KRUK celebra este año su décimo aniversario en España, una etapa marcada por la voluntad de reforzar la educación financiera, promover la gestión responsable de la deuda y mejorar el bienestar económico y emocional de las personas.
Coincidiendo con la iniciativa del Día sin Deudas 2025, la compañía ha presentado los resultados del IV Observatorio KRUK, donde se analizan los hábitos y dificultades financieras de la ciudadanía. Según los datos, el 46% de los españoles tiene algún tipo de deuda, pero los impagos han descendido al 32%, el nivel más bajo de toda la serie histórica de este informe.
En este contexto, hablamos con Alina Giurgea, directora general de KRUK España, sobre los aprendizajes acumulados en esta década, los retos que persisten y las herramientas necesarias para seguir fortaleciendo la cultura financiera en nuestro país.
¿Qué papel debe jugar una empresa como KRUK en la reducción de la brecha de educación financiera en España, especialmente ante el dato de que más de la mitad de la población reconoce conocimientos bajos o nulos?
KRUK debe desempeñar un papel práctico, cercano y complementario al de las instituciones públicas y educativas. La realidad es que muchas personas no se ven superadas únicamente por conceptos financieros complejos, sino por decisiones cotidianas: cómo gestionar un impago, renegociar una cuota, comparar las condiciones de un préstamo o saber qué hacer si sus ingresos disminuyen de un mes a otro.
En nuestro trabajo diario escuchamos miles de historias y analizamos conversaciones reales con personas que atraviesan dificultades económicas. Esto nos permite identificar patrones comunes y desarrollar soluciones adaptadas a situaciones concretas. Además, sabemos que la desinformación que circula en redes sociales sobre deudas y el sector del recobro puede agravar la situación de quienes ya están pasando por momentos complicados. Por eso creemos que es fundamental explicar la realidad con claridad y naturalidad, sin tecnicismos innecesarios.
Con iniciativas como el Día sin Deudas buscamos abrir un espacio de conversación que rompa tabúes y aporte herramientas reales para que las personas puedan tomar mejores decisiones financieras en su día a día. No se trata solo de informar, sino de acompañar y facilitar el camino hacia una relación más sana y consciente con el dinero.
¿Cómo está trabajando KRUK España para humanizar la relación con las personas endeudadas y acompañarlas desde un enfoque empático y responsable, teniendo en cuenta el impacto emocional que reflejan los datos del Observatorio?
Una deuda no es solo una cifra en un contrato: tiene un impacto directo en la tranquilidad, la autoestima y la salud emocional de las personas. Según nuestro Observatorio, más del 43% de quienes atraviesan dificultades de pago experimenta vergüenza, estrés o miedo. Cuando alguien siente miedo, tiende a aislarse y a posponer conversaciones importantes, lo que termina agravando el problema en lugar de resolverlo.
Nuestro modelo se basa en escuchar y acompañar desde el respeto. Explicamos con claridad las opciones disponibles, ofrecemos planes de pago realistas y transparentes adaptados a cada situación, y evitamos cualquier práctica que incremente la ansiedad. Queremos alejarnos definitivamente de estigmas que aún persisten en el imaginario colectivo, como la figura del «cobrador del frac«.
Para KRUK España, lo relevante no es la deuda en sí misma, sino el camino que cada persona elige para salir de ella y recuperar su estabilidad financiera. Creemos que un acompañamiento empático y profesional marca la diferencia entre prolongar el problema o convertirlo en una oportunidad para reconstruir el bienestar económico.
¿Qué factores explican que los impagos hayan caído a mínimos históricos y cómo contribuyen la transparencia y las soluciones flexibles a que las familias recuperen el control de su economía?
Esta mejora refleja varios factores positivos. Por un lado, una mayor estabilidad laboral y un entorno financiero que permite a las personas acceder a soluciones más flexibles. Por otro, las entidades financieras —incluidas las del sector del recobro de deuda como KRUK— han apostado por un enfoque más preventivo, ayudando a reorganizar los pagos antes de que la situación se complique.
Es importante recordar que solo una minoría de quienes llegan a una situación de impago lo hacen por falta de voluntad. La mayoría afronta dificultades asociadas a cambios drásticos en sus circunstancias personales: una pérdida de empleo, una enfermedad, una separación o una reducción inesperada de ingresos. Cuando una persona recibe información clara, siente que se le escucha y percibe que las alternativas son razonables y adaptadas a su realidad, su comportamiento financiero cambia.
El hecho de que el 72% de los planes de pago que acordamos en KRUK se cumplan con éxito es una prueba de que la transparencia y el acompañamiento funcionan. No se trata de presionar, sino de construir soluciones realistas que permitan recuperar el control sin añadir más estrés a una situación ya complicada. Cuando las familias sienten que hay un camino viable, lo recorren.
¿Cómo contribuye el test de personalidad financiera a impulsar una cultura de gestión responsable del dinero, y qué oportunidades abre para mejorar la educación financiera en la ciudadanía?
El test ayuda a las personas a identificar cómo se relacionan con el dinero: si tienden a ser más impulsivas, más precavidas o si sus decisiones están muy condicionadas por las emociones.
Esa autoconciencia es muy valiosa, porque gran parte de nuestras decisiones financieras se toman de manera automática, sin reflexión previa ni análisis de las consecuencias.
Comprender nuestro perfil financiero facilita la adopción de hábitos más sostenibles. Nos permite detectar patrones que pueden llevarnos a endeudarnos de forma excesiva y, al mismo tiempo, mejorar nuestra relación con el crédito y el ahorro. No se trata de encasillarnos, sino de entender nuestros puntos ciegos y fortalezas para tomar mejores decisiones.
Además, para KRUK España, la identificación de estos perfiles supone conocer mejor a las personas a quienes acompañamos para poder adaptar nuestra comunicación y soluciones financieras a cada estilo de comportamiento. En una economía cada vez más digitalizada, personalizar el acompañamiento ya no es un valor añadido, es una necesidad para que la educación financiera sea realmente efectiva y llegue a quien más la necesita.
Tras una década de presencia en España, ¿qué aprendizajes destacaría KRUK en su apuesta por un modelo de gestión de la deuda centrado en las personas y orientado al bienestar financiero?
El aprendizaje más importante es que las personas quieren pagar y recuperar el control de su economía. La deuda no define a nadie; lo que marca la diferencia es la forma en la que se afronta. En estos diez años, hemos comprobado que cuando alguien se siente acompañado, respetado y bien informado, se activa su capacidad para resolver la situación, por compleja que parezca al principio.
También hemos aprendido que la digitalización avanza muy rápido, pero no siempre al mismo ritmo que las competencias de las personas para gestionar productos financieros cada vez más complejos. Esta brecha puede ser un factor de riesgo si no se aborda con pedagogía y cercanía. Por eso insistimos tanto en la educación financiera. No se trata solo de gestionar una deuda puntual, sino de prevenir que la situación de impago vuelva a producirse y de promover el bienestar financiero a largo plazo.
Después de una década, estamos convencidos de que un modelo centrado en las personas no solo es más humano, sino también más eficaz. Cuando alguien recupera la confianza en su capacidad para gestionar su dinero, toda su relación con las finanzas cambia.
Para finalizar, ¿qué mensaje le gustaría dejar a la audiencia de Corresponsables respecto al futuro de la educación financiera y la gestión responsable de la deuda en España?
En KRUK nos gustaría que hablar de dinero no fuera un tabú. La vergüenza solo aumenta la soledad y dificulta la búsqueda de soluciones. Gestionar una deuda ya es un reto en sí mismo; hacerlo sin apoyo y en silencio puede convertirse en un problema mucho mayor, no solo para la persona, sino también para su entorno familiar.
Por eso creemos que el futuro de la educación financiera debe ser cercano, práctico y humano. Y el de la gestión de deuda tiene que pasar por modelos que acompañan, no que juzgan. Si conseguimos normalizar el pedir ayuda —que se vea como un gesto de responsabilidad, no de debilidad—, estaremos construyendo una sociedad más preparada, más consciente y más resiliente ante las dificultades económicas.
En KRUK España llevamos diez años trabajando en esa dirección. Sabemos que queda mucho por hacer, pero cada conversación, cada plan de pago cumplido y cada persona que recupera su estabilidad financiera nos confirma que vamos por el camino correcto.
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