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“Involucrarme en la RSE significó, para mí, un renacimiento profesional”. Así lo expresa Francisco Javier Dueñas Selma, Delegado del Grupo Cooperativo Cajamar para la Agenda de Desarrollo Sostenible, al recordar el momento en que asumió el reto de integrar la Responsabilidad Social Empresarial en el corazón de la organización. Lejos de limitarse a cumplir con una etiqueta de moda, vio la oportunidad de reconectar con su vocación más profunda: poner los valores y el propósito en el centro de la empresa. “Fue una llamada a redescubrir y canalizar mi capacidad de innovar, de replantear las formas en que una empresa puede interactuar con su entorno, más allá del mero beneficio económico”.
Su testimonio no solo narra una evolución profesional, sino también una transformación personal. Integrar la Sostenibilidad, la ética y la transparencia en la estrategia del Grupo Cajamar no fue una tarea sencilla. “Recuerdo en particular una reunión con un alto directivo que me preguntó: ‘Todo esto suena muy bien, pero ¿cómo se traduce en resultados tangibles?’”. Esa pregunta, lejos de desmotivarlo, se convirtió en el faro que guiaría su trabajo durante años: demostrar que gestionar con responsabilidad genera valor real, medible y duradero. Hoy, su mirada estratégica está respaldada por años de experiencia en cómo vincular los riesgos no financieros con el impacto económico.
A lo largo de estas dos décadas, Dueñas ha vivido en primera línea los desafíos de una disciplina aún en construcción. Desde la desconfianza inicial y la falta de métricas, hasta la fragmentación interna en las organizaciones. Sin embargo, también ha sido testigo del poder transformador de la RSE cuando se convierte en cultura. “Lo que más valoro es que conseguimos que el sistema ético de gestión no fuera un documento estático, sino una herramienta viva y dinámica, donde la Sostenibilidad, la ética y la responsabilidad se integran en las decisiones diarias”. Habla con orgullo de un cambio estructural que ha consolidado al Grupo Cajamar como un referente.
Corresponsables ha estado siempre presente en este viaje. “Su apoyo ha sido fundamental para avanzar en nuestras iniciativas. Nos han dado voz, nos han retado a pensar más allá, y han construido comunidad”, destaca. Desde aquella primera conferencia en 2009 hasta las múltiples colaboraciones posteriores, Dueñas resalta el papel de Corresponsables como “un actor clave en el desarrollo de la RSE en España y América Latina, un faro de reflexión y conocimiento riguroso”. Para él, la profesionalidad, la cercanía y la constancia del medio han sido parte del ecosistema que ha impulsado el cambio.
Mirando al futuro, Francisco Javier lo tiene claro: “La RSE ya no es una opción, es una necesidad estratégica”. Reconoce que queda mucho por hacer, pero también que nunca ha habido tantas oportunidades para liderar con propósito. “Espero que se me recuerde como alguien que ayudó a transformar la Responsabilidad Social en el corazón de la empresa, desde la autenticidad y con un enfoque humanista”. En un momento en que las empresas deben ser parte activa de la solución, su historia nos recuerda que la transformación empieza con personas comprometidas, valientes y profundamente humanas.
Javier, ¿cuándo comenzaste a involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social?
En el año 2009, después de dedicar gran parte de mi carrera profesional al ámbito del negocio bancario, sentí que había llegado el momento de un cambio profundo. A medida que avanzaba en mi trayectoria, notaba cómo las emociones que alguna vez impulsaron mi pasión por el trabajo se habían ido diluyendo, como si una parte esencial de mi motivación se hubiera quedado rezagada en algún rincón del tiempo. Era como si la brújula interna que guiaba mi camino necesitara ser recalibrada, y ese impulso interno me llevó a buscar algo más, algo que trascendiera los números y las transacciones.
En ese momento de introspección, surgió una oportunidad que, en retrospectiva, fue determinante: la posibilidad de liderar el Área de Responsabilidad Social Empresarial dentro de la organización. Lo vi no solo como un reto profesional, sino como una llamada a redescubrir y canalizar mi capacidad de innovar, de replantear las formas en que una empresa puede interactuar con su entorno, más allá del mero beneficio económico. Fue el inicio de una nueva etapa que me permitiría explorar nuevas ideas y, sobre todo, reconectar con una dimensión más humana y ética del mundo empresarial.
«Involucrarme en la RSE significó, para mí, un renacimiento profesional»
Involucrarme en la RSE significó, para mí, un renacimiento profesional. Me permitió no solo integrar valores fundamentales como la Sostenibilidad, la ética y la transparencia en la estrategia de la empresa, sino también, y quizás más importante, alinear mi trabajo con mis convicciones personales.
Como dijo una vez el poeta T.S. Eliot: «No dejaremos de explorar, y el fin de todas nuestras exploraciones será llegar al lugar donde empezamos y conocerlo por primera vez.» Este viaje hacia la RSE fue precisamente eso: una exploración que me llevó de vuelta a la esencia de lo que siempre quise hacer, pero con una nueva perspectiva.
Estaríamos encantados si quisieras compartir todas aquellas anécdotas, curiosidades, vivencias o experiencias que consideres oportunas de tus inicios en este tema.
Cuando comencé en el ámbito de la Responsabilidad Social Empresarial, me encontré con una percepción muy arraigada: la RSE era vista principalmente como una herramienta de marketing, un recurso útil para mejorar la imagen y fortalecer la reputación de las empresas. Esta visión, aunque comprensible en aquel momento, limitaba profundamente el potencial transformador que la RSE podía tener dentro de las organizaciones. Recuerdo con claridad cómo, al principio, muchos compañeros no comprendían el alcance de lo que pretendíamos lograr.
Para ellos, hablar de RSE era hablar de patrocinios, de campañas filantrópicas o, en el mejor de los casos, de gestionar una buena comunicación corporativa.
Desde el principio, tenía claro que la RSE no debía quedarse en una simple fachada de buenas intenciones. Mi objetivo era, y sigue siendo, convertirla en un elemento clave dentro de la estrategia empresarial, un motor real de diferenciación y una ventaja competitiva sostenible. Sin embargo, no fue un camino sencillo. En muchas reuniones, las miradas escépticas y las sonrisas condescendientes eran lo más común. Recuerdo especialmente una conversación con un alto directivo, quien, tras escuchar mi propuesta para integrar la Sostenibilidad en la estrategia de la empresa, me dijo: «Todo esto suena muy bien, pero ¿cómo lo medimos en términos de resultados concretos?» Esa pregunta, aunque desafiante, se convirtió en un punto de referencia que orientó mi trabajo en los años venideros. Me motivó a encontrar y mostrar de manera clara el valor real y medible de una gestión empresarial responsable.
«La RSE ha pasado de ser un tema ‘agradable de tener’ a una necesidad imperativa»
Creo que muchos de los que llevamos años en este ámbito hemos pasado por algo parecido. Todos hemos tenido que lidiar con la resistencia al cambio, con la tarea de convencer a otros de que la RSE es mucho más que una herramienta de comunicación. Pero esos desafíos iniciales también nos han hecho más fuertes y más convencidos de la importancia de lo que hacemos.
Como decía el filósofo Arthur Schopenhauer: «Toda verdad pasa por tres etapas: primero, es ridiculizada; segundo, es violentamente rechazada; tercero, es aceptada como algo evidente.» Nosotros, los pioneros de la RSE, hemos sido testigos de ese proceso y hemos contribuido a que esta verdad se haga evidente.
¿Cuál fue el primer proyecto o iniciativa de RSE en el que trabajaste? ¿Cómo lo recuerdas?
El primer proyecto en el que trabajé dentro del ámbito de la RSE fue el desarrollo e implementación de un sistema ético de gestión que reflejara la naturaleza multidisciplinar de la responsabilidad social y su necesaria transversalidad en la organización. Recuerdo que, en aquel momento, nos planteamos un reto ambicioso: no se trataba solo de adherirnos a ciertos principios o de seguir normas externas, sino de hacer una transición interna que trasladara los valores y principios de nuestra organización a un conjunto de instrumentos de gobernanza efectivos y coherentes.
El objetivo principal era integrar estos valores profundamente en el ADN de la empresa, de manera que se reflejaran no solo en nuestro discurso, sino en cada proceso, decisión y acción. Quisimos crear un sistema ético de gestión que no solo guiara el comportamiento organizacional, sino que también sirviera como un marco para minimizar los riesgos no financieros. Había una visión clara: fortalecer nuestra propuesta de valor desde dentro, asegurando que todos los procesos, desde los más operativos hasta los más estratégicos, estuvieran alineados con nuestra Responsabilidad Social y principios éticos.
