Guadalupe Maldonado, Directora General de APAC IAP, lleva toda una vida profesional comprometida con la inclusión, la equidad y la Sostenibilidad desde el corazón del Tercer Sector. “La Responsabilidad Social ha estado presente desde siempre en mi vida profesional”, afirma con claridad. Su trayectoria demuestra que la transformación social no es un eslogan: es una labor cotidiana, exigente y profundamente humana. “La RSE no es una práctica empresarial, es una actitud ante la vida”, asegura, reivindicando una visión de la Sostenibilidad que parte de la empatía y se construye en comunidad.
A lo largo de los años, Guadalupe ha visto cómo la RSE ha pasado de ser un concepto difuso para consolidarse como una herramienta estructural que conecta empresas, organizaciones y ciudadanía en torno a un propósito compartido. “El verdadero impacto se logra cuando las acciones son conjuntas”, explica. Desde APAC, ha impulsado iniciativas tan potentes como el programa de Voluntariado Corporativo o la Panadería inclusiva, espacios donde el compromiso social se convierte en oportunidades reales para personas con discapacidad.
Con motivo del 20º Aniversario de Corresponsables, Guadalupe subraya el papel esencial del medio como impulsor de alianzas y narrativas transformadoras: “Para APAC, Corresponsables representa un gran referente. Gracias a su trabajo se ha fortalecido la conexión entre sectores y se han visibilizado iniciativas que cambian vidas”. La entrega del premio en los XIII Premios Corresponsables por el proyecto de inclusión laboral fue, según recuerda, un momento de validación y orgullo compartido para toda su comunidad.
Mirando al futuro, Guadalupe se muestra esperanzada pero exigente. Cree firmemente en el poder de las nuevas generaciones para sostener y reinventar este legado colectivo: “Su compromiso ambiental y social ya es parte de su identidad. Tienen la oportunidad y la responsabilidad de convertir la RSE en algo cotidiano, no excepcional”. Porque, como concluye, “dejar una huella positiva no debería ser algo extraordinario, sino parte natural de nuestras responsabilidades individuales y colectivas”.
Guadalupe, ¿cómo comenzaste a interesarte e involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad?
La Responsabilidad Social ha estado presente desde siempre en mi vida profesional. Desde mis primeros pasos en el Tercer Sector, entendí que trabajar por un mundo más justo y equitativo requiere del esfuerzo colectivo, de la voluntad de unir capacidades y recursos con un propósito compartido. En cada etapa de mi trayectoria, he visto cómo ese compromiso social cobra sentido cuando diferentes actores se articulan para generar un impacto real y sostenido.
En organizaciones como APAC IAP, donde día a día trabajamos con y para personas con parálisis cerebral, la Sostenibilidad no es un concepto abstracto: es una necesidad tangible que se refleja en la inclusión, en la empatía y en la posibilidad de transformar vidas. En ese sentido, la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad forman parte de nuestro compromiso más profundo como sociedad, y también de la vocación que ha guiado mi camino.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzaste, y en qué medida ha evolucionado hasta hoy?
El panorama ha cambiado de forma muy significativa. En sus inicios, la RSE se percibía con cierta ambigüedad, como un concepto difícil de aterrizar. No estaba claro cuál debía ser el rol de las empresas, cuál el del Tercer Sector, ni cómo articular esas voluntades con la ciudadanía. Era un terreno aún en construcción, donde faltaban referentes, estrategias claras y marcos de colaboración bien definidos.
Hoy, sin embargo, hemos avanzado hacia un modelo mucho más estructurado y maduro. La RSE ya no se entiende como una acción puntual o como una iniciativa simbólica. Está institucionalizada, forma parte de los procesos internos de muchas organizaciones y se ha integrado como un eje transversal del compromiso empresarial. Ahora entendemos que gracias a ella se pueden tejer redes de colaboración sólidas, donde cada actor (empresa, organización, ciudadanía) aporta desde su lugar para alcanzar objetivos comunes y de largo plazo.
¿Cuándo conociste a Corresponsables y qué papel crees que ha tenido en el impulso de la RSE en estas dos décadas?
Uno de los momentos más especiales en nuestra relación con Corresponsables fue cuando APAC recibió el reconocimiento en la categoría de Entidades sin ánimo de lucro y Economía Social Grandes en los XIII Premios Corresponsables. Se premió el trabajo que realizamos desde nuestra Panadería, un espacio de inclusión laboral que permite a personas con discapacidad desarrollar habilidades, generar ingresos y ganar autonomía. Fue un honor recibir ese reconocimiento, pero sobre todo fue una validación muy significativa del impacto real que genera nuestro modelo.
