El seguro es la red de protección de la sociedad. Una herramienta que acompaña a las personas cuando más lo necesitan y que les ayuda a recuperar la estabilidad tras un golpe inesperado. Pero también es mucho más que eso. Es un sector con una profunda vocación social, que entiende que su papel no se limita a indemnizar daños, sino que puede —y debe— contribuir activamente al bienestar colectivo.
En este contexto, la Sostenibilidad cobra un sentido muy concreto. Se trata de cómo contribuir a construir una sociedad más resiliente, más justa y más inclusiva. Y ahí, el seguro tiene mucho que aportar. Porque proteger es también cuidar. Y cuidar es incluir.
Eso fue lo que ocurrió tras la dana que afectó a la Comunidad Valenciana el pasado octubre. Las lluvias torrenciales provocaron importantes daños materiales y alteraron profundamente la vida de muchas personas. Entre los afectados, hubo un colectivo que se vio especialmente perjudicado: las personas con discapacidad. Para ellas, los efectos de una catástrofe natural no se limitan a la pérdida de bienes. La destrucción de una vivienda adaptada, la avería de un vehículo modificado o la pérdida de un equipo de apoyo pueden suponer una interrupción total de su autonomía y bienestar.
Consciente de esta realidad y empujada por esa vocación social, la industria aseguradora abogó por una alianza con una organización del tercer sector, que conoce de primera mano las necesidades de un colectivo especialmente afectado por la dana.
Así, un centenar de aseguradoras ha realizado una donación de un millón de euros, procedentes del fondo solidario del seguro, para apoyar directamente a las personas con discapacidad afectadas por la dana en la Comunidad Valenciana.
La tramitación de las solicitudes de ayuda y posterior adjudicación de los fondos correrá a cargo del Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de la Comunidad Valenciana (CERMI CV), una organización con una amplia trayectoria y profundo conocimiento de las necesidades del colectivo de personas con discapacidad. De esta forma, la ayuda llegará más lejos y de forma más eficaz, más humana y transformadora. Porque son colaboraciones como esta las que permiten multiplicar el impacto de nuestras acciones.
La donación llegará de forma directa a más de 700 personas y permitirá financiar una amplia gama de actuaciones. Se repararán viviendas adaptadas que habían quedado inutilizables, se repondrán vehículos modificados y material ortoprotésico como sillas de ruedas, prótesis o audífonos.
También servirá para adquirir nuevos equipos de comunicación adaptada, como teclados braille o implantes cocleares, y para sustituir material deportivo adaptado que hubiera quedado inservible. Además, se cubrirán necesidades de movilidad y desplazamiento, se distribuirá material educativo, se respaldarán redes de apoyo, se apoyará otros programas dirigidos a personas con discapacidad y se dará formación para la correcta aplicación del plan de emergencias inclusivo de personas con discapacidad a los distintos actores como, protección civil, policía local, bomberos y ayuntamientos afectados por la dana.
Esta iniciativa destaca por el volumen de recursos movilizados, sí, pero también por lo que simboliza: un modelo de colaboración ejemplar entre el sector privado y el tercer sector. Una alianza basada en la confianza, la complementariedad y el compromiso con el bien común.
El valor social del seguro reside precisamente en eso: en acompañar a las personas cuando más lo necesitan y ayudarles a reponerse lo antes posible. Desde UNESPA seguiremos trabajando para que el seguro siga siendo una red de apoyo, una herramienta de inclusión y un actor comprometido con la Sostenibilidad social. Porque estar al lado de las personas en los momentos más difíciles es, en esencia, lo que da sentido a nuestra labor.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: la sostenibilidad en el sector del seguro