Lee un resumen rápido generado por IA
Henri Le Bienvenu ha sido y es una figura clave en la evolución de la Responsabilidad Social Empresarial en el Perú. Con una trayectoria marcada por el liderazgo en Perú 2021 desde el 2004, la organización empresarial pionera en promover una visión país basada en el desarrollo sostenible, su compromiso se ha mantenido firme desde hace más de dos décadas.
Durante su paso por Perú 2021, Henri impulsó activamente la articulación con redes como Forum Empresa y fue uno de los promotores del enfoque regional de la Sostenibilidad en América Latina. Como él mismo reconoce: “La Responsabilidad Social fue atribuida solamente a las empresas, pero ningún otro actor asumió su propia responsabilidad”. Su testimonio recuerda que el cambio solo será posible si todos los agentes implicados, incluido el desafiante consumidor, asumen su rol transformador. “No hay futuro para el planeta si no entendemos las necesidades de un comportamiento responsable en todos los ámbitos”, reflexiona.
Él, actualmente Gerente General de Maletek Perú, recuerda con claridad el momento en que conoció al fundador de Corresponsables: “Conocí a Marcos González en México en 2012 durante un evento del CEMEFI. Cruzamos unas cuantas palabras y rápidamente entendimos que ambos buscábamos lo mismo: mejores tiempos para las empresas, desde una visión responsable”. “Su labor ha sido clave para quienes nos dedicamos a estudiar y promover la Responsabilidad Social en la región”, añade Le Bienvenu.
En el marco del 20º Aniversario de Corresponsables, Henri repasa los avances, desafíos y oportunidades del campo que ha marcado su trayectoria vital. Una conversación que reivindica el papel colectivo y la necesidad de repensar la Sostenibilidad desde el compromiso, la visión compartida y el largo plazo: “Solo avanzamos cuando lo hacemos juntos”.
Henri, usted lleva décadas vinculado a la promoción de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad en el Perú. ¿Cómo se inició ese compromiso y qué contexto encontró en sus primeros pasos?
Siempre tuve una inquietud social, y se presentó la oportunidad de liderar la organización empresarial más importante del país: Perú 2021 desde octubre del 2004. Así comencé a trabajar con líderes empresariales en la construcción de una visión nacional compartida. En aquel momento, muchos consideraban que, si el Perú aspiraba verdaderamente al desarrollo, debía contar con una ‘visión país’ a largo plazo.
Perú 2021 era una asociación civil sin fines de lucro, liderada por empresarios, que desde 1994 venía promoviendo esa visión nacional compartida, así como la difusión de la Responsabilidad Social como metodología de gestión empresarial. Su objetivo era claro: que las empresas se convirtieran en agentes de cambio para alcanzar el Desarrollo Sostenible del Perú.
“Si el Perú aspiraba verdaderamente al desarrollo, debía contar con una Visión País a largo plazo”
Recuerdo que, en los inicios, el concepto mismo de “responsabilidad” generaba resistencias. En muchos idiomas, responsabilidad se asocia a culpabilidad, y la Responsabilidad Social fue inicialmente atribuida solo a las empresas. Otros actores, como las universidades, ONG, consumidores, incluso partidos políticos, no asumían esa responsabilidad en su conducta. Nunca se desarrolló una Responsabilidad Social universitaria, política o del consumidor. Todo el peso recaía en las empresas, y lo más paradójico es que el consumidor, con su voto de compra, jamás privilegió a aquellas socialmente responsables.
¿Cuál fue el primer proyecto concreto vinculado a la RSE en el que trabajó directamente?
Uno de los primeros fue la implementación de un Sistema de Gestión Ambiental ISO 14001 para medianas y pequeñas empresas. En ese momento, el componente ambiental tenía mucho peso en la conciencia colectiva, y entendimos que las grandes compañías no podían avanzar solas: sus proveedores, especialmente las pymes, debían alinearse bajo reglas claras, como las que establecía la norma ISO 14000.
“Fue muy gratificante ver cómo las PYMES comprendían el valor de la Sostenibilidad”
Fue muy gratificante ver cómo empresas medianas y pequeñas comprendían el valor de la Sostenibilidad, y cómo la gestión ambiental comenzaba a incorporarse también en su operativa. El impacto en la cadena de valor era evidente.
¿Cómo describiría el contexto de la RSE en esos primeros años comparado con la realidad actual?
En aquellos años no existían definiciones claras ni sistemas consolidados de medición. Todo era difuso. Esa situación llevó al BID y a la OEA a impulsar un curso completo de RSE a través de Forum Empresa, una alianza de organizaciones promotoras de la Responsabilidad Social Empresarial presente en 19 países del continente, con sede en Santiago de Chile.
