En un contexto empresarial cada vez más exigente, donde la sostenibilidad se ha consolidado como un factor estratégico y no solo reputacional, el cambio climático emerge como el desafío central que está condicionando el futuro de los negocios en Europa. La Directiva CSRD (Corporate Sustainability Reporting Directive) marca un punto de inflexión al exigir a las organizaciones una transparencia real y verificable sobre sus impactos, riesgos y oportunidades relacionados con el clima. Esto supone un nuevo paradigma en la gestión corporativa: pasar de la buena voluntad a la obligatoriedad normativa, y de la comunicación voluntaria a la información comparable y verificada.
Este cambio regulatorio no surge de manera aislada. Es coherente con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París y con el Pacto Verde Europeo, la hoja de ruta que busca transformar la economía europea hacia la neutralidad climática en 2050. También se alinea con la Agenda 2030 y su conjunto de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente aquellos vinculados al clima y a la energía.
Entre los ODS, me gustaría destacar uno de ellos de manera especial: el ODS 17, Alianzas para lograr los Objetivos, que nos recuerda que la transformación nunca se consigue en solitario.
Esta visión colaborativa forma parte del ADN de la Asociación Española para la Calidad (AEC), y se refleja en iniciativas como el 1er Congreso de Sostenibilidad y Cambio Climático, celebrado el 27 de mayo de 2025. Este encuentro no solo reunió a directivos, expertos y responsables de sostenibilidad, sino que se convirtió en un espacio de aprendizaje y crecimiento profesional, construido a partir del conocimiento compartido y de los valiosos casos prácticos aportados generosamente por los ponentes.
El Congreso puso de relieve la necesidad de integrar la sostenibilidad en el núcleo de la toma de decisiones empresariales y, de manera particular, de abordar el cambio climático como un riesgo transversal que afecta a todos los ámbitos del negocio. Su organización es el resultado de una alianza especialmente significativa: la estrecha colaboración entre las Comunidades de Sostenibilidad y de Medio Ambiente de la AEC. Pero también es fruto del ecosistema de cooperación que caracteriza a la Asociación, un entorno que enriquece a las organizaciones participantes y que, sobre todo, nos permite crecer juntos.
La Directiva CSRD exige a las organizaciones gestionar los riesgos climáticos desde la doble materialidad: cómo impactan en el clima y cómo el clima impacta en ellas. Esto requiere una gobernanza sólida, métricas claras, planes de transición y capacidad de anticiparse a nuevos escenarios. Para la dirección, implica actuar con visión estratégica, contar con información fiable y liderar una transformación que afectará a toda la organización.
En este escenario, desde la AEC hemos impulsado un modelo de colaboración entre las Comunidades de Sostenibilidad y de Medio Ambiente, dos espacios de conocimiento que unen esfuerzos para que juntos podamos llegar más lejos. Esta colaboración refleja el espíritu del ODS 17 y se convierte en un ejemplo práctico de cómo las alianzas pueden acelerar la comprensión, la innovación y la implantación de soluciones. Desde el intercambio técnico hasta el desarrollo de buenas prácticas, esta cooperación interna refuerza el valor de la AEC como plataforma de aprendizaje colectivo.
El Congreso ha sido, en este sentido, una demostración del efecto multiplicador que surge cuando se reúnen diferentes perspectivas: directivos, técnicos, responsables de calidad, de sostenibilidad, de medio ambiente y de innovación. La sostenibilidad —y especialmente el cambio climático— es un desafío que puede gestionarse con un enfoque que promueva el diálogo transversal y fomente soluciones compartidas. Esta visión está alineada con lo que demanda el Pacto Verde Europeo: una transición justa, basada en la cooperación y la creación de valor a largo plazo.
El cambio climático es un factor crítico en la evaluación de la resiliencia empresarial, y aquellas compañías que se anticipen estarán mejor posicionadas para competir en el nuevo escenario económico europeo
En definitiva, la sostenibilidad y, concretamente, el clima ya no son asuntos periféricos: son estratégicos. La AEC nos regala, a través de su Congreso y de la colaboración entre sus dos Comunidades, una plataforma única para acompañar a las organizaciones en este camino. Porque abordar el cambio climático es un reto global, pero también una oportunidad extraordinaria para innovar, colaborar y construir un futuro mejor para todos.