Para APAC, y para muchas otras organizaciones del Tercer Sector, Corresponsables representa un gran referente en la promoción de la RSE y la Sostenibilidad. Su labor como altavoz y como puente entre el mundo empresarial y las organizaciones sociales ha sido admirable. Gracias a su trabajo, se ha fortalecido la conexión entre sectores, se han visibilizado iniciativas transformadoras y se ha contribuido a construir una sociedad más comprometida y solidaria. En definitiva, Corresponsables es un ejemplo claro de cómo la comunicación puede ser una herramienta de cambio con impacto colectivo.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera en RSE?
La principal lección que he aprendido es que el verdadero impacto se logra cuando las acciones son conjuntas. Cuando diferentes personas, empresas e instituciones trabajan de manera articulada y alineada por un objetivo común, los resultados se multiplican. La RSE cobra sentido cuando deja de ser una idea aislada y se convierte en una red de colaboración efectiva.
También he comprendido que todas y todos, desde nuestros diferentes ámbitos, tenemos una responsabilidad compartida en la construcción de un mundo más justo, equitativo e incluyente. La Responsabilidad Social no es solo una práctica empresarial, es una actitud ante la vida, una forma de mirar al otro con empatía y compromiso.
¿Recuerdas alguna anécdota que refleje el espíritu y los desafíos de los primeros años de la RSE?
En APAC llevamos muchos años impulsando nuestro programa de Voluntariado Corporativo, que ha sido una de las experiencias más representativas del espíritu de la RSE en acción. Desde sus inicios, hemos invitado a colaboradores y colaboradoras de distintas empresas a vivir una jornada en nuestras instalaciones, participando directamente en actividades con las personas que atendemos. Esta experiencia ha sido clave tanto para quienes nos visitan como para nuestra comunidad.
Lo más alentador ha sido ver cómo estas iniciativas han evolucionado y ganado aceptación. Al principio, algunas empresas se acercaban con cierta timidez o sin saber muy bien cómo implicarse. Pero con el paso del tiempo, hemos notado un interés genuino por apoyar, por involucrarse más allá de una visita puntual. El compromiso, la sensibilidad y la generosidad que demuestran quienes participan hacen que este programa se consolide como un ejemplo de cómo la RSE puede generar vínculos humanos profundos, derribar barreras y crear una cultura empresarial más solidaria y consciente.
¿Y podrías compartir con nosotros algún caso de éxito que consideres emblemático en el campo de la RSE?
Para nosotros, cada acción orientada a mejorar el mundo en que vivimos puede ser considerada un caso de éxito. La Responsabilidad Social no se mide únicamente por el tamaño del proyecto, sino por su capacidad de transformar vidas y generar impacto positivo. Desde APAC, hemos visto cómo iniciativas que en apariencia podrían parecer pequeñas han tenido un efecto profundo y duradero.
Hablar de RSE es constatar que las voluntades realmente mueven montañas. Cuando personas comprometidas y preocupadas por lo que sucede a su alrededor se organizan y actúan, se logra cambiar la historia, aunque sea a pequeña escala. Cada alianza, cada colaboración y cada proyecto compartido con empresas responsables nos recuerda que estamos construyendo juntos una sociedad más justa e inclusiva. Esos son, para nosotros, los verdaderos éxitos de la RSE.
¿Qué papel deben asumir las nuevas generaciones en la continuación del legado de la RSE y qué esperas del futuro de la Sostenibilidad en las próximas décadas?
Las nuevas generaciones tienen un papel fundamental en la continuidad y evolución de la Responsabilidad Social. Son quienes deben tomar la estafeta y reinventar lo que estamos haciendo hoy para que no se pierda, para que siga creciendo con nuevos enfoques, tecnologías y formas de pensar. Su compromiso ambiental y social ya es parte de su identidad, y eso les da una ventaja valiosa a la hora de liderar transformaciones significativas. A través de sus decisiones, ya sea como consumidores, profesionales o ciudadanos, pueden consolidar una cultura donde hacer el bien sea la norma, no la excepción.
Por eso, auguro un futuro prometedor para la RSE, un futuro en el que todas y todos participemos activamente en estas iniciativas. Uno en el que dejar una huella positiva no se vea como algo extraordinario, sino como parte natural de nuestras responsabilidades individuales y colectivas.
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