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Con una trayectoria marcada por la acción, la coherencia y el compromiso, Daniela Toro descubrió el concepto de Responsabilidad Social en 1998 mientras cursaba un máster en Economía Social en la Universidad de Barcelona. “Al leer esas palabras, algo dentro de mí dio un pequeño respingo, como si encajaran dos piezas de un puzzle”, recuerda. Desde entonces, ha consagrado buena parte de su carrera profesional a impulsar una visión transformadora de la Sostenibilidad, desde la estrategia empresarial hasta el activismo institucional.
Daniela ha formado parte de proyectos pioneros en Venezuela, como el primer balance nacional de RSE en la industria del petróleo, y ha participado activamente en la elaboración de políticas, planes de acción social y programas de formación en grandes corporaciones. “Viéndolo en perspectiva, me doy cuenta de que era bastante ambiciosa y atrevida”, reconoce con franqueza. Su mirada crítica y constructiva también pone en valor los cambios del sector: “Las grandes consultoras se apoderaron de la RSE y mataron ese espacio de creatividad en el que cada empresa podía diseñar su manera de hacer las cosas sin normativas rígidas”.
“No es necesario expropiar ni explotar para crear algo bello y con valor”
Con motivo del 20º aniversario de Corresponsables, no duda en señalar su papel como referente en el impulso de la RSE: “Corresponsables ha sido la organización responsable de crear el relato de la RSE en España y parte de América Latina”. Y añade: “Existían muchas consultoras ayudando a las empresas a gestionar su RSE, pero no había ninguna que diera visibilidad a las personas, las empresas y las iniciativas. En ese sentido, ha sido una organización visionaria”.
Daniela, ¿cuándo comenzó a interesarse e involucrarse en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad?
La primera vez que leí las palabras Responsabilidad Social juntas fue en el año 1998, en un libro que formaba parte del Máster de Economía Social que cursaba en la Universidad de Barcelona. Recuerdo que, al leerlo, algo dentro de mí dio un pequeño respingo, como si encajaran dos piezas de un puzzle. Desde entonces he dedicado gran parte de mi vida profesional a la Responsabilidad Social.
“La primera vez que leí las palabras Responsabilidad social juntas fue en el año 1998”
Tras finalizar el máster, regresé a Venezuela y fui contratada por Petróleos de Venezuela para realizar el primer balance de la industria. Pero no se trataba solo del balance de esa empresa, sino del de todo el país. Yo era apenas una pipiola de 28 años que acababa de volver de Europa con ganas de comerse el mundo. La empresa ya llevaba varios años trabajando este tema, y tuve la suerte de poder integrarme en ese proceso y de conocer a muchas personas del sector. Formé parte del grupo que redactó la política de RSE, el plan de Acción Social y hasta el programa de formación en Responsabilidad Social para los ingenieros de la empresa. Viéndolo con perspectiva, me doy cuenta de que era bastante ambiciosa y atrevida.
Como anécdota divertida, recuerdo que se me ocurrió que era buena idea enviarle un email a Simon Zadek, fundador de la AA1000, para pedirle consejo sobre cómo enfocar la RSE en la empresa. Y, para mi grandísima sorpresa… ¡me respondió! 😮 A partir de allí intercambiamos algunos correos más, y lo mejor es que aún los conservo.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzó en comparación con cómo es hoy?
Recuerdo aquellos años de inicios de los 2000 como una época linda, en la que todo estaba por hacerse. Había mucha libertad y mucha creatividad. Varios enfoques convivían sin problema alguno, y existía una gran producción de contenido tanto desde la academia como desde las empresas. ¡Y el GRI aún ni existía!
“Yo solo era una pipiola de 28 años que acababa de volver de Europa con ganas de comerse el mundo”
Con el tiempo, siento que, para bien o para mal, las grandes consultoras se apoderaron de la RSE, y con ello se fue perdiendo aquel espacio creativo donde cada empresa podía diseñar su forma de actuar, sin imposiciones ni normativas rígidas. Hoy el enfoque es más estructurado, pero también más uniforme y, en cierta medida, menos libre.