«La Responsabilidad Social está impulsada por principios éticos y un compromiso con el bien común»
Recuerdo este proyecto como un ejercicio de paciencia, pero también como un proceso transformador. No fue una tarea fácil, ya que requería la colaboración de múltiples departamentos y áreas que tradicionalmente no se habían relacionado de manera tan cercana. En un principio, encontrar la manera de articular la RSE como algo más que una «práctica aparte» fue uno de los principales desafíos.
Había que romper con esa idea de que la RSE pertenecía exclusivamente a un solo equipo y lograr que fuera parte inherente de la estructura organizativa.
En ese sentido, recuerdo que uno de los momentos clave fue cuando comenzamos a trabajar con el área de finanzas y el área legal, dos mundos que a menudo se percibían como distantes de la RSE. Al principio, muchos se preguntaban qué tenía que ver la ética con el control financiero o los procesos legales. Sin embargo, con el tiempo logramos demostrar que los valores éticos no solo fortalecen la confianza interna y externa, sino que también ayudan a mitigar riesgos y mejorar la eficiencia en la toma de decisiones.
Fue un proyecto que, desde luego, nos permitió ir más allá de la teoría. Lo que más valoro de ese primer esfuerzo es que conseguimos que el sistema ético de gestión no fuera un documento estático o una serie de pautas genéricas. Se convirtió en una herramienta viva y dinámica, en la que la sostenibilidad, la ética y la responsabilidad se integraban en la toma de decisiones diarias. Un legado que, aún hoy, sigue siendo parte fundamental de la forma en que operamos.
Como lo veo en retrospectiva, este proyecto fue el cimiento sobre el que construimos gran parte de nuestra estrategia de Sostenibilidad. Nos permitió darle forma a un sistema coherente que alineaba la visión de la organización con su operación real, creando no solo un marco de gobernanza ética, sino una cultura empresarial sólida. Ese proceso me enseñó que los verdaderos cambios estructurales requieren tiempo, pero cuando se logran, crean una fuerza transformadora que va más allá de las modas o las tendencias.
Querido Javier, ¿cuándo conociste a Corresponsables? ¿Recuerdas alguna anécdota relacionada con nosotros a lo largo de todos estos años?
Conocí a Corresponsables en los primeros años de mi trayectoria en el ámbito de la Responsabilidad Social Empresarial, alrededor de 2009. Desde el principio, su presencia en el ecosistema de la Responsabilidad Social fue notable y significativa. Corresponsables no solo se estableció como un medio especializado en Sostenibilidad y Responsabilidad Social, sino que también se convirtió en un referente indispensable para quienes trabajamos en este campo.
Recuerdo el impacto que tuvo Corresponsables en la difusión de las mejores prácticas y en la promoción de la Responsabilidad Social. En una de las primeras conferencias en las que participé, se presentó un análisis de Corresponsables sobre las tendencias emergentes en Sostenibilidad. Fue una revelación en su momento, ya que ofreció una perspectiva clara y bien fundamentada sobre la dirección en la que la Responsabilidad Social se estaba moviendo. La capacidad de Corresponsables para proporcionar información actualizada y relevante era, y sigue siendo, una herramienta invaluable para los profesionales de la Sostenibilidad.
«Corresponsables no solo se estableció como un medio, sino como un referente indispensable en RSE y Sostenibilidad»
Una anécdota que siempre recordaré es la ocasión en que Corresponsables organizó una jornada sobre la integración de la Sostenibilidad en la estrategia empresarial. Recibí una invitación para presentar un caso de estudio sobre cómo habíamos implementado un sistema ético de gestión en mi organización. Lo que hizo la experiencia particularmente memorable fue la calidad del diálogo y el intercambio que surgió durante ese evento. La atención de la audiencia y el nivel de detalle en las preguntas reflejaron el profundo interés y la seriedad con la que Corresponsables abordaba los temas de Responsabilidad Social. Fue una oportunidad excelente para compartir nuestras experiencias, pero también para aprender de otros pioneros en el campo.
Además, he tenido el privilegio de colaborar con Corresponsables en varias ocasiones a lo largo de los años, y tan solo puedo decir que la colaboración fue siempre ejemplar, marcada por un enfoque profesional y un respeto mutuo que hizo que el proceso fuera tanto eficiente como enriquecedor. A través de esas colaboraciones, se forjó una relación de confianza que permitió una comunicación abierta y constructiva, siempre con el objetivo de promover y mejorar las prácticas de Responsabilidad Social.
Lo que más valoro de nuestra relación con Corresponsables es el compromiso constante con la excelencia y la innovación en el campo de la Sostenibilidad. Han sido testigos de nuestra evolución, y su apoyo ha sido fundamental para avanzar en nuestras propias iniciativas. La profesionalidad y la capacidad para generar contenido relevante y bien investigado han consolidado a Corresponsables como un actor clave en el desarrollo de la Responsabilidad Social.
Como en todo camino profesional, también hemos tenido nuestras diferencias de enfoque y debates sobre ciertos temas. Sin embargo, esos momentos también han sido parte del aprendizaje y del crecimiento mutuo. En cada interacción, ha sido evidente que el objetivo común es avanzar en la integración de la Sostenibilidad en el núcleo de las estrategias empresariales y en la vida cotidiana de las organizaciones.
En definitiva, Corresponsables ha sido una parte integral del ecosistema en el que me he desarrollado profesionalmente, contribuyendo de manera significativa al avance de la Responsabilidad Social. Esta colaboración ha sido una experiencia enriquecedora, y estoy seguro de que la relación continuará siendo una fuente de aprendizaje y desarrollo en el futuro.
¿Qué papel consideras que ha tenido Corresponsables en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
En las últimas dos décadas, Corresponsables ha jugado un papel fundamental en el impulso y desarrollo de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Desde su fundación, ha sido un pilar en el ecosistema de la Sostenibilidad, contribuyendo de manera significativa al avance de este campo y a la consolidación de las prácticas responsables en el ámbito empresarial.
Una de las contribuciones más destacables de Corresponsables ha sido la de fomentar y compartir conocimiento. En un mundo en constante evolución, donde las mejores prácticas y las tendencias en Sostenibilidad cambian rápidamente, Corresponsables ha actuado como un faro de información y reflexión. Al identificar y destacar los asuntos más relevantes de la actualidad, ha permitido que los profesionales de la Responsabilidad Social estén siempre al tanto de los desarrollos más recientes y de las nuevas exigencias del entorno global.
La labor de Corresponsables al poner al alcance de las organizaciones las mejores prácticas identificadas ha sido invaluable. No solo se ha limitado a informar, sino que también ha facilitado el acceso a casos de estudio, investigaciones y experiencias que han servido de inspiración para muchas empresas que buscaban integrar la Sostenibilidad en su estrategia. Este enfoque práctico y accesible ha permitido a las organizaciones aprender de los errores y aciertos de otros, y adaptar esas lecciones a sus propios contextos.
Además, la capacidad de Corresponsables para compartir la opinión de expertos en distintas materias ha sido una de sus mayores fortalezas. En un campo tan multifacético como la Responsabilidad Social, tener acceso a perspectivas variadas y bien fundamentadas es esencial para una comprensión integral y para la toma de decisiones informadas. Los artículos, entrevistas y reportajes que han presentado han contribuido a elevar el nivel de debate y a enriquecer el conocimiento en torno a la Sostenibilidad.
Corresponsables ha sido, sin duda, una pieza clave en el ecosistema de la RSE. Su rol no solo ha sido el de un medio de comunicación especializado, sino el de un catalizador para el desarrollo y la profesionalización del campo. Ha ofrecido herramientas, recursos y un espacio para la reflexión que ha permitido a muchos profesionales de la Responsabilidad Social avanzar en sus prácticas y estrategias.
«Gracias a Corresponsables, muchas veces volvía con ideas nuevas que podía aplicar directamente en mi organización»
En mi experiencia, Corresponsables ha sido un instrumento de gran utilidad, no solo como fuente de información, sino también como un socio en el proceso de aprendizaje y desarrollo continuo. La oportunidad de colaborar y compartir conocimientos con un equipo tan comprometido ha sido enriquecedora y ha contribuido significativamente a mi propio crecimiento profesional.
Reflexionando sobre el impacto de Corresponsables, es evidente que su influencia ha sido crucial para el avance de la Responsabilidad Social. Han establecido un estándar de excelencia en la comunicación y en la promoción de prácticas responsables, y su contribución a la evolución del campo es digna de reconocimiento. Como en todo proceso de transformación, el papel de Corresponsables ha sido fundamental para construir una base sólida sobre la cual se han edificado muchas de las iniciativas y avances en Sostenibilidad que conocemos hoy en día.
