Savills incorpora la sostenibilidad como eje estratégico. ¿Cómo describirían hoy la misión, visión y propósito de la compañía en materia de RSE y ESG dentro del sector inmobiliario?
Nuestro propósito es sencillo: ayudar a las personas a prosperar a través de lugares y espacios. La prosperidad de una persona no se concibe sin la sostenibilidad del entorno que le rodea; de hecho, pasamos cerca del 90% de nuestro tiempo dentro de edificios. Por ello, en Savills entendemos la sostenibilidad como una parte natural e inseparable de la actividad inmobiliaria.
Nuestra misión es acompañar a propietarios, inversores y ocupantes para que sus activos sean más eficientes, más competitivos y estén mejor preparados para un entorno regulatorio y de mercado cada vez más exigente.
Nuestra visión se basa en una sostenibilidad pragmática: que se pueda ejecutar, que reduzca riesgos, que aporte ahorros y que mejore el valor del edificio sin comprometer la rentabilidad. No creemos en fórmulas teóricas, sino en soluciones que funcionan en activos reales y que generan resultados medibles.
Como explicamos internamente, nuestro enfoque se basa en una idea sencilla:
la sostenibilidad solo tiene sentido si mejora el activo en tres planos —operativo, económico y estratégico— y si ayuda a propietarios e inversores a tomar mejores decisiones.
- En operación: menos consumos y menos costes → mejor resultado operativo neto (NOI).
- En activo: mejoras técnicas y cumplimiento normativo → menos riesgo.
- En transacción: datos fiables y riesgos controlados → mayor liquidez y confianza del inversor.
Este es el enfoque que guía a Savills: una sostenibilidad práctica, rentable y centrada en resultados.
¿De qué manera integrar criterios ambientales, sociales y de gobernanza está transformando vuestro modelo de negocio y vuestro papel como consultora de referencia en el mercado inmobiliario?
Para Savills, la sostenibilidad no es solo algo que ofrecemos hacia fuera, sino algo que practicamos internamente. Nuestra estrategia corporativa se articula en tres pilares —Climate, Culture y Community— que aplicamos en nuestra forma de trabajar y en la cultura de compañía.
Nuestra filosofía es clara: equipos cuidados y motivados ofrecen un mejor servicio. Por eso impulsamos formación técnica, políticas de conciliación, bienestar físico y mental y diversidad en los equipos. Esta cultura interna se refleja directamente en la calidad del trabajo y en la relación con nuestros clientes.
También trabajamos para reducir nuestros propios consumos, mejorar instalaciones, electrificar cuando es viable, medir emisiones y planificar reducciones realistas. Esto nos permite ser coherentes con lo que recomendamos a clientes y entender de primera mano los retos que afronta cualquier edificio existente.
Pero donde realmente podemos generar mayor impacto —en las personas, en los edificios y en el planeta— es a través de los servicios que prestamos. Por eso nuestra manera de trabajar internamente se traslada de forma natural a una oferta de servicios coherente, realista y centrada en resultados:
- Arquitectura más eficiente y sostenible, donde la sostenibilidad está integrada desde el diseño y no es un “extra” fuera de presupuesto.
- Gestión patrimonial más responsable, que aporta un valor diferencial a los edificios que operamos y genera ahorros y mejoras medibles.
- Apoyo en transacciones, incorporando el peso real del ESG para que los precios reflejen los esfuerzos realizados por los propietarios.
- Tasaciones y valoraciones que incorporan riesgos y oportunidades ESG, ofreciendo una visión más completa del activo.
En definitiva, integrar ESG en nuestra forma de trabajar nos permite ofrecer soluciones más útiles, más realistas y con mayor impacto, porque entendemos que es a través de nuestro asesoramiento técnico donde podemos transformar de verdad los espacios y mejorar su valor a largo plazo.
Proyectos e iniciativas con impacto: ¿Cuáles son los proyectos o iniciativas más relevantes que Savills está impulsando actualmente para generar impacto positivo en ámbitos como eficiencia energética, economía circular, bienestar, diversidad o desarrollo urbano sostenible?
Nuestros proyectos están centrados en aportar valor real a los edificios y a las compañías: estrategias ESG coherentes, optimización de consumos, cumplimiento normativo y preparación del activo para un exit o una refinanciación en mejores condiciones.
Una parte esencial de nuestro trabajo se orienta a la eficiencia energética y la descarbonización, porque sabemos que será el punto de mayor presión para el inmobiliario en los próximos años. Aunque haya un paréntesis regulatorio en el reporting no financiero, los objetivos europeos de descarbonización siguen plenamente vigentes y suponen un riesgo operativo y transaccional para los activos que no reduzcan emisiones. Por eso ayudamos a transformar los edificios en activos future-proofed, preparados para un mercado más exigente sin comprometer la rentabilidad anual.
En este ámbito desarrollamos planes de reducción de consumos basados en datos reales, análisis de riesgos de transición (CRREM/CREEM) y estrategias de electrificación y mejora energética con evaluaciones coste–beneficio. También apoyamos a nuestros clientes en su alineación con la EPBD y con la Taxonomía de la Unión Europea, lo que en varios casos ya les ha permitido acceder a financiación más competitiva y anticiparse a futuras restricciones regulatorias.
El trabajo conjunto con nuestro equipo de Valoraciones y Tasaciones y de servicios de Capital Markets es clave. A través del ESG Scan, integramos riesgos y oportunidades ESG en la valoración del activo, evaluamos su madurez y su exposición a riesgos climáticos físicos y de transición, y acompañamos procesos de due diligence y preparación para un exit.
Además, estamos incorporando servicios de medición de valor social, siguiendo el modelo desarrollado por Savills UK, que permiten cuantificar el impacto social de un activo y reforzar su propuesta de valor ante inversores, ocupantes y comunidades.
Asimismo, impulsamos iniciativas de economía circular y selección responsable de materiales basadas en datos reales de obra, y promovemos mejoras de bienestar —calidad del aire, luz natural, ventilación o acústica— cuando aportan beneficios tangibles para los ocupantes y para el propietario.
¿Podrían destacar una iniciativa concreta que esté generando un impacto ESG especialmente significativo en términos de reducción de emisiones, mejora del valor del activo o beneficios para las personas que ocupan esos espacios?
Una de nuestras principales obsesiones es ayudar a muchas compañías y organizaciones a entender un aspecto que a menudo pasa desapercibido: su huella de carbono no depende solo de su actividad directa, sino también —y en gran medida— del entorno construido que ocupan: sus oficinas corporativas, sus naves logísticas, la eficiencia de las instalaciones hoteleras o los espacios comerciales donde operan. Integrar esta realidad en sus estrategias climáticas es clave para que sus compromisos de Net Zero sean completos, rigurosos y creíbles.
En este contexto, durante este año hemos acompañado a varios de nuestros clientes en la elaboración de hojas de ruta de descarbonización basadas en datos reales para sus carteras de edificios. Combinamos análisis energético detallado y estrategias de electrificación que permiten priorizar las medidas con mejor retorno y transformar los activos en edificios future-proofed, preparados para un mercado más exigente sin comprometer su rentabilidad. En varios proyectos recientes hemos identificado reducciones de consumo de entre un 15% y un 30% gracias a optimizaciones operativas, ajustes en sistemas térmicos y actuaciones de bajo capex, lo que disminuye emisiones y mejora directamente el ingreso neto que genera el edificio en su día a día.
Adicionalmente, estamos ayudando a nuestros clientes a alinear sus reformas e inversiones con la Taxonomía europea, incorporando criterios de actividad sostenible en proyectos de implantación y rehabilitación de espacios. Estas actuaciones permiten obtener Certificados de Ahorro Energético (CAEs), mejorar el payback de las inversiones en eficiencia y acceder a financiación más competitiva. Aprovechamos estas intervenciones para integrar también mejoras de bienestar —calidad del aire, luz natural, confort térmico o acústico— que elevan la calidad del espacio y generan entornos más saludables y atractivos para los ocupantes.
En conjunto, estas iniciativas demuestran cómo un enfoque de sostenibilidad práctico, basado en datos y aplicado a activos reales puede reducir emisiones, proteger el valor del edificio, mejorar la rentabilidad operativa y, al mismo tiempo, crear espacios de mayor calidad para las personas.
Mirando hacia los próximos años, ¿cuáles son los principales retos y oportunidades que identificáis para seguir fortaleciendo vuestra estrategia ESG y ampliando vuestro impacto en el sector y en las comunidades donde operáis?
Los próximos años van a estar marcados por retos significativos para el sector inmobiliario, especialmente en materia de eficiencia energética, regulación europea y exigencias de mercado. Uno de los mayores desafíos será adecuar el parque de edificios existente a los requisitos de la EPBD, algo que exige inversiones inteligentes y priorización técnica para evitar costes desproporcionados.
También será clave disponer de datos ESG fiables, tanto para el reporting no financiero como para operaciones de compra-venta, ya que la calidad del dato determinará la credibilidad de los propietarios ante bancos, inversores y reguladores. Otro reto relevante será alinear los activos con la Taxonomía para no perder atractivo financiero, así como integrar la sostenibilidad en la operativa diaria sin crear burocracia innecesaria ni frenar la actividad.
Sin embargo, estos retos también abren importantes oportunidades. La eficiencia energética permitirá a los propietarios reducir de manera significativa el OPEX, mientras que anticiparse a la regulación contribuirá a proteger e incluso incrementar el valor del activo. La alineación con la Taxonomía y la mejora del desempeño ESG facilitarán el acceso a financiación sostenible en mejores condiciones, lo que será un elemento diferenciador en un contexto de tipos de interés elevados. Además, los activos que avancen antes y con mayor rigor tendrán una ventaja competitiva en procesos de transacción, reposicionamiento y captación de ocupantes.
Para Savills, estos retos y oportunidades no solo condicionan el futuro del sector, sino que también refuerzan nuestra estrategia ESG como compañía. Nos impulsan a desarrollar metodologías más robustas, herramientas de análisis más precisas y servicios cada vez más adaptados a la realidad operativa de los edificios. Esto significa que podremos acompañar a nuestros clientes con soluciones todavía más completas, coherentes y orientadas a resultados.
Al mismo tiempo, estos desafíos amplían nuestro impacto en el sector y en las comunidades donde operamos. Ayudar a nuestros clientes a mejorar la eficiencia de sus edificios contribuye directamente a la reducción de emisiones; anticipar los riesgos climáticos permite proteger activos y empleos; y promover estándares más altos de gestión, bienestar y accesibilidad genera beneficios tangibles para las personas que trabajan y viven en esos espacios.
En definitiva, los próximos años suponen una oportunidad para consolidar un modelo de consultoría inmobiliaria basado en datos, resultados y mejoras reales. Savills tiene la capacidad —y la responsabilidad— de liderar esa transición hacia activos más eficientes, más seguros y mejor preparados para el futuro, aportando valor no solo al negocio, sino también al entorno y a las comunidades que dependen de él.
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