“La Responsabilidad Social fue atribuida solamente a las empresas, pero ningún otro actor asumió su propia responsabilidad”
El objetivo era claro: aportar valor al avance de la RSE en las Américas, generando herramientas de formación, intercambio y reflexión para todo el ecosistema empresarial.
Hoy en día el panorama ha cambiado, pero el camino ha sido largo y no exento de desafíos.
¿Qué barreras encontró al intentar implementar estas prácticas en sus primeras experiencias, y qué obstáculos compartían otros profesionales de ese tiempo?
En primer lugar, muchos empresarios, especialmente los más exitosos, no querían modificar el modelo de gestión que los había llevado al liderazgo del mercado. No veían razones para introducir cambios que consideraban ajenos a su core business.
Además, no había profesionales formados en estos temas. La Responsabilidad Social no formaba parte del currículum de ninguna carrera. Y, por otro lado, quienes sí tenían una trayectoria consolidada en áreas más tradicionales, como comercial o financiera, no querían redirigir su carrera hacia un ámbito aún desconocido.
“El conocimiento sobre la Responsabilidad Social era tan escaso que ni siquiera se entendía su potencial transformador”
Recuerdo que varios profesionales que fueron convocados para liderar áreas de RSE se sintieron desmotivados o incluso marginados. Algunos renunciaron, otros lo vivieron como un castigo. El conocimiento sobre la Responsabilidad Social era tan escaso que ni siquiera se entendía su potencial transformador.
Ha sido testigo directo de cómo se ha ido consolidando la RSE en Latinoamérica. ¿Qué lecciones le ha dejado este camino profesional?
Una de las más importantes es que el consumidor es, en realidad, la pieza central de este modelo. Con su voto de compra decide qué marca es líder del mercado. Sin embargo, en la práctica, el consumidor medio no se detiene a leer ni a valorar las bondades sociales o ambientales de los productos. Sigue priorizando el precio, la conveniencia o el marketing.
“Las redes sociales y las crisis globales han incrementado la conciencia hacia un mundo mejor”
Mientras esa actitud no cambie, la Sostenibilidad tendrá siempre una base frágil. Por mucho que las empresas transformen sus modelos, si el consumidor no responde, el cambio queda limitado. Es una lección dura, pero real: la Sostenibilidad no podrá tener éxito si no viene acompañada de un comportamiento consciente por parte del ciudadano.
En ese entramado latinoamericano de articulación y aprendizaje, ¿cómo recuerda su vínculo con Corresponsables y qué papel considera que ha tenido en el impulso de la RSE?
Conocí a Marcos González en México, durante un evento del Centro Mexicano de Filantropía (CEMEFI) en 2012. Cruzamos unas cuantas palabras y rápidamente entendimos que ambos buscábamos lo mismo: mejores tiempos para las empresas, desde una visión responsable.
Desde entonces, Marcos ha sido un incansable participante en los eventos de Perú 2021 y en muchas otras iniciativas vinculadas a la Sostenibilidad en el Perú. Siempre ha sido un gran promotor de la RSE en las ‘Américas’.
“Corresponsables ha sido una fuente de formación, de inspiración y de conexión”
Corresponsables ha sido, desde el inicio, una fuente de formación, de inspiración y de conexión. Su gran aporte ha sido el de compartir de forma abierta y rigurosa los hallazgos, las buenas prácticas, las tendencias emergentes. Su labor ha sido clave para quienes nos dedicamos a estudiar y promover la Responsabilidad Social en la región.
¿Qué otros hitos considera más determinantes en el avance de la RSE en estas dos últimas décadas?
Indudablemente, hoy existe una mayor conciencia sobre la importancia de la RSE. La aparición de las redes sociales jugó un rol clave en su difusión, generando una capacidad de visibilización instantánea que no existía antes.
Además, el deterioro del clima, las diferencias sociales, las crisis sanitarias como la pandemia y, sobre todo, la posibilidad de comunicarnos en tiempo real, han logrado movilizar conciencias. Se ha generado una mayor preocupación global por la Sostenibilidad y por la necesidad de actuar, tanto a nivel individual como colectivo.
Henri, ¿cómo ha vivido usted esa evolución también en lo personal, en su propia trayectoria profesional vinculada a este campo?
Han sido años realmente gratificantes, especialmente en lo referido al trabajo con grupos de interés como los empleados y, sobre todo, con las comunidades. He sido testigo de cómo muchas comunidades han logrado empoderarse y crecer económicamente, gracias al diálogo sostenido con las empresas.