En conclusión, Corresponsables ha sido mucho más que un medio especializado; ha sido un verdadero motor de cambio y un facilitador esencial en la evolución de la Responsabilidad Social. Su dedicación y compromiso han marcado una diferencia significativa en el campo de la Sostenibilidad y han ayudado a moldear el futuro de las prácticas empresariales responsables.
Javier, ¿cómo era el panorama de la RSE cuando comenzó en comparación con cómo es hoy?
Si tuviera que hacer una comparación entre el panorama de la RSE cuando comencé y el actual, diría que cualquier parecido con la realidad de esos primeros años es, sin lugar a dudas, pura coincidencia. En los inicios, la RSE era vista más como una opción que como una necesidad. Muchas organizaciones la abordaban de manera fragmentada, como si se tratara de un complemento a su actividad principal, algo más orientado a mejorar la imagen que a transformar la esencia de su modelo de negocio. La sostenibilidad, la ética y la responsabilidad eran conceptos manejados por unos pocos pioneros, pero el compromiso no era necesariamente profundo ni coherente en todo el tejido empresarial.
Hoy, el panorama ha cambiado radicalmente. Hemos sido testigos de una evolución que ha permeado no solo las estructuras empresariales, sino también la mentalidad de la sociedad en su conjunto. La RSE ha pasado de ser un tema «agradable de tener» a una necesidad imperativa. Esto no ha sido un cambio espontáneo, sino el resultado de años de desarrollo y de ciertos catalizadores que han transformado por completo el enfoque empresarial hacia la Sostenibilidad.
«Mantener altos estándares éticos y actuar con transparencia son esenciales»
Uno de los principales motores de esta transformación ha sido la evolución normativa. A lo largo de los años, las regulaciones han ido marcando el ritmo y el alcance de la RSE. Lo que comenzó como recomendaciones o guías voluntarias se ha ido formalizando en una legislación que obliga a las organizaciones a integrar prácticas responsables en sus operaciones. La normativa ha jugado un papel crucial en esta transición, desde las primeras directrices de informes no financieros hasta las leyes actuales que exigen transparencia, rendición de cuentas y cumplimiento de criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
Otro de los catalizadores ha sido el comportamiento de los inversores. Hoy, los inversores no solo buscan rentabilidad, sino también sostenibilidad. Han comprendido que las empresas que integran principios de RSE tienen un menor riesgo a largo plazo y una mayor capacidad de adaptación en un entorno global en constante cambio. Los fondos de inversión socialmente responsables y los criterios ESG han cobrado una importancia que era impensable hace unos años. La presión de los inversores ha hecho que la RSE pase de estar en un plano secundario a ocupar un lugar central en la estrategia empresarial.
Por último, aunque en menor medida, pero no menos importante, está el comportamiento de los consumidores. Si bien en los primeros años los consumidores no siempre premiaban las prácticas responsables, hoy vemos cómo la conciencia social ha aumentado exponencialmente. Los consumidores son más exigentes, más informados y más comprometidos. Buscan marcas que no solo ofrezcan productos de calidad, sino que también se alineen con sus valores. Esto ha generado una presión adicional sobre las empresas para actuar con mayor responsabilidad y transparencia.
Sin embargo, y aquí radica uno de los matices más complejos, el cumplimiento normativo ha pasado a ser un elemento clave que ahora ocupa por completo la agenda de las organizaciones. Aunque esto es positivo en muchos aspectos, también ha generado un fenómeno curioso: la presión por cumplir con las regulaciones ha llevado a muchas empresas a centrarse exclusivamente en «marcar casillas» para satisfacer las exigencias legales, dejando poco margen para desarrollar objetivos más ambiciosos o transformadores. Es decir, la RSE, en ciertos casos, ha corrido el riesgo de convertirse en una mera gestión del cumplimiento, perdiendo de vista su potencial innovador y disruptivo.
A pesar de estos desafíos, sigo viendo el panorama actual con optimismo. La RSE ha logrado integrarse en el corazón del modelo de negocio de muchas organizaciones, y aunque el camino ha sido largo y no exento de dificultades, los avances han sido notables. Nos encontramos en una fase en la que la RSE no solo es parte de las exigencias externas, sino también de las expectativas internas de las propias empresas, de su gente y de sus líderes.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos, barreras y obstáculos que enfrentaste al implementar prácticas de RSE en las primeras etapas?
Los desafíos que enfrenté al implementar prácticas de RSE en sus primeras etapas fueron numerosos y de naturaleza diversa, pero probablemente el más complejo fue la necesidad de relacionar los riesgos no financieros con su impacto económico y financiero. En un entorno donde los modelos tradicionales de gestión de riesgos se centraban casi exclusivamente en métricas financieras, plantear la inclusión de factores como la Sostenibilidad, el comportamiento ético o los riesgos sociales era, en ese momento, un verdadero desafío.
Era todo un reto conceptual. Por aquel entonces, eran muy pocas las organizaciones que hablaban de estos temas en términos económicos concretos. Aún no se habían desarrollado herramientas o marcos que facilitaran la gestión de los riesgos no financieros de una manera estructurada y cuantificable. El obstáculo más evidente era que la naturaleza de estos riesgos era distinta, y requería de una mentalidad y metodología completamente nuevas.
«Hemos sido testigos de una evolución que ha permeado las estructuras empresariales»
Particularmente en una entidad financiera, la cultura del riesgo estaba profundamente arraigada en la probabilidad y el cálculo. Nos sentíamos cómodos gestionando escenarios basados en datos históricos, proyecciones y modelos estadísticos precisos. Sin embargo, los riesgos no financieros se movían en un terreno diferente, uno que requería considerar la posibilidad de eventos difíciles de prever y cuyas consecuencias podían ser tanto inmediatas como a largo plazo.
Esto exigía una nueva forma de pensar, que ya no se basaba en la probabilidad conocida, sino en la posibilidad de lo inesperado.
Uno de los principales obstáculos fue precisamente este cambio de paradigma. ¿Cómo convencer a una organización de que los riesgos de naturaleza no financiera no podían ser gestionados de la misma manera que los riesgos tradicionales? Los riesgos climáticos, por ejemplo, no podían medirse únicamente en términos de probabilidad inmediata, sino en función de sus consecuencias a largo plazo, muchas veces desconocidas. Lo mismo ocurría con los riesgos reputacionales o sociales, que podían parecer improbables en el corto plazo, pero cuyo impacto, si se materializaban, podía ser devastador.
Recuerdo en particular las conversaciones iniciales en las que intentaba explicar cómo estos riesgos no podían ser simplemente «encajados» en los modelos tradicionales. Era como intentar meter una pieza de un rompecabezas en el lugar equivocado: por más que lo intentáramos, algo no encajaba. Tuvimos que desarrollar una nueva mentalidad, una que reconociera que la gestión de la probabilidad debía complementarse con la gestión de la posibilidad, una noción que, en ese momento, resultaba abstracta y poco tangible para muchos.
Este cambio de enfoque exigía también un aprendizaje constante. Tuvimos que empezar a crear modelos adaptados a estas nuevas realidades, a menudo partiendo de cero, sin contar con ejemplos previos o marcos establecidos. Para lograrlo, recurrimos a la colaboración entre distintas áreas de la organización y a la integración de perspectivas externas, como expertos en sostenibilidad, académicos y organismos internacionales. Fue un proceso lento, pero fundamental.
La dificultad no estaba solo en las barreras técnicas, sino también en las barreras culturales. En ese tiempo, hablar de sostenibilidad o de riesgos sociales en un contexto financiero era visto con cierta distancia, como si se tratara de temas “blandos” que no pertenecían al núcleo duro de la gestión empresarial. Pero poco a poco, a medida que las empresas comenzaron a experimentar las consecuencias de no gestionar estos riesgos, como las crisis reputacionales o las sanciones regulatorias, esa percepción fue cambiando. Hoy, por fortuna, hemos llegado a un punto en el que estos riesgos se comprenden y gestionan como parte esencial de la estrategia empresarial.
En retrospectiva, estos desafíos, aunque difíciles de enfrentar en su momento, han sido fundamentales para el avance de la RSE. Nos empujaron a innovar, a replantear nuestras estructuras y a desarrollar herramientas que, hoy en día, son claves para cualquier organización.
