Jaime Gregori Soler, Director de Captación, Alianzas y Responsabilidad Social de Cruz Roja Española, nos comparte su trayectoria en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad, dos conceptos que han evolucionado significativamente en las últimas dos décadas. En esta entrevista, Gregori reflexiona sobre el impacto transformador de la RSE, cómo las empresas han integrado la Sostenibilidad en sus estrategias y cómo Corresponsables ha sido una pieza clave en este proceso de cambio.
“Corresponsables ha sido un actor fundamental en la difusión de las mejores prácticas de Responsabilidad Social, aportando visibilidad a las empresas que están impulsando el cambio», comenta Gregori al hablar del 20 aniversario de la plataforma. A lo largo de su carrera, ha sido testigo de cómo el concepto de RSE ha dejado de ser una opción y se ha convertido en una necesidad estratégica para las empresas. “El concepto de Responsabilidad Social ya no es solo una tendencia; es una exigencia que va más allá de la buena voluntad”, afirma.
A lo largo de esta conversación, Gregori subraya la importancia de mantener la RSE como un proceso continuo, adaptándose a los cambios regulatorios y a las nuevas demandas del mercado, y reconoce el papel vital que Corresponsables ha jugado en este proceso, celebrando su contribución en el marco de su 20 aniversario. «Corresponsables ha ayudado a mantener este movimiento vivo, creando un espacio de formación, debate y colaboración entre las empresas y las organizaciones no lucrativas», explica.
¿Cómo, cuándo y por qué comenzaste a interesarte e involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad?
Fue en el año 2002 cuando, en un evento, oí hablar por primera vez del concepto de Responsabilidad Social Empresarial y reconozco que me entusiasmó. Pensé sinceramente que era la forma de construir un mundo mejor, más justo y sostenible. En ese momento, algo en mí hizo clic, y entendí que este enfoque no solo beneficiaría a las empresas, sino que también tendría un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. Vi en ello una oportunidad para generar un cambio real en las dinámicas empresariales, un cambio que fuera más allá de la maximización de beneficios a corto plazo.
«En el año 2002, entendí que la Responsabilidad Social Empresarial no solo beneficia a las empresas, sino que tiene un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.»
La anécdota en aquel momento fue la reacción de algunos compañeros y personas que pensaban que esto no tenía ningún futuro y que era muy difícil hacer que las empresas tuvieran una faceta buena y más humana. Sin embargo, esta reacción solo me impulsó más a investigar y a adentrarme en este mundo, convencido de que las organizaciones podían jugar un papel fundamental en la creación de un futuro más responsable y equitativo.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzaste en comparación con cómo es hoy?
En un inicio, la Responsabilidad Social se confundía con una parte de ella que es la acción social empresarial. Muchas personas pensaron que era ayudar con proyectos sociales y poco más, sin ver el impacto transversal que puede tener en todos los aspectos de la organización. En aquel entonces, no existía una clara comprensión de que la RSE debía involucrar todos los niveles y áreas de la empresa, desde las operaciones hasta la cadena de suministro, pasando por la cultura organizacional.
Lógicamente, el concepto fue calando y extendiéndose para que afectara a todas las áreas de las empresas de forma transversal. Con el tiempo, las empresas comenzaron a darse cuenta de que no solo se trataba de hacer una donación o participar en un proyecto comunitario, sino de minimizar los impactos negativos y maximizar los impactos positivos de cualquier empresa, en todos sus procesos. A medida que la RSE se ha ido consolidando, la sociedad ha exigido mayor responsabilidad a las empresas, y hoy en día, la Sostenibilidad se ha convertido en una prioridad estratégica para muchas organizaciones.
«La Sostenibilidad ya no es una opción para las empresas, sino una estrategia esencial que impacta todos los niveles de la organización.»
¿Cuándo conociste a Corresponsables? ¿Qué papel consideras que ha tenido en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
A Corresponsables la conocimos en el primer momento de su fundación y nunca dudamos en tener una alianza, aprovechando el rol de sensibilización hacia el mundo empresarial que podría tener. Desde el principio, vimos en ellos un aliado clave para difundir el concepto de Responsabilidad Social y dar visibilidad a las buenas prácticas que empezaban a implementarse en las empresas. Corresponsables ha ocupado un espacio necesario y, lo que es mejor, lo mantiene con intensidad e iniciativas que hacen que este proyecto siga muy vivo.
