La sostenibilidad se ha convertido en uno de los principales vectores de transformación empresarial. Ya no es solo una exigencia regulatoria o una demanda del mercado, sino una condición para la supervivencia a medio y largo plazo. Sin embargo, más allá del cumplimiento, las empresas que deciden integrarla como parte central de su estrategia descubren que se trata también de una poderosa palanca de innovación.
En el sector del mobiliario, los retos son tan evidentes como urgentes: cada año, en la Unión Europea, se desechan más de 10 millones de toneladas de muebles, de las cuales menos del 10% se reciclan. Este modelo lineal, basado en la producción intensiva, el consumo rápido y el descarte sistemático, resulta insostenible tanto ambiental como económicamente. La necesidad de replantearlo no es una opción, sino una urgencia.
Frente a esta realidad, están surgiendo nuevas formas de entender el diseño y el equipamiento de espacios. Formas que no pasan únicamente por crear nuevos productos, sino por aprender a elegir mejor entre los que ya existen. Identificar qué marcas lo están haciendo bien, cuáles avanzan hacia procesos más responsables, qué materiales tienen menor impacto, o qué soluciones permiten alargar la vida útil de cada pieza. Decisiones que, tomadas desde la consciencia, pueden transformar el resultado de un proyecto sin renunciar al diseño ni a la funcionalidad.
Ahí es donde encontramos propósito: en acompañar a las empresas a repensar sus espacios con criterios ESG, ayudándolas a construir entornos más coherentes con sus valores y más respetuosos con el entorno. Hacer una curaduría honesta del mercado del mobiliario, filtrar con mirada crítica y proponer con datos, no como un gesto simbólico, sino como parte estructural del proyecto. Y aunque a veces eso signifique ir más lento o no elegir la opción más rentable, creemos que es el único camino que tiene sentido a largo plazo.
En este recorrido, formar parte de la comunidad B Corp ha sido clave. La certificación no solo aporta herramientas para medir y mejorar el impacto, sino que conecta con otras organizaciones que comparten una visión común: demostrar que es posible hacer negocios de otra manera. Las sinergias que nacen en este ecosistema ayudan a acelerar procesos, compartir aprendizajes y construir una economía más equilibrada, colaborativa y regenerativa.
Un buen ejemplo es el proyecto de las oficinas centrales de HBX Group, donde la sostenibilidad fue un criterio central desde la fase de diseño. Aunque no forma parte del movimiento B Corp, su compromiso con los principios ESG permitió establecer una colaboración basada en objetivos comunes. En ese caso, se priorizó una selección de mobiliario consciente, con enfoque circular, bajo impacto ambiental y trazabilidad en origen. Experiencias como esta demuestran el papel que podemos jugar las empresas B Corp como agentes que impulsan estándares más ambiciosos, incluso más allá de nuestra propia comunidad. Porque cuando el propósito se convierte en lenguaje compartido, la sostenibilidad deja de ser un eslogan para convertirse en decisión práctica.
Hoy más que nunca, las empresas estamos llamadas a repensar nuestro papel, no solo en términos de lo que hacemos, sino de cómo lo hacemos y con quién lo hacemos. Innovar no siempre implica desarrollar una nueva tecnología; a veces, basta con cambiar la lógica con la que se toman las decisiones. Y en esa lógica, la sostenibilidad no frena: empuja.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: B Corp – Empresas con Propósito