La Fundación Capacis nace hace 14 años, para dar respuesta a una demanda social que no estaba cubierta: la formación para el empleo de jóvenes con inteligencia límite y discapacidad intelectual ligera.
Cuando Fátima Dolarea y yo empezamos con este proyecto, nos dimos cuenta de que apenas existían recursos para estos jóvenes. Se encontraban en tierra de nadie, sin muchas posibilidades de poder continuar con sus estudios porque no había nada adaptado a sus necesidades.
Muchos estaban en sus casas, perdidos y sin expectativas de futuro.
Además, detectamos que la mayoría se sentían frustrados por la incomprensión de su entorno, debido a que no suelen presentar unos rasgos físicos que hagan pensar que tienen una discapacidad. En muchas ocasiones se les ha etiquetado injustamente de personas lentas, torpes o vagas.
Las personas con Inteligencia Límite tienen un cociente intelectual por debajo de la media, por lo que les cuesta más aprender o relacionarse. En multitud de casos no hay un diagnóstico y si lo hay, los jóvenes no lo aceptan, por lo que es imprescindible trabajar esa parte emocional con ellos y sus familias.
En general, nuestros alumnos han sufrido acoso escolar en el colegio y no han llegado a obtener el graduado. Suelen llegar a nuestras aulas con muy baja autoestima.
Nuestro objetivo principal, es devolverles la confianza perdida, ofreciéndoles una formación de calidad, práctica e innovadora, adaptada a sus necesidades, que les permita acceder a un empleo digno y sostenible.
Para ellos, el futuro está marcado por un doble reto: demostrar sus capacidades en un mundo laboral exigente y superar las barreras invisibles con las que muchas veces se encuentran. No siempre disponen de los apoyos suficientes a lo largo de su vida, lo que les deja expuestos a situaciones de vulnerabilidad. Por eso, la formación y el acompañamiento no son un paso aislado, sino un camino que debe sostenerse en el tiempo.
En Fundación Capacis ofrecemos un acompañamiento durante toda la vida.
Las familias, que tienen una preocupación constante por el mañana, encuentran en este proceso un motivo de esperanza. Saber que sus hijos pueden acceder a oportunidades reales, que cuentan con redes de protección y que no serán olvidados, les hace sentir un alivio profundo que también fortalece su propia salud emocional.
Al igual que el corazón necesita cuidados permanentes para seguir latiendo, estos jóvenes necesitan apoyo continuo, protección y confianza para sacar a luz todo su potencial.
En este Día del Corazón queremos recordar que una sociedad saludable no solo se mide en cifras médicas, sino también en su capacidad de integrar, proteger y dar futuro a quienes más lo necesitan.
Entendemos la salud como un concepto amplio que va más allá del bienestar físico. Las nuevas oportunidades, las relaciones personales y el acceso al empleo son también una vía hacia una vida saludable, en términos emocionales, sociales y personales. Sentirnos útiles, formar parte activa de la sociedad y tener una rutina laboral son factores que inciden directamente en nuestro bienestar integral, autoestima y salud mental.
Aunque nuestro foco está en este colectivo específico, en Capacis también contemplamos otras realidades sociales, cocreando y desarrollando proyectos en alianza con otras entidades del Tercer Sector y generando colaboraciones públicas y privadas que transformen y creen valor en nuestra sociedad, produciendo un impacto positivo.
En este sentido, nos sumamos a esta tribuna en el marco del Dossier del Día del Corazón, patrocinado por Daiichi Sankyo, una empresa con la que compartimos alianza y una visión común: poner a las personas en el centro y trabajar por una sociedad más sana, justa e inclusiva.
Creemos que para Fundación Capacis cuidar el corazón también implica cuidar a quienes más lo necesitan, garantizando que tengan oportunidades reales de desarrollo personal y profesional.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Corazón