«Corresponsables ha sido un actor clave para difundir la Responsabilidad Social en España, creando una plataforma que ha transformado la forma en que las empresas gestionan su impacto social.»
Ambos proyectos, tanto el de Corresponsables como el nuestro, han tenido un alto impacto en la difusión y sensibilización. No solo han contribuido a educar a las empresas sobre la importancia de la RSE, sino que también han sido un puente entre el sector empresarial y las organizaciones no lucrativas, facilitando la creación de un espacio de formación, diálogo y debate, que ha sido esencial para consolidar la Responsabilidad Social en el ámbito empresarial.
¿Qué cambios significativos has observado en esta materia desde que comenzaste?
La Responsabilidad Social Empresarial ha ido calando e implantándose en el mundo de las empresas, lo cual ha sido un proceso lento pero firme. A lo largo de los años, hemos sido testigos de cómo ha evolucionado el enfoque hacia una visión más holística, que incluye no solo el compromiso social, sino también la integración de principios éticos y sostenibles en los procesos empresariales. Además, han ido surgiendo aspectos concretos de regulación, lo que ha permitido que la RSE sea más estructurada y menos dependiente de la voluntad individual de las empresas.
«El reto de la RSE es integrarla en el núcleo de cada decisión empresarial, no solo como una acción aislada.»
Hemos pasado del concepto absoluto de la voluntariedad a regular algunos ámbitos, lo cual considero adecuado. Las empresas ya no solo se enfrentan a una obligación moral, sino también a un marco normativo que exige transparencia, compromiso y resultados tangibles en términos de sostenibilidad social y ambiental. Esto ha impulsado a muchas organizaciones a integrar la RSE como parte esencial de su estrategia corporativa.
¿Cuáles consideras que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores crees que han impulsado estos cambios?
Uno de los hitos más importantes ha sido la evolución del propio nombre, que pasó de llamarse Responsabilidad Social Empresarial a un concepto más amplio y profundo como el de Sostenibilidad. Este cambio de nomenclatura refleja la transformación de la RSE en una disciplina más transversal, que ya no se limita a las acciones de carácter social, sino que abarca también aspectos económicos, medioambientales y de gobernanza.
«Es necesario seguir regulando la RSE de manera que no se convierta en una burocracia excesiva, sino en una herramienta para el cambio real.»
La regulación ha sido otro factor clave que ha impulsado este cambio. Las políticas públicas, especialmente en Europa, han promovido la Sostenibilidad y la RSE, instando a las empresas a rendir cuentas de sus impactos sociales y ambientales. Además, la transversalidad de la RSE ha permitido que no solo las grandes corporaciones, sino también las pymes, empiecen a integrar estos principios en su gestión, gracias a la creciente demanda de los consumidores y de los inversores.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera en RSE?
He aprendido que la clave para que la Responsabilidad Social sea efectiva es la perseverancia. Debemos seguir presionando y asegurándonos de que este concepto siga vivo, no decaiga ni entre en entredicho. La RSE no es algo que se pueda dar por terminado, sino que debe ser un proceso continuo de mejora y adaptación. También he aprendido que, aunque grandes empresas puedan ser pioneras en este ámbito, existen muchos desafíos por abordar, especialmente cuando se trata de cómo implementar la RSE en empresas de menor tamaño.
La concienciación y la formación son fundamentales para que las pequeñas y medianas empresas puedan también adaptarse a este modelo de negocio responsable y sostenible. A pesar de los avances logrados, aún queda mucho por hacer en términos de educación y sensibilización sobre la importancia de la RSE en todos los niveles empresariales.
¿Tienes alguna anécdota que refleje el espíritu y los desafíos de los primeros años de la RSE?
Las empresas son también personas, jurídicas, pero personas, y como tal deben ser buenas. Puede parecer una afirmación idealista o ñoña, pero creo que es un buen ejemplo de lo que representa la RSE. Cuando se crea una empresa, debería haber más consciencia de que se está creando algo de alta responsabilidad, no solo frente a los clientes y accionistas, sino también frente a la sociedad y el medio ambiente.
«Las nuevas generaciones tienen el poder de transformar el enfoque empresarial, llevando la sostenibilidad y la responsabilidad social a un nuevo nivel.»
En los primeros años, se hacía difícil hacer entender a muchos empresarios que la Responsabilidad Social no era solo una cuestión de “hacer el bien” sin esperar nada a cambio, sino un enfoque que, a largo plazo, también aportaba valor económico y reputacional. El reto era y sigue siendo lograr que las empresas comprendan que la RSE es una inversión y no una carga.
