En el Día Mundial de las Cooperativas, dentro marco del Año Internacional de las Cooperativas, Oikocredit celebra 50 años de historia como una cooperativa que ha generado valor e impacto dentro del propio movimiento cooperativo global. Con 111 cooperativas financiadas, 51 en inclusión financiera y 58 en el sector agrario, Oikocredit apuesta por un modelo colaborativo que no solo transforma comunidades con bajos ingresos, sino que lo hace con conocimiento, compromiso y propósito compartido.
Fundada en 1975 por iniciativa del Consejo Mundial de Iglesias, Oikocredit nació como respuesta a la necesidad urgente de canalizar capital hacia proyectos que mejoraran la vida de personas con bajos ingresos en todo el mundo. Desde sus inicios, adoptó una identidad única en el ámbito financiero: una entidad de inversión que, lejos de seguir una lógica bancaria tradicional o perseguir retornos inmediatos, se rige por los principios de la cooperación. Como cooperativa de inversión comprometida con la equidad, la gobernanza democrática y la sostenibilidad, ha mantenido firme su vocación de generar impacto social positivo y duradero en cada una de sus acciones.
“En Oikocredit sabemos, por experiencia propia, que cuando las organizaciones se construyen sobre valores como la participación, la confianza y la solidaridad, el impacto es real y duradero”, comenta Pablo Sánchez, Responsable de Relaciones con inversores en España de Oikocredit. Como entidad con estructura y visión cooperativa, no solo apoyamos a otras, sino que caminamos junto a ellas, compartiendo aprendizajes y retos. En este año tan simbólico para nosotros, celebramos el poder transformador de unir esfuerzos desde un propósito común.”
Una red global de impacto cooperativo
En sus 50 años de trayectoria, Oikocredit ha consolidado alianzas clave que han generado cambios significativos en todo el mundo. Un ejemplo destacado es la colaboración con CARD Cooperativa en Filipinas, que va más allá de proporcionar microfinanzas, transformando comunidades rurales mediante el desarrollo cooperativo e inclusivo. En Ecuador, Oikocredit ha establecido una alianza con la Cooperativa Atuntaqui para ampliar el acceso a viviendas asequibles y servicios financieros. Además, a través del programa AgriGRADE — apoyado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos — adopta un enfoque sistemático para fortalecer los paisajes cooperativos de manera más eficaz.
Estas asociaciones demuestran que las cooperativas forman una red global con un propósito común. En este Año Internacional de las Cooperativas, Oikocredit reafirma su papel como pionera dentro de esta red, apoyando el modelo cooperativo a través de alianzas con organismos como la Alianza Internacional Cooperativa (ICA) y la red CM50.
Un aspecto central de su enfoque es el “capital paciente”: inversiones a largo plazo enfocadas en un impacto social duradero, incluso en contextos donde otros actores no arriesgan. Su estructura cooperativa prioriza la gobernanza inclusiva y la sostenibilidad sobre el retorno financiero inmediato.
El Proceso de Identidad Cooperativa, lanzado en 2024, fortalece sus valores de participación, inclusión y solidaridad, asegurando que su misión se mantenga firme frente a los retos del mundo financiero actual.
Cooperativas que transforman vidas en comunidades locales
En el día a día de miles de personas, las cooperativas no solo ofrecen servicios financieros, sino que se convierten en motores de cambio y esperanza. A través de su trabajo cercano con las comunidades, estas organizaciones impulsan sueños, construyen oportunidades y transforman realidades. Se trata de redes de apoyo que fortalecen el tejido social, empoderan a las personas y fomentan el desarrollo inclusivo en cada rincón donde operan.
En Kenia, UNAITAS SACCO Society Ltd impulsa el ahorro y el acceso al crédito para sus miembros, ayudándoles a construir un futuro más estable para sus familias. Mientras tanto, en República Dominicana, CONACADO, la Confederación Nacional de Cacaocultores, apoya a pequeños productores de cacao, promoviendo prácticas sostenibles que no solo mejoran sus ingresos, sino también la salud de sus comunidades y el medio ambiente.
En Perú, la Cooperativa Norandino ofrece servicios financieros a quienes a menudo quedan fuera del sistema tradicional, facilitando oportunidades para crecer y salir adelante. Ecuador cuenta con cooperativas como Jardín Azuayo y Sol & Café, que trabajan directamente con personas y productores locales, apoyándolos con acceso a créditos, ahorro y servicios que impulsan proyectos de vivienda, agricultura y desarrollo comunitario.
“Las cooperativas son actores clave para construir sociedades más resilientes, justas y sostenibles. En Oikocredit, creemos firmemente que cuando las cooperativas se apoyan entre sí, se potencian mutuamente. Y ese es nuestro propósito: ser una cooperativa que crea valor en otras cooperativas”, concluye Pablo Sánchez.
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