Como decía Albert Einstein: «No podemos resolver nuestros problemas con la misma mentalidad que usamos cuando los creamos.» Y eso es exactamente lo que se necesitaba en aquellos primeros años: cambiar la mentalidad para poder abrir las puertas a una nueva forma de hacer negocios, una que abarcara tanto los riesgos financieros como los no financieros de manera integral.
Estaríamos encantados si pudieras compartir dificultades, problemas y/o obstáculos que has conocido que otros pioneros de la RSE han enfrentado en sus organizaciones.
En los primeros años de la Responsabilidad Social, muchos de los que estuvimos involucrados en su desarrollo nos encontramos con problemas y situaciones muy similares. Lo interesante es que, aunque los desafíos eran comunes, siempre hubo un fuerte espíritu colaborativo entre nosotros, una red de pioneros que compartíamos nuestras experiencias, tanto los aciertos como los fracasos, con el fin de aprender y mejorar juntos. Esa disposición a apoyarnos mutuamente y a intercambiar mejores prácticas es algo por lo que siempre estaré eternamente agradecido.
Uno de los principales obstáculos fue la resistencia interna al cambio. Implementar la Responsabilidad Social requería una transformación profunda en la cultura organizacional, y muchas veces nos encontrábamos con barreras invisibles pero poderosas: la inercia institucional, la falta de comprensión sobre lo que realmente significaba la Sostenibilidad para el negocio.
«El cambio climático ha pasado de ser un tema periférico a ocupar un lugar central»
Otro obstáculo común, que también fue compartido por varios pioneros, tenía que ver con la medición del impacto. En aquellos primeros años, era extremadamente complicado encontrar herramientas o metodologías adecuadas para cuantificar el valor real de las iniciativas de Responsabilidad Social. Un colega en una empresa de producción me contaba cómo, en repetidas ocasiones, se esforzaban por demostrar el retorno sobre la inversión de las prácticas sostenibles a los accionistas, pero les faltaban métricas claras y estandarizadas que pudieran demostrar que la Sostenibilidad generaba valor a largo plazo. En consecuencia, la Responsabilidad Social era vista como una inversión “blanda” o secundaria, algo que podía ser relegado cuando las presiones económicas apretaban.
Asimismo, uno de los problemas más persistentes en esos primeros años fue la falta de una visión integral de la Responsabilidad Social. En muchas organizaciones, la Sostenibilidad se entendía como un conjunto de acciones descoordinadas, donde las áreas de medio ambiente, recursos humanos, relaciones comunitarias y cumplimiento operaban de manera aislada. Un pionero en una empresa multinacional me relataba cómo, a pesar de sus esfuerzos por crear una estrategia holística de Sostenibilidad, constantemente se encontraba luchando contra la fragmentación interna. Cada departamento tenía su propia agenda y prioridades, lo que hacía difícil que la Responsabilidad Social pudiera impregnar toda la organización de manera coherente. Este aislamiento de esfuerzos fue, sin duda, uno de los obstáculos más difíciles de superar, porque exigía no solo cambios estructurales, sino también un cambio de mentalidad profundo.
Otro desafío del que muchos hablaban en ese momento era la presión del corto plazo. Mientras intentábamos implementar iniciativas de Responsabilidad Social que tuvieran un impacto a largo plazo, la mayoría de las organizaciones seguían enfocadas en obtener resultados financieros inmediatos. Esto generaba tensiones entre las áreas de Sostenibilidad y las áreas más tradicionales del negocio, que buscaban satisfacer las expectativas de los accionistas a corto plazo. En una ocasión, un compañero de una importante empresa de energía compartió cómo sus esfuerzos por integrar energías renovables en la matriz energética de la compañía fueron constantemente frenados por la necesidad de mostrar resultados financieros positivos trimestre tras trimestre. Esta tensión entre el corto y largo plazo era, y sigue siendo, una de las sombras más persistentes en el ámbito de la Responsabilidad Social.
A pesar de todos estos desafíos, lo que más destaco de esa etapa es la resiliencia y el espíritu colaborativo que todos compartimos. Nos dimos cuenta rápidamente de que no podíamos hacerlo solos, y esa colaboración fue clave para aprender de los fracasos y de los éxitos de los demás. Nos compartíamos estrategias, nos alentábamos mutuamente y creamos un sentido de comunidad que, al menos en mi experiencia, fue un factor fundamental para superar las barreras iniciales.
Aprender de las mejores prácticas de otros fue algo invaluable. Recuerdo que muchas veces, después de encuentros o reuniones con otros pioneros, volvía con una nueva idea o enfoque que podía aplicar en mi organización. De alguna manera, esa colaboración se convirtió en una red de apoyo que nos permitió avanzar, a pesar de las dificultades.
Si algo puedo extraer de aquellos años es que los obstáculos, aunque formidables, también nos forzaron a innovar. El hecho de que no hubiera herramientas o estructuras predefinidas nos dio la libertad para experimentar, para crear nuevas formas de gestionar los riesgos no financieros y de integrar la Sostenibilidad en las estrategias de negocio. Y aunque el camino no siempre fue fácil, los aprendizajes de esos primeros desafíos siguen siendo una fuente invaluable de sabiduría para quienes hoy continúan avanzando en este campo.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera en RSE?
A lo largo de mi carrera en Responsabilidad Social Empresarial (RSE), he tenido el privilegio de aprender y crecer de maneras que van más allá de lo meramente profesional. La esencia de mi experiencia en este campo se puede resumir en una serie de lecciones clave, cada una de las cuales ha contribuido a mi desarrollo personal y profesional.
1. La importancia de la colaboración y el aprendizaje continuo:
Nunca he dejado de aprender en mi trayectoria. La Responsabilidad Social es un campo en constante evolución, y lo que hoy es considerado una práctica ejemplar puede cambiar rápidamente. He tenido la suerte de encontrarme con personas excepcionales a lo largo del camino, cada una de las cuales ha aportado su propia perspectiva, experiencia y conocimientos. Aprender de los demás, intercambiar ideas y estar abierto a nuevas formas de pensar han sido fundamentales para mi crecimiento. Esta mentalidad de aprendizaje continuo no solo me ha permitido mejorar en mi trabajo, sino que también ha hecho que cada día sea una oportunidad para descubrir algo nuevo y valioso.
2. El valor del enfoque holístico:
Uno de los aprendizajes más significativos ha sido entender que la Responsabilidad Social no puede ser tratada como una serie de iniciativas aisladas, sino que debe integrarse de manera holística en la estrategia empresarial. La verdadera Sostenibilidad se logra cuando los principios de responsabilidad social y ambiental se incorporan en el núcleo de la organización, influyendo en todas las áreas y procesos. Esta visión integral es crucial para crear un impacto real y duradero.
3. La relevancia de la comunicación efectiva:
He aprendido que comunicar de manera clara y transparente es esencial en la Responsabilidad Social. La capacidad de articular el valor y los beneficios de las prácticas responsables a todos los niveles de la organización y a los grupos de interés externos es clave para el éxito de cualquier iniciativa. La comunicación efectiva no solo facilita la implementación, sino que también construye confianza y fomenta un mayor compromiso con los objetivos de Sostenibilidad.
4. La resiliencia y la adaptabilidad son esenciales:
El camino hacia la Sostenibilidad está lleno de desafíos y obstáculos, desde la resistencia al cambio hasta la necesidad de adaptarse a nuevas regulaciones y expectativas del mercado. He aprendido que la resiliencia y la capacidad de adaptarse a estas circunstancias son esenciales. Enfrentar estos desafíos con una mentalidad flexible y abierta al cambio es lo que permite transformar los problemas en oportunidades de crecimiento y mejora.
5. La conexión entre la pasión y la felicidad en el trabajo:
Uno de los aspectos más gratificantes de mi carrera en Responsabilidad Social ha sido la sensación de propósito y satisfacción que proviene de trabajar en algo en lo que realmente creo. La oportunidad de contribuir a causas que tienen un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente no solo me ha permitido crecer profesionalmente, sino que también ha hecho que mi trabajo sea más significativo y satisfactorio. Esta conexión entre pasión y trabajo ha sido fundamental para encontrar una verdadera felicidad en lo que hago.
6. La importancia de la ética y la integridad:
Finalmente, he aprendido que la ética y la integridad deben ser los pilares sobre los cuales se construye cualquier estrategia de Responsabilidad Social. La credibilidad y el éxito a largo plazo dependen de la honestidad y la consistencia en las acciones. Mantener altos estándares éticos y actuar con transparencia son esenciales para ganar y mantener la confianza de todos los grupos de interés.