¿Cuáles consideras que han sido los pioneros en esta materia?
Las grandes empresas españolas y algunos de sus directivos de Sostenibilidad han sido sin duda, referentes en esta materia. Han sido los primeros en integrar los principios de la Responsabilidad Social en sus estrategias corporativas, y han sido el origen de algunas de las plataformas y redes que ahora existen y lideran estos conceptos.
Además, muchas de estas empresas han sido claves en el impulso de la Sostenibilidad en sectores que tradicionalmente no habían considerado este tipo de prácticas, demostrando que la RSE no es exclusiva de ciertas industrias o tamaños de empresa, sino que puede aplicarse universalmente.
¿Puedes compartir algún caso de éxito que consideres emblemático en el campo de la RSE?
Pues el propio Plan de RSE y Sostenibilidad de la propia Cruz Roja Española. Fue un ejercicio que hicimos pensando también en dar ejemplo e hicimos un plan que afecta a todas las áreas de la organización. Este plan integró tanto los aspectos sociales como los medioambientales, creando un enfoque holístico que impactara positivamente en las operaciones internas, en las relaciones con los voluntarios y, por supuesto, en las comunidades a las que servimos.
Este proyecto no solo nos permitió avanzar como organización, sino que también nos brindó la oportunidad de liderar con el ejemplo, demostrando que incluso las organizaciones no lucrativas tienen la capacidad de implementar estrategias de Sostenibilidad robustas y de alto impacto. La clave fue la transparencia en el proceso y la colaboración entre diferentes departamentos, lo que permitió un enfoque más integral y efectivo.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de estos años en el campo de la RSE y la Sostenibilidad?
Que la sostenibilidad es una cuestión ética y que, si todas las empresas se comportaran así, tendríamos una realidad social y económica diferente y mejor. He aprendido que la RSE no se trata solo de cumplir con regulaciones o de tener buenas intenciones, sino de incorporar estos valores en el núcleo de cada decisión empresarial.
Además, he comprendido que la Sostenibilidad no es un concepto aislado. Está interconectado con temas tan fundamentales como la igualdad, la justicia social y la gestión responsable de los recursos naturales. Cuando una empresa toma en cuenta estos aspectos, no solo mejora su reputación y su relación con los stakeholders, sino que también se posiciona como un líder en el mercado a largo plazo.
¿Cómo ves el futuro de la RSE y la Sostenibilidad?
Creo que hay que seguir dando pasos en la regulación, hecha de una forma que no burocratice excesivamente a las empresas y que el concepto siga avanzando. Sin embargo, también es fundamental que estas regulaciones sean lo suficientemente claras y efectivas como para generar un cambio real en las prácticas empresariales. El concepto de Sostenibilidad tiene que seguir evolucionando y no puede quedarse atrás ante las nuevas realidades globales, como el cambio climático, las desigualdades sociales y la transformación digital.
También todas estas políticas tienen adversarios que no las consideran convenientes, y tendremos que ver el impacto que estas decisiones tienen en ellos. Es probable que en los próximos años, la RSE y la Sostenibilidad sean fundamentales para la competitividad de las empresas, y aquellas que no se adapten podrían quedar rezagadas. La clave está en encontrar el equilibrio entre los intereses económicos y el compromiso social y medioambiental.
¿Qué papel crees que deben jugar las nuevas generaciones en la continuación de este legado?
Las nuevas generaciones deben trasladar sus valores a la acción de las empresas cuando sean directivos de ellas. Las generaciones más jóvenes están mucho más concienciadas sobre la sostenibilidad, el cambio climático y la justicia social, y tienen el poder de transformar el enfoque de las organizaciones hacia un futuro más responsable. Cuando uno tiene un hijo, quieres que sea buena gente y eso se tiene que trasladar a la acción de las personas jurídicas, que también son personas, en el sentido de que las empresas tienen un impacto directo en la sociedad y el medio ambiente.
La educación en valores como la ética empresarial y la responsabilidad social será clave para que las futuras generaciones sigan luchando por un mundo más justo. Creo que, al integrar estos principios en su día a día profesional, las nuevas generaciones tienen la oportunidad de consolidar una transformación global que, si bien aún está en marcha, ya está marcando una diferencia sustancial.
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