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Familia Torres ha dado por finalizada esta semana la vendimia de sus viñedos en Catalunya, con la variedad ancestral pirene de su finca de Sant Miquel de Tremp, situada en el Prepirineo, a 950 metros de altitud. Esta variedad prefiloxérica recuperada por Familia Torres pone fin, un año más, a una campaña que culmina una semana antes que el año pasado, tras ocho semanas de intenso trabajo en el campo y la bodega.
Pirene es una de las variedades ancestrales que está potenciando Familia Torres, junto con forcada, moneu y gonfaus, no solo por su potencial enológico sino por su capacidad de adaptarse a las exigencias del cambio climático. Está plantada en su viñedo a mayor altura, donde muestra su mejor expresión. Según Josep Sabarich, director técnico de Familia Torres: “El cierre de la campaña con la pirene de Sant Miquel de Tremp ratifica nuestra estrategia de adaptación al cambio climático, apostando por cepas resilientes y viñedos en altura”.
Familia Torres cuenta con más de 1.000 hectáreas de viñedos en propiedad ubicados en el Penedès, Conca de Barberà, Priorat y Costers del Segre, y trabaja con cerca de 700 proveedores de uva. Para Sabarich: “2025 ha sido una muy buena campaña, con rendimientos normales, en la que por fin hemos podido dejar atrás los años de extrema sequía. Ha sido intensa y exigente, pero de excelente calidad, y nos deja vinos aromáticos y de gran potencial”.
Vendimia intensa y de calidad
El ciclo 2025 comenzó con un invierno suave y una primavera fresca y lluviosa, los viñedos de Catalunya mostraron un crecimiento vigoroso, aunque con cierto retraso en su desarrollo. El inicio del verano, marcado por calor intenso y falta de lluvias, permitió que las vides recuperaran rápidamente su ciclo habitual. La ola de calor de agosto aceleró la maduración de las variedades blancas y tempranas, lo que motivó un adelanto de la vendimia.
“Iniciamos la campaña el 13 de agosto con mucha intensidad y para mediados de septiembre, la mayoría de las uvas blancas de nuestros vinos ya habían sido recogidas”, explica Josep Sabarich. De los vinos blancos, el director técnico destaca “su perfil fino y vibrante”.
En cuanto a las variedades tintas, Sabarich comenta que “sufrieron menos el impacto del calor, aunque se optó por una recolección ligeramente anticipada para obtener vinos con una maduración menos marcada”. A mediados de septiembre, el ritmo de la vendimia se ralentizó gracias al descenso de las temperaturas y noches más frescas. “Los vinos tintos de esta añada destacan por su elevada acidez, colores vivos, aromas de fruta roja y una marcada tensión en boca que potencia la sensación de longitud y frescura”, concluye el director técnico de Familia Torres.
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