«La Sostenibilidad permite a las empresas diferenciarse en un mercado competitivo»
En resumen, las lecciones aprendidas en mi carrera en Responsabilidad Social han sido profundas y transformadoras. Cada experiencia, cada desafío y cada colaboración han contribuido a mi crecimiento y a la mejora de mi trabajo. Y, más allá de las competencias profesionales, me han ayudado a encontrar una mayor satisfacción y felicidad en mi vida laboral, recordándome siempre el impacto positivo que podemos tener al actuar con responsabilidad y compromiso.
Excepcional respuesta Javier… centrándonos más en ti, ¿qué destacarías de la evolución de tu trayectoria profesional y/o personal en este ámbito a lo largo de los últimos 20 años?
Reflexionar sobre la evolución en el ámbito de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y la Sostenibilidad a lo largo de los últimos 20 años me lleva a considerar varios aspectos clave que han moldeado mi trayectoria profesional y personal en este campo.
1. Transición de un enfoque periférico a una integración estratégica:
Cuando comencé mi trayectoria en Responsabilidad Social, el concepto aún era considerado por muchas empresas como un elemento «adicional» o periférico a la estrategia central del negocio. A lo largo de los años, he sido testigo de cómo la RSE ha pasado a ser un componente integral y esencial de la estrategia corporativa. Esta evolución me ha permitido profundizar en la comprensión de cómo las empresas pueden crear valor compartido, generando beneficios tanto económicos como sociales.
2. Evolución del pensamiento sistémico:
Uno de los cambios más significativos en mi forma de abordar la Responsabilidad Social ha sido la adopción de un enfoque más sistémico. En mis primeros años, las iniciativas se veían como acciones independientes: filantropía, programas comunitarios o mejoras operativas específicas. Con el tiempo, he aprendido a ver la Sostenibilidad como un sistema interconectado, donde las decisiones en un área afectan múltiples aspectos de la organización y la sociedad. Este cambio de perspectiva me ha llevado a promover mayor colaboración y coordinación entre departamentos y actores externos.
3. Impulso a la innovación y la transformación:
He comprobado que la innovación es el motor que impulsa la Sostenibilidad real y duradera. He participado en proyectos que han desafiado el status quo, explorando nuevas tecnologías, modelos de negocio y enfoques para resolver problemas sociales y ambientales. Este enfoque ha ayudado a que las empresas no solo reduzcan su impacto negativo, sino que también generen un impacto positivo.
4. Aprendizaje continuo y adaptación al cambio:
La Responsabilidad Social ha evolucionado rápidamente, y con ella, la necesidad de formarse constantemente. Durante mi carrera, me he mantenido comprometido con la formación, la participación en conferencias y el diálogo con expertos. Esta actitud ha sido clave para adaptarme a nuevas normativas, expectativas sociales y cambios tecnológicos.
5. Enfoque en la medición y reporte del impacto:
En mis primeros años, la rendición de cuentas era principalmente cualitativa y narrativa. Hoy en día, trabajo con metodologías basadas en datos que permiten evaluar el verdadero impacto de las iniciativas de Sostenibilidad. Esta evolución ha sido esencial para asegurar que las empresas no solo hablen de Sostenibilidad, sino que también demuestren resultados tangibles.
6. Liderazgo ético y humanista:
He comprendido que el liderazgo en Responsabilidad Social no solo se trata de políticas o procesos, sino de encarnar valores como la ética, la responsabilidad y la empatía. He intentado ser un defensor de la integridad, promoviendo un liderazgo que priorice el bienestar de las personas y el planeta sobre los beneficios a corto plazo.
7. Compromiso con la colaboración multisectorial:
Los grandes retos de la Sostenibilidad —como el cambio climático o la desigualdad— no pueden resolverse desde un solo sector. He trabajado activamente en crear alianzas estratégicas entre empresas, gobiernos, ONG y comunidades para maximizar el impacto colectivo.
8. Balance entre lo personal y lo profesional:
Finalmente, he integrado los valores de Sostenibilidad en mi vida personal. Ya no es solo una práctica profesional, sino un principio que guía mis decisiones cotidianas, desde el consumo hasta mi participación en causas ambientales y comunitarias. Esta integración ha enriquecido mi visión y mi compromiso con el campo.
«La Responsabilidad Social se ha convertido en un pilar fundamental de la estrategia empresarial»
La evolución de mi trayectoria en Responsabilidad Social y Sostenibilidad ha sido un viaje de aprendizaje, adaptación e innovación. Me motiva profundamente el futuro y me comprometo a seguir contribuyendo a un mundo más equitativo y sostenible.
¿Qué cambios significativos has observado en la RSE en España desde que comenzaste?
En los últimos 15 años, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en España ha atravesado una evolución profunda, reflejando tanto las tendencias globales como las particularidades del entorno local. Esta transformación ha sido notable en varios aspectos clave:
1. De la Filantropía a la Estrategia Integral:
Uno de los cambios más significativos ha sido el paso de la RSE filantrópica a un enfoque integral y estratégico. Inicialmente, la Responsabilidad Social se veía como iniciativas aisladas orientadas a mejorar la imagen corporativa. Hoy, forma parte esencial de la estrategia empresarial, integrada en todos los aspectos del negocio. La Sostenibilidad ya no es un añadido, sino una parte fundamental de la propuesta de valor y de la planificación estratégica.
2. Aumento en la Regulación y Transparencia:
La última década ha visto un incremento notable en la regulación relacionada con la Responsabilidad Social, tanto a nivel nacional como europeo. La Directiva sobre divulgación de información no financiera y diversidad marcó un punto de inflexión, obligando a las grandes empresas a reportar con mayor detalle su impacto en medio ambiente, sociedad, derechos humanos y lucha contra la corrupción. Esto ha promovido una mayor transparencia y responsabilidad corporativa.
3. El Cambio Climático en el Centro de la Agenda:
El cambio climático ha pasado de ser un tema periférico a ocupar un lugar central en las agendas de RSE. Las empresas españolas han incrementado su compromiso con la reducción de emisiones, la transición energética y la adaptación al cambio climático. Esto responde a la presión regulatoria y social, pero también a una visión empresarial de resiliencia y competitividad a largo plazo.
4. RSE como Motor de Innovación:
La Responsabilidad Social se ha consolidado como motor de innovación. Las estrategias de Sostenibilidad permiten a las empresas diferenciarse en un mercado competitivo. La economía circular, los productos sostenibles y las tecnologías limpias son ejemplos de cómo la RSE impulsa avances significativos. Además, este enfoque es clave para atraer talento, especialmente entre los jóvenes.
5. Avances en Medición y Reporte de Impacto:
Hoy en día, no basta con actuar: es necesario medir y demostrar el impacto. Las empresas están adoptando métricas más rigurosas y metodologías avanzadas para evaluar y comunicar el alcance real de sus iniciativas de Sostenibilidad.
6. Mayor Transparencia y Participación de los Stakeholders:
La relación con los grupos de interés ha evolucionado hacia una mayor inclusión y diálogo abierto. Las organizaciones involucran a los stakeholders desde el diseño hasta la ejecución de sus estrategias de Responsabilidad Social, lo que permite una mayor legitimidad y mejor gestión de riesgos y oportunidades.
«El futuro de la RSE y la Sostenibilidad estará lleno de desafíos, pero también de enormes oportunidades»
En resumen, la RSE en España ha pasado de ser opcional y accesoria a convertirse en un pilar fundamental de la estrategia empresarial. Factores regulatorios, sociales y económicos han empujado a las empresas hacia un enfoque más consciente, estratégico y sostenible.
Javier, ¿cuáles consideras que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores crees que han impulsado estos cambios?
La evolución de la Responsabilidad Social Empresarial y la Sostenibilidad en las últimas dos décadas ha estado marcada por hitos clave que han transformado el modo en que las empresas operan y se relacionan con su entorno.
Hitos principales
– Publicación de los ODS (2015):
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible proporcionaron un marco globalmente aceptado para orientar la acción empresarial en Sostenibilidad, estableciendo metas claras y medibles.
– Implementación de la Directiva 2014/95/UE (2017):
Obligó a reportar sobre impacto ambiental, social y de gobernanza (ESG), lo que elevó el nivel de rendición de cuentas
– Acuerdo de París (2015):
Estableció un compromiso global contra el cambio climático, impulsando a las empresas a avanzar hacia la neutralidad de carbono.
– Crecimiento de la Inversión Socialmente Responsable (ISR):
El auge de la ISR ha empujado a las empresas a mejorar su desempeño ESG para atraer capital.
– Surgimiento del Activismo Corporativo:
Muchas empresas han empezado a posicionarse públicamente en temas sociales y ambientales, reflejando un cambio en las expectativas sociales.
– Crisis del COVID-19:
La pandemia puso de manifiesto la interdependencia entre salud, economía y Sostenibilidad, acelerando la adopción de prácticas resilientes y tecnológicas.
Factores impulsores
– Aumento de la Conciencia Social:
Especialmente entre jóvenes, ha aumentado la demanda de transparencia y compromiso.
– Presión Regulatoria:
Normativas europeas han obligado a adoptar prácticas más sostenibles y transparentes.
– Avances Tecnológicos:
La tecnología ha permitido una mejor medición del impacto y una gestión más efectiva.
– Evolución de los Mercados Financieros:
Los inversores exigen desempeño ESG, lo que transforma los criterios de inversión.
– Crisis Globales:
Como la pandemia o el cambio climático, que han demostrado que la Sostenibilidad es una necesidad estratégica.
– Cambio en el Rol de las Empresas:
Ya no se espera que solo generen beneficios, sino que contribuyan activamente al bienestar común.
En conclusión, la RSE y la Sostenibilidad se han convertido en condiciones esenciales para el éxito empresarial y para construir un futuro justo y resiliente.
¿Podrías compartir algún momento o experiencia que haya sido especialmente memorable en tu trayectoria en RSE?
Por supuesto, estaré encantado de compartir un par de experiencias memorables, tanto positivas como negativas, que han marcado mi trayectoria en la Responsabilidad Social Empresarial.
Experiencia Positiva: La Integración de la RSE en la Estrategia Corporativa
Un momento especialmente memorable ocurrió cuando mi organización atravesaba un proceso de reflexión estratégica, liderado por una consultora de renombre. Mi rol era liderar la reflexión sobre la RSE y proponer recomendaciones para integrar la Sostenibilidad en la estrategia corporativa.
Sin saberlo, la organización ya estaba revisando su estrategia general. La presentación que elaboré fue un análisis detallado de cómo la Responsabilidad Social podía ser pilar central de la nueva estrategia. Al presentarlo ante el Comité de RSE, liderado por el Consejero Delegado, recibí una respuesta entusiasta y de gran interés.
Al día siguiente, me comunicaron que se me uniría al equipo responsable de definir la nueva estrategia. No solo valoraron mi propuesta, sino que la integraron en la estrategia corporativa. Fue un reconocimiento profundo del valor estratégico de la Sostenibilidad y un hito que reforzó mi convicción de que la RSE debe estar en el corazón de las decisiones empresariales.
«La ética y la integridad deben ser los pilares sobre los cuales se construye cualquier estrategia de Responsabilidad Social»
Experiencia Negativa: Desafíos con la Implementación de la Directiva sobre Información No Financiera
Uno de los momentos más tensos fue la implementación de la Directiva 2014/95/UE, en 2017. Muchas empresas, incluida la nuestra, se enfrentaron a grandes dificultades para cumplir con los requisitos de reporte no financiero.
La falta de herramientas adecuadas y sistemas de recopilación de datos complicó el proceso. También fue necesario formar al personal y alinear procedimientos. Recuerdo especialmente una reunión crítica en la que detectamos graves inconsistencias en los primeros informes. Las expectativas regulatorias eran altas y la presión interna, intensa. Fue un periodo estresante, que exigió revisión de procesos, colaboración intensa y aprendizaje acelerado.
¿Cuáles consideras, Javier, que han sido los pioneros en esta materia?
John Elkington: Conocido como el creador del concepto de «Triple Bottom Line» (TBL), John Elkington ha sido una figura fundamental en la evolución de la Responsabilidad Social. Su trabajo a principios de los años 90 introdujo la idea de que las empresas deberían medir su éxito no solo en términos financieros, sino también en términos de impacto ambiental y social. Su enfoque innovador ha sido una piedra angular en la integración de la Sostenibilidad en la estrategia empresarial.
Edward Freeman: Freeman es el autor de la teoría de los grupos de interés (stakeholder theory), que ha tenido una profunda influencia en cómo las empresas gestionan sus relaciones con diversos grupos de interés. Su enfoque, que destaca la importancia de considerar las expectativas y necesidades de todos los grupos afectados por las actividades empresariales, ha sido fundamental para el desarrollo de prácticas de Responsabilidad Social más inclusivas y equilibradas.
Paul Polman: Como CEO de Unilever, Paul Polman ha sido un líder visionario en la integración de la Sostenibilidad en el modelo de negocio. Su compromiso con la Sostenibilidad ha transformado a Unilever en un ejemplo de cómo las grandes corporaciones pueden liderar con propósito, alineando su estrategia empresarial con objetivos globales de desarrollo sostenible.
Curiosidades y Anécdotas
La charla de John Elkington en una conferencia: En una conferencia en la que John Elkington compartió una anécdota sobre el impacto de su concepto de Triple Bottom Line en las empresas. Contó cómo, en una reunión con ejecutivos de una gran corporación, un alto directivo se levantó y dijo: «¡Nunca había pensado en los empleados como una parte del balance final!» Esta reacción, aunque sorprendente, reflejaba la resistencia inicial que muchos enfrentaron al adaptar sus estrategias para incluir el impacto social y ambiental.
La transformación en Unilever: En una conversación con un colega que trabajó estrechamente con Paul Polman en Unilever, me contaron cómo Polman solía comenzar sus presentaciones diciendo: «Nuestro propósito es hacer el bien mientras hacemos negocios.» Esta simple pero poderosa declaración capturó el espíritu de la transformación que Unilever experimentó bajo su liderazgo, y ha servido como inspiración para muchos en el campo de la Responsabilidad Social.
¿Puedes compartir algún caso de éxito que consideres emblemático en el campo de la RSE?
Patagonia se ha consolidado como un referente en Sostenibilidad y Responsabilidad Social gracias a su fuerte compromiso con la protección del medio ambiente. Desde sus inicios, la empresa ha integrado prácticas sostenibles en su operación, utilizando materiales reciclados y orgánicos, y promoviendo el reciclaje de ropa a través de su línea “Worn Wear”. Además, la compañía ha utilizado su plataforma para abogar por el activismo climático, posicionándose como líder en el sector por su enfoque proactivo hacia la sostenibilidad.
La transparencia y responsabilidad son pilares clave en la cultura de Patagonia. La empresa implementa políticas claras sobre su cadena de suministro y publica informes detallados sobre el impacto ambiental y las condiciones laborales en sus fábricas. Esta política de total transparencia refuerza la confianza del consumidor y establece altos estándares para otras empresas. Patagonia también se destaca por su innovación y colaboración con organizaciones como The Fair Labor Association y B Lab, para mejorar las condiciones laborales y obtener la certificación B Corporation.
Las lecciones que Patagonia ofrece a otras empresas incluyen la importancia de tener una visión a largo plazo, integrando la Sostenibilidad en el modelo de negocio y haciendo de ella una ventaja competitiva. Además, destaca la autenticidad, la transparencia y la innovación como factores clave para generar impacto social y ambiental positivo. Patagonia demuestra que la Sostenibilidad puede impulsar el éxito empresarial, ofreciendo valiosas enseñanzas para aquellas compañías que buscan integrar la responsabilidad social en su operación.
Añade si lo deseas, querido Javier, cualquier otra reflexión y/o consideración que consideres oportuno.
Mientras reflexiono sobre estos años de evolución en la Responsabilidad Social, es importante recordar que cada avance, cada desafío y cada éxito es parte de un viaje más grande hacia un mundo más equitativo y sostenible.
La Responsabilidad Social no es solo un conjunto de prácticas, sino una filosofía que impulsa a las empresas a hacer el bien mientras hacen el bien para sí mismas.
«La RSE no debe ser tratada como una serie de iniciativas aisladas, sino integrada de manera holística en la estrategia empresarial»
En cada paso, desde las primeras iniciativas hasta las estrategias más sofisticadas, hay historias de esfuerzo, pasión y compromiso que nos recuerdan por qué estamos en este camino.
Cada lección aprendida, cada obstáculo superado, y cada éxito alcanzado contribuye a una visión más amplia de un futuro donde las empresas y la sociedad prosperan juntas.
¿Qué consejo le darías a las nuevas generaciones de profesionales interesados en la RSE?
A las nuevas generaciones de profesionales interesados en la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), les daría varios consejos clave para navegar y prosperar en este campo dinámico y cada vez más crucial:
1. Comprender la Interconexión Global:
La Responsabilidad Social no es solo una disciplina local; está profundamente interconectada con tendencias globales como el cambio climático, los derechos humanos, la igualdad de género y el desarrollo sostenible. Es fundamental que los nuevos profesionales entiendan cómo estas fuerzas globales afectan a las empresas y comunidades a nivel local. Aprender sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y cómo se aplican en diferentes contextos es un buen punto de partida.
2. Desarrollar una Visión Holística:
La Responsabilidad Social abarca una amplia gama de temas que incluyen lo ambiental, lo social y lo económico. Para ser efectivos en este campo, es importante desarrollar una visión holística que integre estas dimensiones. Esto significa no solo centrarse en un área específica, sino también comprender cómo todas estas partes se conectan y afectan mutuamente dentro de una empresa y en su entorno.
3. Adoptar una Mentalidad de Innovación:
La Responsabilidad Social y la Sostenibilidad son campos en constante evolución. Las soluciones del pasado no necesariamente resolverán los problemas del futuro. Por lo tanto, es vital adoptar una mentalidad de innovación y estar abiertos a nuevas ideas, tecnologías y enfoques. Involucrarse en proyectos de innovación social, economía circular o tecnologías limpias puede ser una excelente manera de adquirir experiencia y contribuir con soluciones frescas y efectivas.
4. Dominar la Medición y Reporte de Impacto:
Hoy en día, no basta con implementar iniciativas de Responsabilidad Social; es crucial poder medir y comunicar su impacto. Familiarízate con las herramientas y estándares de medición de impacto, como los informes de Sostenibilidad GRI, SASB o los indicadores de los ODS. Ser capaz de cuantificar el impacto y contar una historia convincente basada en datos es una habilidad muy valorada.
5. Fortalecer las Habilidades de Comunicación y Liderazgo:
La Responsabilidad Social no solo trata de hacer lo correcto, sino también de inspirar a otros a seguir el mismo camino. Desarrollar habilidades de comunicación y liderazgo es esencial para ser un defensor efectivo de la Sostenibilidad dentro y fuera de la organización. Esto incluye ser capaz de articular la importancia de la Responsabilidad Social a diferentes audiencias, desde los empleados hasta los directivos y las comunidades locales.
6. Buscar Mentores y Redes Profesionales:
Conectarse con profesionales experimentados en Responsabilidad Social y Sostenibilidad puede ofrecer una valiosa perspectiva y guía. Participar en redes profesionales, asistir a conferencias y unirse a asociaciones en el campo te ayudará a construir relaciones y a estar al tanto de las últimas tendencias y oportunidades en el sector.
7. Mantener la Ética y la Pasión en el Centro:
La Responsabilidad Social está impulsada por principios éticos y un compromiso con el bien común. Es fundamental mantener la integridad y la pasión por generar un impacto positivo en cada aspecto de tu carrera. La autenticidad y el compromiso genuino con la Sostenibilidad serán tu mayor fortaleza, no solo en términos de éxito profesional, sino también en la satisfacción personal que conlleva trabajar por un mundo mejor.
8. Estar Preparado para el Cambio y la Adaptación:
El campo de la Responsabilidad Social está en constante evolución, y lo que hoy es relevante puede cambiar mañana. Mantente flexible y dispuesto a aprender y adaptarte a nuevas circunstancias. La capacidad de adaptarse al cambio y aprender continuamente es una característica esencial para el éxito en este ámbito.
«Aprendí que la RSE puede ser el corazón de una estrategia empresarial exitosa y sostenible»
En resumen, mi consejo para las nuevas generaciones interesadas en la Responsabilidad Social es que cultiven una comprensión profunda de los desafíos globales, desarrollen habilidades técnicas y de comunicación, mantengan la ética en el centro de su trabajo y, sobre todo, que mantengan la curiosidad y la pasión por hacer una diferencia positiva en el mundo.
La Responsabilidad Social es un campo donde el impacto que puedes generar es inmenso, tanto a nivel profesional como personal, y aquellos que estén bien preparados tendrán la oportunidad de ser líderes de cambio en un mundo que lo necesita urgentemente.
Javier, ¿cómo ves el futuro de la RSE y la Sostenibilidad? ¿Qué retos y oportunidades anticipas para las próximas dos décadas?
El futuro de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y la Sostenibilidad se perfila como un área de transformación profunda, donde las empresas no solo enfrentarán desafíos significativos, sino que también tendrán la oportunidad de liderar el cambio hacia un mundo más equitativo, resiliente y sostenible.
Aquí comparto mi visión del futuro de la RSE y la Sostenibilidad, incluyendo los retos y oportunidades más destacados para las próximas dos décadas.
Futuro de la RSE y la Sostenibilidad
1. Integración Completa en la Estrategia Empresarial:
En el futuro, la RSE y la Sostenibilidad no serán áreas separadas o adicionales dentro de las empresas, sino que estarán completamente integradas en la estrategia central de las organizaciones. Las empresas más exitosas serán aquellas que logren alinear sus objetivos de negocio con los principios de Sostenibilidad, creando modelos de negocio que generen valor a largo plazo para todos los stakeholders: accionistas, empleados, comunidades y el medio ambiente.
2. Mayor Regulación y Transparencia:
Anticipo un aumento en la regulación relacionada con la Sostenibilidad, impulsada por gobiernos y organismos internacionales que buscarán cumplir con objetivos globales como los Acuerdos de París y los ODS. Las empresas serán cada vez más responsables no solo de sus acciones, sino también de las acciones de sus cadenas de suministro y socios. La transparencia será clave, y las empresas deberán adoptar estándares rigurosos para reportar su impacto en temas como el cambio climático, la igualdad de género y los derechos humanos.
3. Economía Circular y Regenerativa:
El futuro de la Sostenibilidad estará marcado por una transición de la economía lineal a modelos circulares y regenerativos. Las empresas no solo reducirán su impacto negativo, sino que buscarán regenerar los recursos naturales y restablecer los ecosistemas. Esto implicará un rediseño completo de productos y procesos, con un enfoque en la reutilización, el reciclaje y la minimización de residuos.
4. Innovación Tecnológica al Servicio de la Sostenibilidad:
La tecnología jugará un papel fundamental en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad. Tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el blockchain y el Internet de las Cosas (IoT) permitirán a las empresas monitorizar su impacto de manera más precisa y en tiempo real, optimizando recursos y mejorando la eficiencia. Además, se espera que la innovación en energías renovables, agricultura sostenible y materiales avanzados impulse un cambio hacia prácticas más sostenibles.
5. Incremento del Activismo Corporativo:
Las empresas serán cada vez más vistas como actores clave en la solución de problemas sociales y ambientales. No solo se esperará que cumplan con los estándares básicos de Sostenibilidad, sino que también lideren el cambio a través de su influencia y capacidad para innovar. El activismo corporativo, donde las empresas toman posiciones públicas sobre temas sociales y ambientales, será una práctica común y esperada.
«La verdadera Sostenibilidad se logra cuando influye en todas las áreas y procesos de una organización»
Retos
1. Cambio Climático y Adaptación:
El desafío más grande seguirá siendo el cambio climático. Las empresas deberán no solo reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, sino también adaptarse a los impactos del cambio climático que ya son inevitables, como eventos climáticos extremos, escasez de recursos y disrupción de las cadenas de suministro.
2. Desigualdad Social y Económica:
La creciente desigualdad económica y social será un reto significativo. Las empresas deberán desempeñar un papel más activo en la promoción de la justicia social, no solo a través de sus políticas internas, sino también influyendo en las políticas públicas y en la creación de oportunidades económicas equitativas para las comunidades marginadas.
3. Sostenibilidad en Cadenas de Suministro Globales:
La globalización ha creado cadenas de suministro complejas y extendidas. Garantizar la Sostenibilidad en cada eslabón de estas cadenas será un reto enorme, especialmente en contextos donde las normativas y estándares de Sostenibilidad son débiles o inexistentes. Las empresas deberán establecer mecanismos robustos para monitorear y mejorar las prácticas de Sostenibilidad a lo largo de toda su cadena de valor.
4. Confianza y Autenticidad:
A medida que la Sostenibilidad se convierte en un imperativo competitivo, el riesgo de “greenwashing” Mantener la confianza y la autenticidad en las iniciativas de RSE será crucial. Las empresas deberán ser transparentes y genuinas en sus esfuerzos, evitando promesas vacías y demostrando un compromiso real con el cambio sostenible.
Oportunidades
1. Liderazgo en Innovación Sostenible:
Las empresas que inviertan en innovación sostenible estarán mejor posicionadas para liderar en sus sectores. Esto incluye no solo productos y servicios más sostenibles, sino también nuevos modelos de negocio que desafíen el “status quo”, como las plataformas de economía compartida, la economía circular y la regeneración de ecosistemas.
2. Creación de Valor Compartido:
El enfoque en la creación de valor compartido, donde las empresas generan beneficios económicos al tiempo que abordan desafíos sociales y ambientales, presentará grandes oportunidades. Las empresas que logren alinear sus intereses comerciales con el bienestar de la sociedad tendrán una ventaja competitiva sostenible a largo plazo.
3. Financiamiento y Inversión Responsable:
La creciente demanda de inversiones responsables desde un enfoque ESG abrirá nuevas oportunidades para el financiamiento de proyectos sostenibles. Las empresas que cumplan con altos estándares de Sostenibilidad podrán acceder a capital a menores costos y atraer a inversores interesados en el impacto positivo.
4. Colaboración Multisectorial:
El futuro de la RSE y la Sostenibilidad estará marcado por la colaboración entre sectores. Empresas, gobiernos, ONG y comunidades deberán trabajar juntos para abordar los desafíos globales. Estas alianzas estratégicas permitirán a las empresas escalar sus esfuerzos y generar un impacto más significativo.
5. Nuevos Mercados y Oportunidades de Crecimiento:
La transición hacia una economía sostenible abrirá nuevos mercados y oportunidades de crecimiento. Sectores como la energía renovable, la movilidad sostenible, la agricultura regenerativa y la construcción ecológica se expandirán, ofreciendo a las empresas la oportunidad de crecer de manera sostenible.
En resumen, el futuro de la RSE y la Sostenibilidad estará lleno de desafíos, pero también de enormes oportunidades para quienes estén dispuestos a liderar con visión, ética y compromiso. Las empresas que integren la Sostenibilidad en su ADN, que innoven con propósito y que trabajen en colaboración con otros actores serán las que prosperen en las próximas dos décadas, no solo generando valor económico, sino también contribuyendo a un mundo más justo y sostenible.
La clave será ser proactivos, adaptarse al cambio y actuar con autenticidad y responsabilidad en cada paso del camino.
Estupendo Javier… desde un punto de vista más personal, ¿cuál consideras que ha sido tu mayor contribución al campo de la RSE?
Mi mayor contribución al campo de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) ha sido, sin duda, ayudar a transformar la visión de la Responsabilidad Social en mi organización hacía un enfoque de estrategia integral y central en la gestión empresarial. En un momento en que la RSE solía ser vista principalmente como una herramienta para mejorar la imagen corporativa, trabajé para que se entendiera como una ventaja competitiva fundamental, que debería estar alineada con la estrategia central del negocio y con sus objetivos a largo plazo.
Uno de los hitos más significativos en este proceso fue el desarrollo e implementación de un sistema ético de gestión que integrara la RSE en todos los niveles de la organización. Este sistema no solo incluyó la creación de políticas y procedimientos claros para abordar los riesgos no financieros, sino que también facilitó una cultura corporativa que valoraba la transparencia, la Sostenibilidad y la responsabilidad en cada aspecto de nuestra operación.
«Cada paso dado en sostenibilidad ha sido un acto de compromiso con un mundo más justo y resiliente»
Lo que realmente marcó la diferencia fue la integración de la RSE en la estrategia de negocio de manera transversal. Esto significó no solo cumplir con las normativas, sino también anticipar y abordar de manera proactiva los desafíos sociales y ambientales que podrían afectar a la empresa. Transformar la RSE en un componente esencial del modelo de negocio permitió a la organización no solo cumplir con sus responsabilidades, sino también innovar y liderar en su sector.
Esta contribución se reflejó en una mayor resiliencia y capacidad de adaptación de la organización ante los cambios en el entorno económico y social, así como en un fortalecimiento de su reputación y relaciones con los grupos de interés. Al final, lo que comenzó como un cambio en la perspectiva de la RSE se convirtió en una transformación integral que ayudó a posicionar a la organización como un referente en Sostenibilidad y Responsabilidad Social.
Este enfoque ha sido una lección valiosa sobre cómo la Responsabilidad Social Empresarial puede ser mucho más que una función adicional: puede ser el corazón de una estrategia empresarial exitosa y sostenible.
¿Hay algo que harías diferente si tuviera la oportunidad de comenzar de nuevo?
Si tuviera la oportunidad de comenzar de nuevo en el campo de la RSE, hay varias cosas que haría de manera diferente, basándome en las lecciones aprendidas a lo largo del camino.
– Inversión Temprana en Formación y Capacitación:
Desde el principio, habría invertido más en formación y capacitación continua para el equipo y para mí mismo. La RSE está en constante evolución, y estar al tanto de las últimas tendencias, normativas y mejores prácticas es crucial.
– Fomento de la Colaboración Multidisciplinar:
Hubiera promovido una colaboración más estrecha entre diferentes departamentos desde el inicio. La RSE no debe ser una función aislada; su éxito depende de la integración en todas las áreas de la organización.
– Enfoque Más Amplio en la Medición del Impacto:
Habría puesto más énfasis desde el principio en establecer mecanismos sólidos para medir y reportar el impacto. La medición rigurosa fortalece la credibilidad y la transparencia.
– Construcción de Alianzas Estratégicas Desde el Inicio:
Hubiera buscado formar alianzas estratégicas con ONGs, entidades gubernamentales y otras empresas desde el inicio. Estas colaboraciones amplían el alcance e impacto de las iniciativas.
– Implementación de un Enfoque Más Inclusivo:
Habría sido más proactivo en incluir a una gama más amplia de stakeholders. Involucrarlos asegura que las acciones sean relevantes, bien recibidas y efectivas.
– Adaptación y Flexibilidad en la Estrategia:
La capacidad de adaptarse a los cambios y ser flexible es crucial. Habría adoptado un enfoque más dinámico, ajustando estrategias a medida que surgen nuevos desafíos.
– Priorizar la Comunicación Abierta y Transparente:
Desde el principio, habría establecido una cultura de comunicación abierta en torno a las iniciativas de RSE. Esto alinea a la organización y construye confianza externa.
«Lo que comenzó como un cambio en la perspectiva de la RSE se convirtió en una transformación organizacional completa»
En resumen, me enfocaría en una preparación más integral, una colaboración más estrecha y una medición más rigurosa del impacto, todo ello apoyado por una comunicación y adaptabilidad constante.
¿Cómo te gustaría que se te recordara en el ámbito de la RSE?
Espero que mi legado sea el de alguien que no solo implementó estrategias, sino que inspiró una verdadera transformación en la forma en que las empresas abordan la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad.
Quiero que se me recuerde por haber cambiado la visión de la RSE de ser actividades aisladas a convertirse en una parte integral del ADN de las organizaciones.
También me encantaría que se viera en mí a alguien que promovió la transparencia y la autenticidad. Si ayudé a que más empresas fueran más honestas sobre lo que hacen y lo que no, eso sería un gran logro.
Mi esperanza es que mi trabajo haya alentado a otros a ser valientes y a pensar fuera de lo convencional. Que se recuerde que creí en la innovación y en la adaptabilidad como claves para afrontar desafíos y encontrar nuevas oportunidades.
También quisiera ser recordado como alguien que realmente se preocupaba por el impacto humano y ambiental. Si ayudé a que las empresas vieran que detrás de cada política de RSE hay personas reales, eso sería lo más valioso.
En definitiva, si mi nombre está asociado con una RSE comprometida y transformadora, me sentiría plenamente realizado.
«Lo que más valoro de Corresponsables es su compromiso constante con la excelencia y la innovación en sostenibilidad»
Para concluir, resume si es posible, Javier, cómo te gustaría que te presentáramos en el libro.
En el libro, me gustaría ser presentado como un profesional de la RSE cuya carrera ha sido marcada por un compromiso profundo con la transformación de la Responsabilidad Social Empresarial.
He trabajado para demostrar que la RSE no es solo un conjunto de iniciativas superficiales, sino un motor de cambio real que puede transformar la cultura empresarial. Mi enfoque siempre ha sido promover una integración auténtica de la Sostenibilidad en todas las facetas del negocio, e impulsar la transparencia y la medición rigurosa del impacto.
Mi legado está ligado a la idea de que la RSE puede ser un catalizador de innovación, adaptabilidad y responsabilidad genuina. Me enorgullece haber colaborado con otros pioneros, compartiendo aprendizajes y visión.
Me gustaría que mi nombre evocara un compromiso sincero con un futuro más justo y sostenible, y una pasión por hacer que la RSE marque una diferencia significativa en el mundo.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables y en la Buena Práctica de Grupo Cooperativo Cajamar en el Anuario Corresponsables 2025.