Cada día cruzamos el hall de Cesce sin prestar mucha atención. Vamos con prisa, pensando ya en la siguiente reunión, en los emails pendientes. Pero, una vez al año, ese espacio cambia. Por un tiempo, deja de ser zona de paso y se convierte en algo más: en una invitación a mirar fuera de nuestra burbuja.
Desde hace tiempo, este lugar de paso de nuestra sede se convierte en un lugar de pausa. A través de exposiciones, compartimos historias reales de personas refugiadas, con el objetivo de sensibilizar a quienes formamos parte de Cesce. “The Most Important Thing”, “Refugio y ODS”, “Mujer, todos somos una” o “Soy tú, eres yo” son algunos de los títulos de las exposiciones que han dado nombre a estos espacios, cada uno con su mirada única, pero todos con el mismo propósito: despertar empatía, provocar conversación y hacernos reflexionar. Porque detrás de cada exposición hay una convicción profunda: sensibilizar también es transformar.
El compromiso de Cesce con ACNUR va más allá de una mera colaboración técnica. Desde 2019, hemos apoyado distintos proyectos internacionales que buscan mejorar la vida de personas refugiadas, con especial atención a mujeres que han tenido que huir de contextos de extrema violencia y vulnerabilidad. Este año, hemos puesto el foco en Uganda, país que más personas refugiadas acoge en todo el continente africano. Allí, contribuimos a una iniciativa que combina la prevención de la violencia de género, el apoyo psicosocial, la formación económica de mujeres supervivientes y la instalación de farolas solares en zonas de riesgo. Y es que, en un campo de refugiados, una farola no es solo luz: es seguridad, es dignidad, es la posibilidad de caminar sin miedo. Y una formación no es solo una herramienta laboral, es el primer paso hacia una nueva vida.
Sabemos, además, que el impacto no se limita a lo que sucede sobre el terreno. Por eso, desde el principio de nuestro compromiso con ACNUR, quisimos trasladar esta colaboración también a nuestra propia cultura corporativa. Las exposiciones que organizamos en nuestra sede se han complementado con charlas presenciales y talleres interactivos que permiten a nuestro equipo conocer de cerca las realidades detrás de estos desplazamientos forzosos. Con todo ello generamos conciencia, pero también conversación y sensibilización. Unos objetivos que están intrínsecos en nuestro ADN.
En Cesce, creemos firmemente en la coherencia. Para nosotros, es fundamental que lo que defendemos y promovemos hacia el exterior encuentre también un eco auténtico dentro de nuestra empresa. Si hablamos de ciertos valores, queremos que se vivan y se sientan en cada paso que damos.
Por eso, en este Día del Refugiado, nuestro deseo es destacar que, cuando nos implicamos, lo hacemos de verdad. No se trata solo de una aportación económica. Queremos que nuestros trabajadores y clientes no solo conozcan nuestra labor, sino que comprendan y valoren profundamente lo que hacemos, para que nuestra ayuda inspire a todos. Queremos construir ese refugio desde los cimientos, desde la implicación de cada uno de nosotros y desde nuestra empresa. En definitiva, queremos que este compromiso se sienta real.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de los Refugiados