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Roberto Martínez Fernández lleva más de tres décadas impulsando un modelo empresarial más humano, consciente y responsable. Ingeniero químico de formación y pionero en la gestión ambiental, llegó a la Responsabilidad Social en 1987 “a través del medio ambiente”, como él mismo recuerda, para convertirse con el tiempo en una de las voces más influyentes en el campo de la conciliación y los valores intangibles dentro de las organizaciones. “Publicar mi primer artículo sobre Responsabilidad Social en 2002 y asumir la dirección de RSE en Novotec fueron pasos clave; desde entonces no he dejado de trabajar en este ámbito… ¡y ya han pasado 37 años en el oficio!”, rememora con orgullo.
Desde 2005, lidera la iniciativa efr en Fundación Másfamilia, considerada una referencia internacional en conciliación laboral, familiar y personal. Bajo su liderazgo, el modelo ha certificado a más de 1.000 organizaciones en más de diez países, extendiendo la bandera de la conciliación desde España hacia Europa y América Latina. “En aquel entonces teníamos muchos sueños y pocas realidades. Hoy, con el respaldo de empresas como BBVA, Telefónica o Nutresa, somos un estándar consolidado”, afirma. Su trayectoria ha estado también marcada por reconocimientos institucionales como la Medalla al Mérito Civil, el aval de Naciones Unidas y la confianza continuada de entidades públicas y privadas.
Consciente de los avances logrados, pero también de los retos aún pendientes, reivindica una RSE rigurosa, transformadora y basada en evidencias: “Deberíamos haber desarrollado metodologías fiables para establecer la relevancia real de la RSE en cada organización. De lo contrario, todo parece valer… y eso debilita el concepto”. Y, ante las nuevas generaciones, lanza un mensaje directo: “Disfrutad de esta profesión. Os permitirá trabajar con un gran propósito y dejar huella”.
En el marco del 20º Aniversario de Corresponsables, Roberto Martínez destaca el papel clave del medio como “referente en España y Latinoamérica” y valora la relación construida desde sus inicios. “Conocí a Marcos González en 2005, cuando ambos proyectos arrancaban. Desde entonces hemos compartido muchas cosas, incluyendo experiencias paralelas en Latinoamérica, que han sido especialmente enriquecedoras. Gracias al trabajo de Corresponsables, la Responsabilidad Social ha pasado de ser un concepto reservado a intelectuales a convertirse en un tema cotidiano y práctico para muchas empresas. Y eso es mucho decir”.
Roberto, ¿cómo fue ese primer contacto con el mundo de la Responsabilidad Social y qué te motivó a vincular tu trayectoria profesional a este ámbito?
Soy de los que llegó a la Responsabilidad Social a través del medio ambiente. Para situarnos, hay que remontarse a 1987, cuando era estudiante de Ingeniería Química con especialidad en Tecnologías del Medio Ambiente. En esa etapa tuve la suerte de trabajar junto a un profesor pionero en este campo, José Luis Ovelleiro, en Zaragoza. Aquella experiencia marcó mi forma de entender la relación entre empresa, sociedad y entorno.
Años después, en 2002, publiqué mi primer artículo con el título de Responsabilidad Social, que conservo como un auténtico tesoro. Ese mismo año asumí el cargo de Mánager de RSE en Novotec Consultores. Hay que recordar que por entonces acababa de publicarse el Libro Verde de la UE para el fomento de la RSC, en 2001. Desde entonces no he dejado de trabajar en este ámbito… ¡y ya han pasado 37 años en el oficio!
¿Cómo recuerdas aquellos inicios? ¿Qué personas y experiencias marcaron ese primer impulso profesional hacia la RSE?
Guardo con especial cariño aquella primera etapa, en la que éramos muy pocos los que trabajábamos, o intentábamos trabajar, en RSE. En ese contexto, el Foro de AECA, coordinado y liderado por José Luis Lizcano, fue clave: reunía a estos primeros pioneros, muchos de ellos, por cierto, de mi natal y querida Zaragoza, como Juan Royo, Mariano Moneva o Víctor Viñuales.
