Definido como cualquier sonido no deseado, el ruido es considerado hoy en día la tercera preocupación ambiental más urgente, solo detrás de la contaminación del agua y del aire.
El exceso de ruido está científicamente relacionado con la aparición o el empeoramiento de determinadas afecciones médicas, tanto psicológicas como fisiológicas.
Habitualmente, el ruido no suele tenerse debidamente en cuenta durante la fase de diseño de un edificio. Sin embargo, el ruido suele ser la principal causa de insatisfacción y molestia en espacios ordinarios, teniendo efectos negativos que dependen de la tipología del espacio. Por ejemplo, en edificios sanitarios, el ruido afecta negativamente al descanso de pacientes y al estrés y concentración del personal; en espacios docentes, dificulta el aprendizaje y la enseñanza; además, es el principal motivo de queja en espacios ordinarios tales como comedores, cafeterías, restaurantes, etc.
Entonces, ¿cómo se pueden diseñar espacios interiores para evitar los efectos negativos que la exposición al ruido tiene sobre sus usuarios y mejorar así el confort acústico en ellos?
Conceptos acústicos
Los espacios ordinarios en los que no se ha tenido en cuenta la acústica en la fase de diseño, a menudo cuentan con materiales acústicamente duros, es decir, materiales en los que el sonido no es absorbido y, por tanto, reflejado a la sala. Esto favorece una reverberación prolongada, baja inteligibilidad y niveles sonoros elevados; factores que pueden generar un ambiente desagradable.
Un buen diseño acústico debe adaptarse a cada situación en función de:
- Tipo de actividad que se realiza en el espacio: dependiendo de lo ruidosa que sea la actividad, o de si necesita confidencialidad, por ejemplo.
- Las personas que realizan actividades dentro de la sala: dependiendo de factores como la edad, la personalidad, etc.
- El tratamiento acústico de la sala: dependiendo del tamaño de la sala, la densidad de mobiliario, los materiales y revestimientos presentes.
Para saber si el diseño acústico realizado es correcto, se recurre a ciertos parámetros acústicos para evaluar el campo acústico obtenido. Los parámetros de acondicionamiento acústico más importantes en espacios ordinarios son los siguientes:
- Tiempo de reverberación (TR): se define como el tiempo (en segundos) que tarda un sonido en “desaparecer” de un espacio. El tiempo de reverberación es directamente proporcional al volumen (es decir, cuanto más volumen tiene un espacio, mayor es la reverberación) e inversamente proporcional a la absorción (cuanta más absorción, más se reduce la reverberación). Es el único parámetro que regula el CTE; por ejemplo, para restaurantes exige un TR <= 0,9 s.
- Claridad del habla (C50): parámetro que describe cómo de fácil o difícil es entender la voz humana en un espacio. Se mide en decibelios y cuanto mayor sea su valor, más inteligible será el habla.
- Propagación del sonido: este tipo de parámetros describen la atenuación del nivel sonoro con la distancia. Se suelen utilizar para caracterizar acústicamente espacios tales como oficinas abiertas, pasillos, etc.
Consejos de diseño
Los paneles fonoabsorbentes representan la principal solución para mejorar el campo acústico en un espacio, ya que estos reducen las reflexiones acústicas que generan reverberación, empeoran la inteligibilidad del habla e incrementan los niveles sonoros en la sala.
El diseño acústico se debe adaptar a la tipología del espacio, pero de forma general, a continuación se describen los consejos acústicos más importantes a la hora de diseñar un espacio ordinario:
- Instalación de techo fonoabsorbente clase A, mediante el cual se reducirán los niveles sonoros y de reverberación. Dependiendo del tipo de espacio, el valor a cumplir para el tiempo de reverberación será distinto.
– En caso de elegir soluciones fonoabsorbentes pegadas, cubrir al menos el 70% de la superficie del techo con soluciones clase A.
– Si se eligen unidades suspendidas, cubrir al menos el 50% del techo.
- Dado que las primeras reflexiones acústicas ocurren en las paredes, añadir paneles fonoabsorbentes en las paredes contribuye a mejorar la inteligibilidad del habla.
– La absorción en las paredes se colocará en dos superficies verticales adyacentes.
– Se recomiendan niveles de claridad del habla superiores a 3 dB.
- En espacios abiertos, como por ejemplo, oficinas abiertas, añadir pantallas fonoabsorbentes entre puestos de trabajo ayudará a reducir la propagación del sonido y mejorar la privacidad, concentración y bienestar.
- Si el diseño no es regular, por ejemplo, paredes inclinadas, estanterías, percheros, etc., se minimizarán las reflexiones entre superficies paralelas y, por tanto, mejorará el confort acústico.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Arquitectura Saludable