Una nutrición adecuada, junto con otras prácticas de estilo de vida saludable, tiene un papel importante en la promoción de la salud y en el bienestar de las personas, siendo un pilar fundamental para las empresas a la hora de diseñar sus políticas y prácticas efectivas en el marco del compromiso con la sostenibilidad.
En concreto, algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, están estrechamente vinculados con las buenas prácticas de nutrición. Promover una alimentación saludable, no solo contribuye a minimizar enfermedades, sino que también impulsa el crecimiento económico, fomenta comunidades más saludables y fortalece alianzas globales para optimizar la calidad de vida. En este contexto, adoptar hábitos alimenticios saludables supone una estrategia indispensable para avanzar hacia un futuro más comprometido con el bienestar de las personas. Cada vez más empresas apuestan por reforzar sus acciones en el marco de la sostenibilidad.
Vivimos en un mundo cada vez más marcado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad (conocido como entorno VUCA) y esto, inevitablemente se refleja dentro de las empresas. La mayoría de las organizaciones operan en este entorno y están sometidas a una alta presión, lo que conlleva un elevado consumo de energía emocional por parte de sus equipos.
Ciertos factores, nos indican que debemos actuar. Por ejemplo, el síndrome de burnout no es más que una posible consecuencia del impacto que tiene estar conviviendo de forma sostenida en el tiempo en un entorno intensivo bajo las circunstancias VUCA. Síntomas como el agotamiento físico, intelectual y emocional sobre las personas, pueden provocar situaciones de estrés crónico, entre otros efectos, y ello nos alerta e indica que, desde las organizaciones, podemos influir positivamente para contrarrestar estas situaciones.
En este contexto las empresas se enfrentan al desafío de cuidar, no sólo de su rentabilidad, sino también del bienestar de las personas, de sus equipos. La cultura de la sostenibilidad adquiere una nueva dimensión: ya no se trata únicamente de reducir el impacto ambiental, sino de promover entornos laborales saludables, resilientes y más humanos. El objetivo de las organizaciones es trascender las obligaciones normativas, adoptando políticas que impacten en una employee experience que motive, fidelice y cuide de manera responsable del talento.
La salud como eje de sostenibilidad empresarial
Las empresas sostenibles de hoy en día no solo cuidan su huella ecológica, también se ocupan del impacto humano y del buen gobierno. Y aquí es donde entra la cultura de una nutrición adecuada como una herramienta pertinente para potenciar la salud de las personas trabajadoras.
El concepto de coaching nutricional representa una forma de acompañamiento que impulsa cambios reales y sostenibles en la alimentación y sus hábitos, y por tanto en sus impactos en el bienestar de las personas. Se trabaja el qué comer, el cómo, cuándo, el por qué, en definitiva, el propósito: el para qué.
Cómo sabemos, las decisiones que tomamos en torno a la comida, así como las emociones que comporta, tienen un impacto claro en nuestra salud y bienestar general. La toma de conciencia de estos impactos es importante para la adopción de buenas prácticas nutricionales que nos ofrecen beneficios directos, tanto para la persona como para la empresa, pues impacta en los objetivos corporativos y las necesidades personales. Un claro win win.
Beneficios para la empresa: incrementa el compromiso (engagement), reduce la rotación no deseada, fortalece la política de compensación emocional, aporta coherencia con los valores corporativos, ayuda a conseguir una mayor satisfacción laboral, productividad y rendimiento de los empleados/as, y amplía recursos para la gestión de riesgos (pérdida de talento, riesgos psicosociales, etc.), promoviendo un liderazgo más emocional, empático y humanista. En resumen, estas iniciativas refuerzan una experiencia del empleado más humana, y posicionan a la empresa como un lugar donde se predica con el ejemplo.
Beneficios para la persona: mejora el bienestar físico y emocional, fomenta la adopción de hábitos saludables, aumenta los niveles de energía y concentración, eleva la autoconfianza, tiene impactos positivos sobre la autoestima, facilita una autogestión más confortable emocionalmente y contribuye a prevenir enfermedades, así como refuerza sus vínculos con los valores de la empresa, promoviendo el sentimiento de pertenencia e identidad con la organización.
Principales oportunidades para fomentar un entorno saludable en las empresas
Hay aún un cierto recorrido para lograr consolidar políticas de impacto directo sobre la salud de las personas trabajadoras. El reto, y por tanto la oportunidad de muchas organizaciones, es superar algunas de las barreras más habituales que dificultan la implantación efectiva de programas de salud integrados en la política y cultura de sostenibilidad corporativa.
Algunos de los retos a superar más comunes son:
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Visión cortoplacista. Muchas empresas priorizan resultados inmediatos frente a estrategias a largo plazo.
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Falta de cultura preventiva. En lugar de invertir en prevención, algunas organizaciones actúan preferentemente ante problemas ya consolidados (burnout, absentismo, baja productividad, alta rotación, …).
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Resistencia al cambio. Puede haber reticencias a modificar rutinas o abrirse a nuevas formas de trabajar, así como incorporar innovaciones.
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Desconocimiento sobre las posibles acciones a emprender y a qué profesionales solventes involucrar.
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No haber presupuestado recursos específicos destinados a fomentar el bienestar de las personas trabajadoras, desde una mirada más global holística e integral.
Superar estas barreras requiere un cambio cultural, de perspectiva y mentalidad por parte de las organizaciones. El bienestar emocional, físico y mental de las personas trabajadoras debería ser una prioridad estratégica en cualquier organización que quiera ser sostenible a largo plazo y diferenciarse de sus competidoras. Adoptar esta cultura tiene un retorno de la inversión garantizado en forma de fidelización del talento desde prácticas coherentes y cuidadoras del bienestar, fomentando un liderazgo más confortable y saludable.
La incorporación de unas buenas prácticas nutricionales debería, preferentemente, dirigirse a empresas y organizaciones con el siguiente perfil:
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Sensibles y empáticas con sus personas
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Con una visión holística de las persones y sus necesidades
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Que están genuinamente comprometidas con el talento
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Con la vocación de aportar valor
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Organizaciones sostenibles en las que la responsabilidad social forma parte de su ADN potenciando y practicando hábitos saludables. Hacen lo que dicen y son coherentes con sus valores
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Trabajan en el eje: acción – prevención
Crear un entorno saludable es fundamental para las organizaciones y las personas que las integran, contribuyendo de forma directa al cumplimiento de los compromisos con los criterios de sostenibilidad y responsabilidad en el ámbito social.
El coaching nutricional es, sin duda, una de las herramientas que generan un mayor impacto y beneficios tangibles directamente sobre las personas, el principal activo de las empresas. El coaching nutricional, constituye una práctica profesionalizada y especializada que actúa:
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Facilitando la divulgación de buenas prácticas
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Proporcionando una formación adecuada y específica
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Empoderando a las personas desde el conocimiento y la toma de consciencia
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Diseñando dietas saludables
Todo ello se realiza desde un asesoramiento profesional, de forma que puede adaptarse al perfil y necesidades de cada persona, atendiendo a situaciones específicas que requieran una atención especial.
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