“Llegué a la Responsabilidad Social a través del medio ambiente, cuando aún casi nadie hablaba de ello”
Y no puedo olvidar a los primeros clientes que confiaron en mí en esos años iniciales: Coca-Cola, Saint-Gobain, RENFE o el Club de Excelencia en Sostenibilidad. A todos ellos les estaré siempre agradecido. Fueron los que apostaron por una visión entonces incipiente, pero que con el tiempo ha demostrado ser fundamental para construir un modelo empresarial más consciente y comprometido.
¿Cuál fue el primer proyecto de Responsabilidad Social en el que te involucraste directamente? ¿Qué significado tuvo para ti en ese momento?
Seguramente fue la primera Memoria de Sostenibilidad encargada por AVE Renfe en 2001, con datos del año 2000. Por entonces, nos guiábamos por las directrices del GRI publicadas en el año 2000, y esa memoria resultó pionera en su planteamiento.
“En 2005 teníamos muchos sueños y pocas realidades. Hoy la iniciativa efr es un referente en diez países”
Hace tan solo unos días tuve la oportunidad de reencontrarme con Juan Luis Martín Cuesta, entonces Director de AVE, y recordar juntos aquellos tiempos. En ese momento no era nada fácil vislumbrar el largo recorrido que tendría la Responsabilidad Social, pero sentíamos que estábamos sembrando algo importante.
¿Cómo describirías el panorama de la RSE en aquellos años en comparación con el momento actual?
Recuerdo claramente una especie de “batalla” entre quienes veníamos del ámbito del medio ambiente, y que nos habíamos acercado al concepto de Sostenibilidad en los años 90, tras la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, y aquellos que, ya en los primeros años del siglo XXI, se sumaban al carro de la RSE desde otras disciplinas como la calidad, la excelencia o la comunicación.
Fue un debate algo absurdo, porque en realidad ambos conceptos perseguían propósitos comunes. Yo mismo defendí desde entonces que acabarían convergiendo, como así ha sido con el tiempo.
Tras aquella buena experiencia en los inicios con Renfe, ¿con qué obstáculos te encontraste también al tratar de consolidar las prácticas de RSE en las organizaciones?
En aquel momento, la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad eran vistas casi exclusivamente como cuestiones de reporte y comunicación externa. Se empezaba la casa por el tejado. Fue una lucha constante con compañías y administraciones públicas para hacerles ver que esto no iba de contar sus veleidades, sino de transformar la gestión.
“Las primeras memorias de Sostenibilidad eran un acto de fe; sabíamos que sembrábamos algo importante”
Era el inicio del greenwashing y del socialwashing. Muchos departamentos estaban liderados por profesionales de la comunicación sin una formación sólida en las raíces del concepto, lo que dificultaba que entendieran su verdadera trascendencia para las organizaciones.
Además de esas resistencias internas, ¿qué papel jugaban los responsables públicos y la regulación en aquel contexto inicial?
Pues es interesante recordar que nos encontramos con obstáculos importantes en el ámbito institucional.
“La falta de formación y criterio en los responsables públicos dificultó mucho los avances en RSE”
A menudo, los cargos públicos que asumían responsabilidades en esta materia, ya fuera a nivel estatal o autonómico, carecían de experiencia o conocimiento específico. Muchos simplemente se limitaban a replicar las directrices que llegaban desde la Unión Europea, sin desarrollar un criterio propio ni impulsar políticas realmente transformadoras.
A lo largo de estos años has trabajado con muchas organizaciones. ¿Qué momento o experiencia destacarías como especialmente significativa en tu recorrido profesional dentro de la RSE?
Los recuerdos más memorables los asocio a mi actual etapa como Director de la iniciativa efr en Fundación Masfamilia. Algunos hitos me vienen rápidamente a la mente: el primer certificado que otorgamos en 2005, la primera entidad no española en 2008, o el día en que aparecimos en el diario económico Expansión en 2006.
También recuerdo con cariño nuestras intervenciones en radio y televisión, los reconocimientos institucionales como la Medalla al Mérito Civil o el respaldo de Naciones Unidas. Pero si hay algo que valoro por encima de todo, es la confianza continua de las organizaciones que, año tras año, siguen apostando por nosotros.
