dirección hasta los grupos de interés.
¿Qué lecciones te ha dejado todo este recorrido?
La principal lección es que, aunque al principio de un tema hay reticencias, se impone la realidad y el impacto social. Para ello hay que creerse la RSC y divulgarla adecuadamente.
«La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es fundamental»
Además, he aprendido que la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es fundamental. La sostenibilidad no admite dobles discursos. Solo cuando las personas que lideran el proceso creen en él, se generan cambios duraderos y significativos. Y, por supuesto, es esencial formar y sensibilizar a todos los niveles de la organización.
¿Qué destacarías de tu evolución profesional en estos años?
En mi caso, creo que ha servido para mi crecimiento en mi profesión académica, permitiéndome colaborar con los principales referentes nacionales e internacionales.
Esa evolución no solo me ha aportado prestigio académico, sino también una red de contactos comprometidos con la transformación sostenible del mundo empresarial y social. Me ha permitido generar conocimiento útil, formar nuevas generaciones y contribuir desde la investigación a un cambio estructural que cada vez es más necesario.
¿Qué cambios significativos has observado, José, en la RSE en España desde que comenzaste?
Se ha pasado de una RSE voluntarista y con un desarrollo limitado, a un marco más regulado y con una integración muy fuerte en el modelo de negocio.
«Aunque al principio de un tema hay reticencias, se impone la realidad y el impacto social»
En los primeros años, la RSE era vista como un elemento decorativo o de buena voluntad, algo opcional que se utilizaba principalmente para mejorar la imagen corporativa. Hoy, sin embargo, forma parte del núcleo estratégico de muchas organizaciones, impulsada por regulaciones nacionales e internacionales, la presión de los grupos de interés y una conciencia más crítica de la ciudadanía. Esta evolución ha sido clave para consolidar la sostenibilidad como un criterio transversal en la toma de decisiones empresariales.
¿Cuáles consideras que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores crees que han impulsado estos cambios?
Ha habido muchos hitos, pero voy a destacar los más próximos a mi línea de trabajo: el desarrollo de la GRI como estándar, la Directiva de 2014 sobre Información no Financiera y la Directiva CSRD de 2022.
«La sostenibilidad no admite dobles discursos»
Estos hitos han contribuido a generar un lenguaje común y unos marcos comparables que han dado legitimidad y rigor a la RSE. Fundamentalmente, los cambios se han debido al incremento de la conciencia social y ambiental de los mercados (consumidores e inversores), que han exigido mayor transparencia, coherencia y compromiso por parte de las organizaciones. Esa presión del entorno ha sido tan importante como la normativa en la transformación del enfoque empresarial hacia la sostenibilidad.
¿A quiénes consideras pioneros o referentes en esta materia?
Solo voy a destacar personas, organizaciones o instituciones con las que he trabajado directamente: ECODES, Ramón Pueyo (recuerdo nuestros viajes Zaragoza-Madrid en el Intercity, 4 horas de ida y 4 de vuelta, que daban para muchas reflexiones), Juan Roy y su impulso de la inversión socialmente responsable (Renta 4 Ecofondo), AECA y su comisión de RSC, GRI, Corresponsables, mis compañeros académicos de CSEAR (Center for Social and Environmental Accounting and Reporting) y EMAN (Environmental Management Accounting Network).
Estas colaboraciones me han permitido aprender desde la práctica, compartir visiones distintas y construir un enfoque más robusto y multidisciplinar sobre la RSE. Cada uno de estos actores ha aportado algo único, desde el análisis técnico hasta la difusión social, y han sido fundamentales para el desarrollo del pensamiento y la acción en sostenibilidad.
¿Puedes compartir algún caso de éxito que consideres emblemático en el campo de la RSE?
Caso de éxito han sido grandes empresas, pero prefiero destacar a pequeñas empresas.
