Varsovienne, la histórica chocolatería chilena con más de 70 años de trayectoria, ha iniciado en la última década una profunda transformación hacia una operación más consciente y responsable con el entorno. Desde su posición como empresa familiar, y con una oferta de chocolates premium elaborados a partir de recetas propias, ha impulsado una estrategia ambiental enfocada en la eficiencia energética, el rediseño de envases y la educación del consumidor.
“Nosotros no procesamos el cacao desde su origen, sino que compramos coberturas a distintos proveedores, principalmente en Francia y Latinoamérica. Luego elaboramos nuestras recetas propias de chocolate en Chile”, explicó Gerardo Bahamondes, Jefe de Aseguramiento de Calidad y Gestión Medioambiental. Esta selección cuidadosa de insumos es fundamental para Varsovienne, que trabaja de la mano con proveedores de nivel mundial, reconocidos por sus prácticas sostenibles y certificaciones que aseguran el cumplimiento de estándares ambientales y sociales.
Un hito clave en la historia ambiental de la compañía ocurrió en 2016, cuando una publicación internacional señaló que la industria chocolatera era una de las que más huella de carbono generaban, en gran parte debido al volumen y complejidad de sus envases. “Eso nos marcó. Iniciamos un proceso para rediseñar nuestros envases y disminuir su impacto. Partimos por reducir el espesor del cartón utilizado. Si un envase pesaba 500 gramos, lo redujimos significativamente manteniendo su resistencia”, recordó Bahamondes.
Este rediseño se complementó con un cambio en las tintas utilizadas para el etiquetado y decoración. La empresa dejó atrás las tintas químicas y adoptó tintas de origen vegetal, compatibles con los procesos de reciclaje. “Fue un proceso gradual, pero hoy ya el 100% de nuestras tintas son vegetales, con respaldo documental de los proveedores”, afirmó. Además, se incorporó cartón reciclado como materia prima, reforzando el enfoque circular.
El compromiso con la sostenibilidad también se refleja en el consumo energético. En 2018, Varsovienne comenzó a medir su huella de carbono, obteniendo ese mismo año el sello de cuantificación del programa HuellaChile, convirtiéndose en la primera empresa del rubro chocolatero en lograrlo. A partir de ese diagnóstico, la compañía inició una renovación tecnológica de su maquinaria, reemplazando equipos antiguos por versiones modernas con eficiencia energética. Esta actualización permitió una reducción real y verificada de su huella de carbono, reconocida por el sello de reducción en 2024.
“No podíamos avanzar sin datos concretos. Medir fue el primer paso para mejorar”, explicó Bahamondes. El cambio tecnológico no solo redujo el consumo eléctrico, sino que también mejoró la eficiencia operativa de la planta. Actualmente, la empresa está en proceso de implementación de la norma ISO 50001 de eficiencia energética y aspira a obtener el sello plata, tras haber recibido el sello bronce en 2022.
Una de las iniciativas más destacadas en la relación con el consumidor es la participación de Varsovienne en un Acuerdo de Producción Limpia (APL) sobre ecoetiquetado. A través de este convenio, la chocolatería incorpora en sus envases información clara sobre los materiales utilizados y cómo deben ser reciclados. “Buscamos facilitar la experiencia de reciclaje. En cada caja, el cliente puede identificar qué parte va al cartón, cuál al plástico, y así fomentar una disposición responsable”, comentó.
El vínculo con proveedores también ha sido clave para avanzar en sostenibilidad. La estrecha relación con proveedores reconocidos a nivel mundial por su compromiso con el medioambiente y el comercio justo— permite que Varsovienne incorpore indirectamente buenas prácticas internacionales. “Ellos están muy avanzados en estos temas, y al trabajar con ellos, también nos vemos beneficiados en términos de trazabilidad y Circularidad”, afirmó Bahamondes.
El vínculo con proveedores también ha sido clave para avanzar en
sostenibilidad. La estrecha relación con proveedores reconocidos a nivel
mundial por su compromiso con el medioambiente y el comercio justo—
permite que Varsovienne incorpore indirectamente buenas prácticas
internacionales. “Ellos están muy avanzados en estos temas, y al trabajar con
ellos, también nosotros nos vemos beneficiados en términos de trazabilidad y
Circularidad”, afirmó Bahamondes.
A pesar de los logros, el ejecutivo reconoce que aún queda mucho por hacer. “Nos gustaría tener un reporte de sostenibilidad formal, pero vamos paso a paso. Somos una empresa familiar y todo avance requiere una planificación cuidadosa”, dijo. No obstante, el cambio ya está en marcha: una cultura de mejora continua se ha instalado en la organización, con metas claras y acciones verificables.
El mercado nacional es por ahora el único destino de los productos de Varsovienne, aunque existen proyectos para ampliar su presencia internacional. “Esa es una decisión que aún debe tomar el directorio, pero sin duda estamos fortaleciendo nuestras capacidades para que, cuando llegue el momento, lo hagamos de forma responsable”, aseguró.
Así, desde el rediseño de sus cajas hasta la instalación de maquinaria eficiente, Varsovienne ha ido tejiendo una estrategia ambiental adaptada a su escala, pero alineada con estándares internacionales. Una ruta que hoy se consolida como parte de su identidad corporativa.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Desarrollo empresarial sostenible en Chile