¿Cuándo conoció a Corresponsables? ¿Qué papel considera que ha tenido en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
Recuerdo haber conocido a Marcos en unas jornadas de RSE en PortAventura, haciendo cola para entrar al lavabo… quizás fue en el año 2006 o 2007. A partir de ahí comenzamos a colaborar con mucha frecuencia: él como fundador y director de Corresponsables, y yo como responsable de reporting y Acción Social en DKV Seguros. Nos ayudasteis con la elaboración del Informe de Sostenibilidad, y participamos en varios de vuestros grupos de trabajo y jornadas sobre RSE.
“Corresponsables ha sido la organización responsable de crear el relato de la RSE en España, y parte de América Latina”
Corresponsables ha sido la organización responsable de crear el relato de la RSE en España, y también en parte de América Latina. Existían muchas consultoras apoyando a las empresas en la gestión de su Responsabilidad Social, pero no había ninguna que estuviese dando visibilidad a las personas, las empresas y las iniciativas que realmente estaban impulsando el cambio. En ese sentido, ha sido una organización visionaria.
Querida Daniela, ¿qué cambios significativos ha observado en esta materia desde que comenzó?
Pues como todo el sector, Corresponsables ha ido evolucionando siguiendo las tendencias de la Responsabilidad Social Empresarial. Además, también ha sabido crear nuevos espacios y nuevos productos para dar respuesta a las demandas emergentes, adaptándose al ritmo de los tiempos. Esta capacidad de transformación ha sido clave para mantenerse como un medio de referencia en la difusión y consolidación de la agenda de la Sostenibilidad.
“Mirando hacia atrás me doy cuenta de que era bastante ambiciosa y atrevida”
¿Cuáles han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores cree que han impulsado estos cambios?
Para mí, los aspectos clave que han marcado, y siguen marcando, la diferencia entre una RSE real y una “de boquilla” son la coherencia, la alineación con la estrategia y los valores de la empresa, y también el deseo auténtico de ser parte de la solución. La creación del movimiento de las empresas B ha supuesto un antes y un después.
“Recuerdo aquellos años de inicio de los 2000 como una época linda donde todo estaba por hacerse”
Esta organización ha puesto el listón muy alto y ha lanzado un mensaje contundente: una cosa es tener un programa tibio de RSC, pero seguir jugando al juego del capitalismo salvaje y la hiperglobalización, y otra muy distinta es comprometerse de verdad, arremangarse y utilizar el proyecto empresarial como herramienta para crear soluciones a problemas sociales y ambientales, generando al mismo tiempo riqueza para todos los grupos de interés.
¿Cuáles considera que han sido los pioneros en esta materia?
La persona que me marcó e inspiró en aquellos primeros años fue Anita Roddick, creadora de The Body Shop. Esta mujer fue una pionera, una emprendedora y una visionaria. No tenía miedo de decir las verdades incómodas a quien hiciera falta, y nos enseñó que sí es posible crear una empresa exitosa desde el respeto a la tierra y a las comunidades.
Nos mostró que no es necesario expropiar ni explotar para crear algo bello y con valor. Su ejemplo sigue siendo una fuente de inspiración permanente.
Daniela, ¿cómo ve el futuro de la RSE y la Sostenibilidad?
Me gusta lo que veo. La RSE, durante muchos años, fue un tema desconocido fuera de unos pocos círculos de entendidos. Hoy, en cambio, el respeto por el medioambiente, las comunidades locales y la incorporación de criterios de diversidad, equidad, inclusión, pertenencia y justicia social en la gestión empresarial son prácticas que se entienden y que la sociedad espera de las empresas.
“Las grandes consultoras se apoderaron de la RSE y mataron ese espacio de creatividad”
Internet ha obligado a las organizaciones a ser mucho más transparentes, y la inteligencia artificial aún está por sorprendernos con todo lo que puede ofrecernos en este ámbito. El gran reto sigue siendo que existan grupos independientes, comunidades informadas y empresas realmente dispuestas a avanzar con convicción en este camino hacia un modelo más justo y sostenible.
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