Y en este camino de largo recorrido, seguro que has compartido experiencias con otras personas o entidades clave. ¿A quiénes consideras pioneros o referentes en este ámbito?
Siendo sincero, me considero parte de ese grupo de pioneros. Si tuviera que ilustrarlo con una imagen, sería la foto del Foro AECA.
En el ámbito político y social, destacaría especialmente a Ramón Jáuregui. Fue, sin duda, el político más visionario en este campo. Nada más iniciar la aventura efr, me entrevisté con él para contarle mi proyecto. Me animó a seguir adelante, y ese respaldo inicial significó mucho.
A lo largo de tu trayectoria has podido observar muchos ejemplos inspiradores. ¿Qué casos de éxito destacarías como especialmente representativos del avance en materia de Responsabilidad Social?
Honestamente, creo que Forética es un caso de éxito en España. No estamos acostumbrados a ver iniciativas de este tipo tan consolidadas. También me parece imprescindible mencionar a Fundación ONCE y a sus empresas vinculadas, que han sido siempre un referente cuando hablamos de RSE.
“Forética, Fundación ONCE y Corresponsables han sido claves en la consolidación del modelo en España”
También destacaría nuestra propia iniciativa, efr, en el ámbito de la conciliación, que ha llevado nuestra bandera por medio mundo y sigue creciendo con fuerza.
Y, por supuesto, no puedo dejar de lado a Corresponsables. Es un medio de comunicación que se ha convertido en referencia tanto en España como en Latinoamérica en todo lo relacionado con la Responsabilidad Social.
Y hablando de Corresponsables… ¿cómo recuerdas ese primer contacto con el proyecto, y cómo valoras su papel en estas dos décadas de trayectoria?
Conocí a Marcos González, y con él a Corresponsables, nada más incorporarme a la iniciativa efr en 2005. Recuerdo que conversamos sobre nuestros respectivos proyectos, ambos en fases muy iniciales, y nos animamos mutuamente a seguir adelante. ¡Veinte años después, aquí seguimos los dos!
Desde entonces hemos compartido muchas cosas, incluyendo experiencias paralelas en Latinoamérica, que han sido especialmente enriquecedoras. Creo que el papel de Corresponsables ha sido protagonista, siempre del lado de las buenas prácticas, ayudando a que la RSE esté presente en el día a día estratégico de las organizaciones.
Gracias al trabajo de Corresponsables, revistas, anuarios, eventos…, la Responsabilidad Social ha pasado de ser un concepto reservado a intelectuales a convertirse en un tema cotidiano y práctico para muchas empresas. Y eso es mucho decir.
Después de tantos años vinculado a este campo, ¿qué aprendizajes fundamentales te ha dejado la Responsabilidad Social como profesional?
Lo que más me ha enseñado la RSE es que, al tratarse de un concepto tan amplio, con tantos ángulos y matices, resulta muy difícil avanzar de forma consensuada. A día de hoy, por ejemplo, todavía no existe un acuerdo claro sobre la taxonomía social en la Unión Europea, lo que da cuenta de lo complejo que sigue siendo avanzar en algunos aspectos.
“Nos enfrentamos a un nuevo riesgo: convertir la RSE en dogma sin ciencia ni profesionalidad”
Cuanto más grande y relevante es el concepto, más complicado resulta ponerlo en práctica, ya que intervienen multitud de intereses difíciles de conciliar.
Y si miras tu propia evolución personal y profesional, ¿qué destacarías de estas dos décadas al frente de la iniciativa efr u otros proyectos?
En estos 20 años he dirigido la iniciativa efr en materia de conciliación de la vida personal, familiar y laboral. Por tanto, todo mi crecimiento profesional, y me atrevería a decir que también personal, ha estado vinculado al desarrollo de este proyecto.
En 2005 teníamos muchos sueños y pocas realidades. Hoy contamos con más de 1.000 entidades efr certificadas en más de 10 países. Y aunque todavía queda camino por recorrer, creemos sinceramente que nos hemos consolidado como el referente en la materia.
En ese recorrido, ¿qué cambios significativos destacarías en la evolución de la RSE en España?
La RSE de 2025 no tiene nada que ver con la del año 2005. Hoy en día es un tema que ocupa y preocupa tanto a instituciones y administraciones públicas como a empresas medianas y grandes.
“El mayor reto sigue siendo definir metodologías útiles para identificar la materialidad real en RSE”
Quizás el gran reto pendiente está en llegar a las pymes y a las microempresas, pero en cualquier caso, lo que ya no se ve es alguien que presuma de no ocuparse de esta materia. El riesgo ahora es el contrario: el llamado socialwashing.
¿Y cuáles crees que han sido los principales hitos que han marcado esta evolución? ¿Qué factores han sido clave para impulsar el cambio?
Creo que la legislación europea ha evolucionado notablemente y ha obligado a avanzar también en los Estados miembros, especialmente con la exigencia de reportar.
Pero si tengo que señalar un punto de inflexión claro, sería la incorporación del mundo financiero y de los mercados de capitales a este ámbito. Primero con las siglas ISR (Inversión Socialmente Responsable) y ahora bajo el paraguas ESG.
Nos guste más o menos, la inversión y el crédito siguen siendo motores que mueven el mundo, y lo hacen de manera global.
Después de más de 25 años de reflexión en torno a la RSE, ¿qué consideras que sigue pendiente? ¿Qué cuestiones te siguen preocupando?
Llevamos décadas hablando de RSE, pero creo que no hemos resuelto el que considero su verdadero núcleo: ¿estamos hablando de materialidad o de relevancia?
Habríamos debido desarrollar metodologías contrastadas que permitieran a las empresas identificar con rigor cuáles son los ítems o dimensiones de la RSE más relevantes para ellas. De lo contrario, todo parece valer… y eso debilita el concepto.
En este contexto de transformación, ¿qué consejo ofrecerías a las nuevas generaciones de profesionales que hoy comienzan en este campo?
No soy muy dado a dar consejos, pero simplemente les diría que disfruten de la profesión que han elegido. Les permitirá avanzar, desarrollarse y trabajar con un propósito muy valioso.
Ellos serán también quienes protagonicen el futuro. ¿Cómo visualizas el porvenir de la RSE y qué retos les anticipas para las próximas décadas?
Lo miro con optimismo. No hay vuelta atrás: la RSE va a adquirir cada vez más peso y relevancia en las organizaciones.
“La inversión y el crédito han sido el punto de inflexión que ha empujado a las empresas al cambio”
Pero también percibo un riesgo. Me preocupa cuando se abandona el rigor y la ciencia para abrazar una visión casi religiosa o sectaria, como sucede con algunos movimientos extremos. El fenómeno Greta Thunberg es un ejemplo de ello. Y no lo digo por el fondo del mensaje, sino por la forma. En la RSE necesitamos ciencia, profesionalidad y equilibrio, no dogmas.
Con la mirada puesta en ese futuro y en la trascendencia de las acciones que construyen un legado en el ámbito de la Responsabilidad Social Empresarial: ¿qué te gustaría destacar como tu mayor aportación al campo de la RSE?
Sin lugar a duda, lo que más valoro es haber impulsado desde el inicio la iniciativa efr. Hemos logrado que la conciliación y su gestión formen parte del radar de muchas organizaciones, y hemos llevado esta propuesta a distintos países, donde ya se identifica como una seña de identidad asociada a España.
Y, con la sabiduría de la experiencia, ¿hay algo que harías diferente si empezaras de nuevo?
Si pudiera volver atrás, tal vez habría trabajado más decididamente por definir una metodología robusta para ayudar a las empresas a establecer su materialidad o relevancia. Habría promovido un grupo de trabajo específico con los profesionales más cualificados para liderar esta cuestión, tanto en España como en el entorno europeo.
Y para cerrar entonces, Roberto… ¿cómo te gustaría que se te recordara dentro de este ámbito?
Como uno de los pioneros en el ámbito de la Responsabilidad Social, el medio ambiente y la conciliación en España. Son disciplinas que han marcado mi trabajo y mi trayectoria durante muchos años, y con las que me siento profundamente identificado.
“Me gustaría ser recordado como pionero en RSE, conciliación y medio ambiente en España”
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