Muchas veces, el mérito de estas pequeñas organizaciones es aún mayor, porque implementan prácticas responsables con menos recursos, menos visibilidad y mayor esfuerzo. He conocido pymes que han transformado su modelo de negocio en torno a la economía circular, la contratación inclusiva o la producción responsable, demostrando que la sostenibilidad no es solo una cuestión de tamaño, sino de voluntad y compromiso. Estos ejemplos son tan inspiradores como necesarios.
¿Te gustaría añadir alguna otra reflexión para esta publicación?
Creo que debe seguir el avance en esta materia, ya que hay muchos temas a reflexionar. Por ejemplo, el Congreso de Responsabilidad Social que se celebra bianualmente en Zaragoza ha mantenido esa continua reflexión.
«La RSE está en constante evolución, y quienes se incorporan ahora tienen el deber de contribuir a su transformación»
Este tipo de espacios son esenciales para generar pensamiento crítico, actualizar conocimientos y conectar a los distintos actores que trabajan por una sociedad más justa y sostenible. La reflexión constante es, de hecho, una de las mejores garantías para que la RSE siga evolucionando y adaptándose a los desafíos del presente y del futuro.
¿Qué consejo le darías a las nuevas generaciones que quieren dedicarse a esto?
Que es un campo en crecimiento con una alta demanda, pero que ello también supone una mayor responsabilidad. La necesidad de estar actualizado y continuamente formado. Así como participar en foros de reflexión sobre esta materia.
Les animaría a no conformarse con aplicar lo que ya está escrito, sino a cuestionarlo, mejorarlo y adaptarlo. La RSE está en constante evolución, y quienes se incorporan ahora tienen la oportunidad, y el deber, de contribuir a su transformación con pensamiento crítico, ética y rigor profesional.
¿Cómo ves el futuro de la RSE y la sostenibilidad?
La RSE y la Sostenibilidad son un tema esencial de las organizaciones. La puesta en marcha del Green Deal y todo lo que conlleva hace que en los próximos años en Europa se desarrollen todas las dimensiones de la Sostenibilidad.
El principal peligro es que esta situación no se traslade a nivel mundial y, entonces, la pérdida de competitividad pueda incidir en un retroceso. Por eso es clave fomentar marcos de cooperación internacional y garantizar que los esfuerzos europeos no queden aislados.
También será importante reforzar los mecanismos de seguimiento, medición y verificación para evitar el greenwashing y asegurar que los avances son reales.
¿Cuál crees que ha sido tu mayor aportación a este campo?
Mi mayor contribución es participar y colaborar en proyectos importantes como la GRI, la Comisión de RSC de AECA, la elaboración de normas contables sobre medio ambiente y derechos de emisión y, en la Universidad, la investigación y docencia sobre RSC.
Especialmente la creación del grupo de investigación de “Socioeconomía y Sostenibilidad” de la Universidad de Zaragoza, del que soy investigador principal y en el que actualmente trabajamos sobre aspectos de economía circular y bioeconomía. Esta labor me ha permitido generar conocimiento aplicado, formar a nuevos investigadores y trasladar propuestas concretas a empresas e instituciones, desde una perspectiva rigurosa y multidisciplinar.
Si volvieras a empezar, ¿harías algo distinto?
Probablemente no haría cosas muy diferentes.
He tenido la fortuna de participar en proyectos relevantes, colaborar con personas comprometidas y ver cómo una idea que empezó siendo minoritaria se ha convertido en un pilar de muchas estrategias empresariales. Eso no significa que todo haya sido fácil o perfecto, pero el balance general es muy positivo.
Para finalizar, José, ¿cómo te gustaría que se te recordara en este ámbito?
Como investigador y docente en la materia.
Me gustaría que se reconociera mi contribución al conocimiento, a la formación de profesionales y a la construcción de puentes entre el mundo académico y el entorno empresarial e institucional. En definitiva, como alguien que creyó en la importancia de integrar la Sostenibilidad en las decisiones económicas y trabajó de forma coherente para lograrlo.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables.