Entrevista para Corresponsables con Benjamín Herranz, Presidente de Hersill, y Mayte Urizar, Directora de Comunicación, en la que analizan el enfoque de la compañía en materia de responsabilidad social, cooperación internacional y compromiso ético. Hersill, empresa española dedicada al diseño y fabricación de equipamiento médico desde hace más de medio siglo, integra la Sostenibilidad en su actividad mediante la producción local, la mejora continua de sus procesos y la colaboración con fundaciones y organizaciones sociales.
La conversación aborda cómo la compañía estructura sus diferentes líneas de Responsabilidad Social, el criterio con el que seleccionan las causas que apoyan, la importancia de comunicar con rigor y transparencia y el impacto que generan sus iniciativas tanto dentro como fuera de España. Benjamín Herranz y Mayte Urizar repasan además las acciones vinculadas al empleo de calidad, el cumplimiento ético, la gestión ambiental y las donaciones a proyectos de cooperación, así como los retos futuros para seguir fortaleciendo su compromiso social.
¿Cuándo y cómo surge en Hersill el interés por aportar algo al mundo desde el punto de vista de la responsabilidad social corporativa?
Benjamín Herranz: Esta pregunta tiene varios aspectos que me gustaría desglosar: uno es “el interés”; otro, el “aportar algo al mundo”; y otro, el «concepto» de responsabilidad social corporativa.
Empezando por “aportar algo al mundo”: el mundo es muy grande, pero todas las empresas aportan algo a su entorno. Aportan empleo y riqueza, por ejemplo, a través del pago de impuestos o salarios, y eso lo hacen aunque no tengan ninguna actividad específica de responsabilidad social empresarial.
En cuanto al concepto, la responsabilidad social empresarial es aquello que aporta una empresa sin que la ley le obligue a hacerlo. Ese concepto hay que tenerlo siempre presente porque en Europa tenemos tanta legislación que muchas cosas ya no son voluntarias, sino simplemente ley. La igualdad de género, por ejemplo, quizá en otros países es un gesto de responsabilidad social, pero aquí es obligatorio.
Respecto al interés, estoy seguro de que muchos empresarios tienen interés en cooperar, pero no solo es cuestión de interés: hace falta desarrollar una “rama” dentro del árbol de la empresa. La empresa tiene muchas ramas —cada una sería un departamento— y la rama de la responsabilidad social necesita tiempo y dinero para desarrollarse. Por ejemplo, si quieres establecer un programa de donaciones, primero necesitas un acuerdo entre los socios. Eso ya tiene su historia, porque hay que convencerles de que parte de los beneficios se destinen a un gasto que no es obligatorio y que se detrae de los dividendos o de los fondos propios. Luego hay que designar un presupuesto. Y después hay que asegurarse de que el dinero donado llega a su destino. Existe mucha inquietud con la trazabilidad de las donaciones.
Una vez acordado todo, hay que designar a la persona de la empresa que gestionará estos proyectos. En nuestro caso suele ser Mayte, aunque también se implica contabilidad, fabricación —por ejemplo, si hay que preparar paquetes—, montaje o incluso ventas. Es decir, desarrollar la “ramita” de la responsabilidad social implica a toda la empresa.
¿Cuál es la importancia de dar voz a estas iniciativas de responsabilidad social corporativa?
Mayte Urizar: El origen de darles visibilidad es muy reciente. Surgió de manera natural. Pensamos que era importante comunicarlo para que clientes, proveedores y, sobre todo, nuestros empleados conocieran el valor de estos proyectos.
Nosotros fabricamos equipamiento médico para cuidar la salud de las personas, pero también se puede cuidar la salud de otras maneras. Por eso seleccionamos fundaciones muy vinculadas al ámbito de la sanidad. Es una forma más de contribuir a nuestro propósito.
Además, creemos que es importante que más empresas se sumen, porque hay muchas maneras de colaborar.
¿Qué criterios y procesos siguen para elegir qué causas apoyan?
Benjamín Herranz: En lo referente a donaciones a fundaciones, elegimos aquellas con las que compartimos objetivos, como comentaba Mayte: proyectos relacionados con sanidad, educación o infraestructuras esenciales, como centrales solares que puedan abastecer a clínicas o colegios. Apoyamos proyectos con los que nos sentimos identificados y que consideramos fiables.
Otro criterio importante: cuando es posible, preferimos donar dinero para que los equipos se compren localmente en el país de destino. Enviarlos desde España resta negocio al comercio local y queremos contribuir también al desarrollo económico de esos países, no solo a resolver un problema puntual.
También quiero mencionar algo que pocas veces se tiene en cuenta: hay donativos que se hacen porque pueden tener un retorno económico. No está mal, me parece legítimo. Pero hay otros donativos en los que no hay ninguna intención de retorno o este sería remoto. En nuestro caso diferenciamos ambas partidas, aunque a veces no es tan fácil clasificarlas.
¿Cómo comunica Hersill estas iniciativas?
Mayte Urizar: Utilizamos los mismos canales que empleamos para la comunicación corporativa: nuestro blog, la newsletter, comunicados internos a través de WhatsApp, notas de prensa, medios y redes sociales. También compartimos los contenidos que publican las fundaciones con las que colaboramos.
¿Cómo involucran a los empleados de la compañía?
Benjamín Herranz: Esta faceta aún no está muy desarrollada. Hemos hecho algunas cosas, como un mercadillo solidario o campañas del Banco de Alimentos, pero no es fácil. Somos una empresa pequeña: actualmente contamos con 72 empleados. No somos una gran empresa con miles de empleados que puede organizar grandes programas de voluntariado. Es un área en la que todavía podemos mejorar.
¿Cuál es la importancia de fabricar productos en España y cómo contribuye esto a la Sostenibilidad del planeta?
Benjamín Herranz: Diseñar y fabricar en España, utilizando siempre que es posible proveedores locales, evita transporte desde sitios lejanos y tiene evidentes beneficios para el país.: las empresas que diseñan y fabrican aquí generan mucha más riqueza que las que solo distribuyen productos de fuera.
Pero también hay que tener cuidado, porque la economía de muchos países pobres depende en parte de su exportación. Si les ponemos demasiadas trabas, frenamos su desarrollo. Hay que encontrar un equilibrio.
¿Qué errores se deben evitar al comunicar acciones de Responsabilidad Social Corporativa?
Mayte Urizar: Creo que hay que evitar un tono demasiado comercial y no convertir a la empresa en la protagonista. El protagonismo debe ser de la ONG o fundación. También ayuda la credibilidad compartir datos y evolución real de los proyectos, algo que en nuestro caso nos suministran anualmente las ONG’s a través de su informe de resultados»..
¿Cuáles son los proyectos que más les ilusionan?
Benjamín Herranz: A mí me motivan especialmente las donaciones a fundaciones que trabajan en África. Es un continente muy castigado, históricamente y hoy en día, y cualquier ayuda tiene un impacto enorme.
Pero además de estas donaciones, tenemos varias facetas de responsabilidad social que considero igualmente importantes. Las resumimos en una diapositiva que compartimos con quienes nos visitan, y dice así:
- Creamos riqueza para la sociedad fabricando productos útiles de la forma más eficiente posible.
- Cumplimos con la legislación y evitamos la corrupción.
- Ofrecemos empleo de calidad, según los criterios de la Organización Internacional del Trabajo (retribución, estabilidad, seguridad, no discriminación, etc.) y colaboramos con centros especiales de empleo para personas con discapacidad.
- Somos respetuosos con la naturaleza (tenemos un certificado de gestión medioambiental desde hace años, sin obligación legal).
- Apoyamos proyectos de fundaciones locales, como Cruz Roja Móstoles, Banco de Alimentos, Saniclown o Músicos por la Salud, y de cooperación al desarrollo como Recover, Atabal o Vicente Ferrer.
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