“Ver cómo las alianzas generan transformaciones reales es una de las grandes satisfacciones de esta trayectoria”
Durante ese periodo, en toda la región surgieron concursos y reconocimientos a prácticas responsables, impulsados por distintas organizaciones. El impacto que lograron muchas de esas iniciativas fue realmente valioso. Ver cómo las alianzas generan transformaciones reales es una de las grandes satisfacciones de esta trayectoria.
En ese proceso de crecimiento continental, también ha habido personas y entidades clave que marcaron una hoja de ruta. ¿Cuáles han sido sus principales referentes?
Mi vida profesional en este campo estuvo muy influida por figuras como Allen L. White, del Tellus Institute, cofundador del Global Reporting Initiative, y uno de los pioneros en el desarrollo de metodologías de capacitación empresarial en Sostenibilidad.
“No hay futuro para el planeta si no asumimos colectivamente un comportamiento responsable”
También fue fundamental la colaboración con Celina Pagani-Tousignant. Entre los años 2005 y 2007, ella lideró, junto con Tellus Institute, un programa de entrenamiento en RSE desarrollado con Perú 2021, Acción Empresarial en Chile, Ethos en Brasil y Fundenas en El Salvador, dentro de la iniciativa Forum Empresa. Esa red hemisférica fue decisiva para alinear metodologías, compartir experiencias y profesionalizar el campo.
A lo largo de su carrera ha sido testigo de múltiples experiencias transformadoras. ¿Podría compartir algún caso de éxito que considere especialmente representativo en el campo de la RSE?
Durante la pandemia del COVID-19, muchas empresas pusieron de manifiesto su verdadera vocación de servicio, ofreciendo respuestas concretas a las necesidades más urgentes de la sociedad. Uno de los casos más significativos en el Perú fue el del Sistema Coca-Cola, que activó la plataforma Juntos Salimos Adelante para contribuir a la reactivación de la cadena de reciclaje, uno de los sectores más golpeados por la crisis.
Este tipo de acciones no solo responden a una emergencia, sino que consolidan el rol de la empresa como agente de cambio, integrando a su cadena de valor e impulsando una recuperación responsable.
Pensando en quienes hoy se inician en este campo, ¿qué mensaje les transmitiría desde su experiencia?
Creo que no hay futuro para el planeta si no asumimos colectivamente la necesidad de un comportamiento responsable, en todos los ámbitos. La Sostenibilidad exige un cambio cultural profundo, y eso solo es posible si las nuevas generaciones lo interiorizan como parte de su ética personal y profesional.
“Solo avanzamos cuando lo hacemos juntos”
No se trata solo de una opción laboral, sino de un compromiso de vida. Y eso requiere coherencia, visión y mucha perseverancia.
Y si proyectamos la mirada hacia el futuro: ¿cómo ve los próximos años para la RSE y la Sostenibilidad? ¿Qué retos y oportunidades anticipa?
Veo un panorama complejo. La Sostenibilidad implica un cambio de mentalidad y, sobre todo, de comportamiento. Y no estoy seguro de que la humanidad esté realmente dispuesta a realizar ese cambio de fondo.
Hay una contradicción entre lo que decimos que queremos y lo que hacemos en la práctica. Por eso, el reto no es solo institucional o técnico, sino profundamente humano. Sin embargo, también creo que las oportunidades están ahí: en la innovación, en la educación, en la presión social creciente por un futuro más justo y equilibrado.
A lo largo de su trayectoria ha liderado procesos transformadores desde espacios clave como Perú 2021 que destacabas. ¿Cuál considera que ha sido su mayor contribución a este campo? ¿Y hay algo que haría diferente si pudiera volver atrás?
Tal vez mi mayor aporte haya sido haber logrado poner el tema de la RSE en la agenda de las empresas más importantes del Perú, y haber trabajado para que también sus cadenas de valor entendieran por qué era fundamental adoptar una visión social de largo plazo.
Si tuviera que señalar algo que me hubiese gustado enfocar con más profundidad, sería el comportamiento del consumidor. Me habría gustado comprender mejor por qué, sabiendo todo lo que sabemos, no actúa de forma más responsable. Creo que esa es una asignatura pendiente para muchos de nosotros.
Para cerrar, Henri, ¿cómo le gustaría que se le recordara en el ámbito de la Responsabilidad Social?
Como un integrante más de un equipo que trabajó arduamente para desarrollar la RSE en el Perú. Porque esto ha sido siempre una construcción colectiva. Y si algo hemos aprendido es que solo avanzamos cuando lo hacemos juntos.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables.