“Nací con una condición de discapacidad auditiva que me forjó un carácter resiliente, con valores hacia la inclusión y la accesibilidad”, explica José Francisco Noboa Wang, presidente de la Fundación BoaPaz, al recordar los orígenes de su compromiso con la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad.
Desde sus primeras experiencias en empresas privadas hasta su labor actual en el Sistema de Naciones Unidas, su enfoque ha evolucionado hacia una transformación sistémica que sitúa a las personas y los territorios en el centro.
“Corresponsables fue clave para darnos visibilidad entre tantas empresas gigantes. Esperamos que sigan siendo el referente mundial de la RSE”, afirma.
Con motivo del 20º aniversario de Corresponsables, comparte aprendizajes, retos, referentes y su proyecto estrella: el clúster de Turismo Social ESS Chorotega Life Zone, una apuesta por el desarrollo sostenible desde la identidad, la inclusión y la innovación social.
¿Cómo nació tu compromiso con la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad?
Creo que ha sido inherente desde que tengo consciencia. Nací con una condición de discapacidad auditiva que me forjó un carácter resiliente, con valores orientados hacia la inclusión y la accesibilidad. Además, crecí en Costa Rica, un país referente mundial en conservación de la biodiversidad, por lo que mi crianza estuvo marcada por la educación ambiental.
Ambos factores me llevaron al activismo social y, más adelante, a la conducta empresarial responsable. Comencé gestionando la Responsabilidad Social en una empresa privada al contratar personas con discapacidad. Luego creé la iniciativa BoaPaz, hoy convertida en Fundación, y actualmente trabajo en el Sistema de Naciones Unidas, en línea con los ODS.
No se pueden implementar soluciones externas sin involucrar a las comunidades
¿Cómo era el contexto de la RSE en tus inicios? ¿Y cómo lo ves hoy?
En Costa Rica, la RSE siempre ha tenido una fuerte orientación ambiental. Aunque recientemente se ha abierto espacio a la dimensión social, especialmente en Diversidad e Inclusión, aún no está integrada como un pilar transversal en las organizaciones. Muchas veces se limita al departamento de RSE, en lugar de formar parte del ADN y los objetivos estratégicos de la empresa.
¿Cuándo descubriste Corresponsables y qué relación has tenido con el medio?
Conocí a Corresponsables entre 2018 y 2019, cuando fui miembro del Consejo Consultivo de la RS en Costa Rica, durante la convocatoria para los Premios. Don Marcos González iba a venir al país en gira, pero lamentablemente no pudo hacerlo.
¿Qué importancia le das al trabajo que ha realizado Corresponsables en estos años?
¡Muchísima! La influencia de Corresponsables se refleja claramente en sus Anuarios. Recuerdo cuando apenas ocupaban la tercera parte del tamaño actual, y aun así nos dieron visibilidad entre grandes empresas. Esperamos que sigan siendo el referente mundial en RSE, y que podamos tener más espacios de visibilidad y conexión con aliados estratégicos desde la Fundación BoaPaz.
Decidimos cambiar el enfoque: dejamos de insertar directamente y comenzamos a acompañar a las empresas
¿Qué cambios clave has observado en estas dos décadas de evolución?
Ha habido una mayor participación de corporaciones. Y la adopción de los ODS ha sido determinante porque articuló las dos grandes islas de la RSE: la empresa privada y el sector público.
¿Qué aprendizajes te ha dejado tu trayectoria en este campo?
Lo primero es que nadie puede autoproclamarse especialista en RSE ni representante de esta comunidad. La RSE no es un mundo, es un ecosistema con muchos intereses, aprendizajes y trabajo por hacer.
Y segundo, no se pueden implementar soluciones externas sin involucrar a las comunidades. Hay que trabajar con las personas que viven la problemática, para lograr arraigo y que se sientan parte de la solución. Se trata de impregnar los valores de la RSE en el ser humano.
¿Hay alguna experiencia que refleje los desafíos de esos primeros años?
En los inicios logramos buenos resultados en inclusión laboral de personas con discapacidad, gracias a un programa del Ministerio de Trabajo que ofrecía incentivos por cada contratación.
Pero pronto vimos efectos no deseados: algunas empresas despedían a personas sin discapacidad para contratar con incentivo, lo que terminó sustituyendo, no ampliando, la fuerza laboral. Además, muchas personas contratadas renunciaban al poco tiempo porque no había cultura inclusiva en las empresas.
Decidimos cambiar el enfoque: dejamos de insertar directamente y comenzamos a acompañar a las empresas para que transformaran sus procesos de selección y promoción interna.
A la vez, apostamos por formar emprendedores sociales que puedan dignificar sus condiciones a través de sus propios negocios. Hoy también abordamos la dimensión ambiental, económica, académica y ciudadana, como parte de nuestro trabajo con el clúster de Turismo Social ESS Chorotega Life Zone en Guanacaste.
¿Qué referentes te han inspirado en este recorrido?
Muhammad Yunus ha sido fundamental para nosotros: su modelo de microcréditos muestra cómo el emprendimiento cambia realidades. También admiramos a Boyan Slat, de The Ocean Cleanup, por su innovación y resultados concretos. Y sobre todo, a tantas personas anónimas que, sin ser celebridades ni influencers, llevan la RSE como pilar en sus negocios y estilos de vida. Ellas merecen todo el reconocimiento.
La adopción de los ODS ha sido determinante porque articuló las dos grandes islas de la RSE: la empresa privada y el sector público
¿Puedes compartir un caso de éxito que represente vuestro enfoque?
Me gustaría destacar nuestro proyecto de transformación del sector turismo a través del clúster ESS Chorotega Life Zone en la Zona Azul de Costa Rica. Trabajamos en cuatro dimensiones:
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Cuerpo, con emprendimiento social, consumo responsable y comercio justo.
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Mente, promoviendo territorios SMART y una Ruta Smart Tourism que articula turismo inteligente, movilidad verde, educación digital y desarrollo tecnológico.
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Consciencia, mediante inversión de impacto, acción climática y una plataforma de indicadores para generar confianza.
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Identidad, impulsando turismo social, deportes y cultura local para preservar el estilo de vida de la Zona Azul y fortalecer el tejido productivo local.
¿Qué futuro imaginas para la Sostenibilidad y la RSE?
Vivimos un cambio de época. La globalización dio paso a un proceso de bloques regionales, y eso representa una oportunidad para fortalecer las identidades locales. Uno de los grandes riesgos es la gentrificación, que pone en peligro la herencia cultural de mujeres, adultos mayores y pueblos originarios, empujando a los jóvenes a migrar a las capitales.
El turismo puede y debe ser el gran articulador de oportunidades sostenibles. La juventud tiene que convertirse en portadora del estandarte de la Zona Azul, como una zona de vida que se identifica con los valores de la RSE.
La juventud tiene que convertirse en portadora del estandarte de la Zona Azul, como una zona de vida
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