En un contexto de transformación constante, las empresas tenemos el reto y la gran oportunidad de evolucionar hacia modelos más humanos, flexibles y sostenibles. En Banco Santander estamos convencidos de que integrar la conciliación como un eje estratégico no es solo una cuestión de responsabilidad, sino también una decisión que impulsa la competitividad y nuestra misión de contribuir al progreso de las personas y de las empresas.
Conciliar no es un extra, ni una política más dentro del área de personas. Es una forma de entender la relación entre la vida personal y el trabajo como dos dimensiones que deben convivir en equilibrio. Cuando se da ese equilibrio, las personas se sienten mejor, están más motivadas y aportan más valor.
Muchas veces se interpreta la conciliación como algo ligado a ciertos colectivos o momentos vitales. Pero la realidad es que todos necesitamos, en mayor o menor medida, contar con un entorno laboral que entienda nuestras circunstancias y nos dé margen para afrontarlas. Por eso, en Banco Santander llevamos años impulsando una cultura que pone a las personas en el centro, con una mirada flexible, corresponsable y basada en la confianza.
Esta cultura se traduce en medidas concretas: desde el trabajo híbrido y los horarios adaptables, hasta programas de salud y bienestar, permisos específicos o apoyos en etapas clave como la maternidad, el cuidado de mayores o la formación continua. Pero más allá de las medidas, lo importante es la actitud. Y entender que detrás de cada empleado hay una persona con una vida propia, unas necesidades vitales y unas circunstancias diferentes.
Una de las iniciativas más transformadoras ha sido Flexiworking, nuestro modelo de trabajo desde el año 2015. Permite a cada equipo organizarse de forma flexible, adaptando el trabajo presencial y remoto según las necesidades del negocio y de las personas. No es una receta única, sino una herramienta para facilitar acuerdos dentro de los equipos, fomentando la autonomía y la eficiencia, y asegurando siempre el mejor servicio al cliente.
Además, contamos con el programa Santander Contigo, a través del cual ofrecemos servicios que facilitan a los empleados su día a día: incluye desde servicios de atención familiar, servicio psicológico y telefarmacia hasta ayudas personalizadas para situaciones complejas. Estas medidas responden a la diversidad de modelos familiares y realidades personales, y contribuyen a construir un entorno más inclusivo y empático.
También hemos reforzado nuestro Plan de Igualdad en España, que incorpora medidas específicas para favorecer la conciliación y apoyar a quienes ejercen roles de cuidado, independientemente de su género.
Integrar la conciliación impacta positivamente en todos los niveles. Mejora el bienestar, reduce el absentismo, incrementa la productividad y fortalece el compromiso. Desde 2008 contamos con la certificación EFR (Empresa Familiarmente Responsable), que avala nuestro compromiso con la conciliación y con los empleados que formamos Santander.
Conciliar no es trabajar menos, es trabajar mejor. Es crear un entorno donde las personas puedan dar lo mejor de sí mismas sin tener que sacrificar su vida personal.
Por eso, más que una política, la conciliación debe ser parte del ADN organizativo. Las empresas con este enfoque serán más ágiles, más atractivas para el talento y más capaces de afrontar los retos que vienen. Porque cuando las personas se sienten bien, responden con compromiso, creatividad y confianza. Y en estos momentos de cambio vertiginoso y de transformación sin precedentes, necesitamos que las personas puedan dar su mejor versión.
En Banco Santander seguiremos avanzando en este camino, con la firme convicción de que trabajar bien no debe estar reñido con vivir bien. Esa es, en definitiva, la base de una organización verdaderamente sostenible.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: La conciliación en 2025