Formar parte del movimiento B Corp, para nosotros, no es una medalla. Es una brújula. Una forma de entender la empresa como una herramienta de cambio, de hacer las cosas con propósito y de rodearnos de otras organizaciones que también quieren ser parte de la solución.
Nos recuerda que no basta con tener buenas intenciones. Que hay que medir, rendir cuentas, mejorar. Que comunicar sostenibilidad implica no simplificar, no exagerar y no usar el lenguaje verde como escudo.
Por eso, cuando vemos que los estándares B Corp se actualizan —incluso algunos dirían se complican— no lo vivimos como una dificultad. Lo vemos como una gran oportunidad. Porque si de verdad queremos ser parte del cambio, tenemos que exigirnos más y dar ejemplo. Ser más rigurosos, más claros, más valientes.
Y para nosotros, esa exigencia no es nueva: es la base de lo que hacemos cada día cuando hablamos de reforestar.
En Bosquia no reforestamos porque esté de moda ni porque suene bien en una memoria de sostenibilidad. Reforestamos porque creemos en ello. Porque lo vivimos como una forma de aportar, de restaurar, de cuidar. Los árboles no son solo sumideros de carbono. Son vida. Son refugio. Son empleo rural. Son biodiversidad. Son futuro. Y sí, ayudan a compensar emisiones, pero para nosotros eso es solo una parte del todo.
Intentamos involucrar a las empresas no solo desde la lógica de compensar su huella, sino desde la experiencia, el conocimiento y la emoción. Porque para que el cambio sea real, no basta con financiar árboles: hace falta que las personas los sientan como propios, que interioricen el impacto, que entiendan lo que significa cuidar un bosque a largo plazo.
Por eso nos alegra ver cómo algunas empresas B Corp ya han querido sumar su propósito al nuestro. Colaboraciones como las desarrolladas con MASMOVIL, Altafonte o La Newyorkina son ejemplos de cómo convertir la responsabilidad social en regeneración real. Sinergias que no solo comunican bien, sino que generan impacto donde más se necesita.
Reforestar, para nosotros, es exactamente eso que pedimos a los estándares: ir más allá del titular. Apostar por el largo plazo. Hacer que el impacto sea tangible, medible y duradero.
Cuando hablamos de comunicar sostenibilidad, sentimos que hay mucho ruido y pocas raíces. Demasiadas etiquetas vacías. Demasiadas promesas sin trazabilidad. Y poca humildad para decir: “esto sí lo hacemos bien, esto otro aún lo estamos mejorando”.
Hoy, más que nunca, la sostenibilidad necesita verdad. Y compromiso real.
No se trata de parecer sostenibles, sino de serlo. Y demostrarlo.
No con promesas, sino con acciones.
No con fotos, sino con proyectos que se mantienen en el tiempo.
En nuestro caso, cada bosque que plantamos tiene un seguimiento técnico, una estimación realista de CO₂ capturado a lo largo de los años y un vínculo con el territorio que lo acoge. No vendemos un árbol y desaparecemos. Queremos que esa plantación tenga sentido, se entienda, se cuide y se valore más allá del gesto simbólico.
B Corp es, para nosotros, una comunidad de personas que quieren hacer las cosas bien.
Y eso implica también ser autocríticos, hablar claro y actuar siempre desde la transparencia.
No porque sea fácil. Sino porque ya no hay tiempo para discursos vacíos.
El planeta no necesita más palabras bonitas. Necesita compromiso real.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: B Corp – Empresas con Propósito.