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Federico Zárate lleva 20 años comprometido con la transformación profunda del tejido empresarial en América Latina. Su camino comenzó en Córdoba, trabajando junto a pymes que ya practicaban una responsabilidad social genuina, sin siquiera saberlo. Aquella experiencia lo llevó a conectar con el IARSE, donde hoy ejerce como Director Ejecutivo, liderando un equipo apasionado por la Sostenibilidad. “Las empresas hacían Sostenibilidad sin saberlo, desde la práctica y el compromiso real”, recuerda Zárate, subrayando que muchas iniciativas nacieron desde la convicción, mucho antes de que existieran términos técnicos o marcos regulatorios consolidados.
Desde ese lugar, impulsa procesos formativos, acompaña a organizaciones y ayuda a que cada vez más empresas comprendan el valor de integrar la sostenibilidad en el corazón de su modelo de gestión. Como afirma en esta entrevista, “la sostenibilidad bien gestionada fortalece la competitividad y genera impacto”.
De Corresponsables el Director Ejecutivo de IARSE considera que “ha jugado un papel muy valioso como medio, no solo por difundir desafíos y avances en toda Iberoamérica, sino por generar conocimiento e incentivar la acción empresarial hacia una gestión sostenible y responsable”.
Con una mirada lúcida, crítica y al mismo tiempo inspiradora, Federico Zárate destaca el papel que deben asumir las empresas, los inversores, la comunicación y las nuevas generaciones para que este cambio siga avanzando. Su experiencia, profundamente humana y estratégica, nos recuerda que otra forma de hacer empresa no solo es posible, sino urgente: “Vale la pena promover esta forma de gestión: es necesaria y urgente”.
Federico, ¿cómo fue tu primer contacto con la RSE y la sostenibilidad? ¿Qué te llevó a comprometerte con este ámbito profesionalmente?
Mi vínculo con la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad comenzó hace unos 20 años, cuando me sumé al Foro Productivo de la Zona Norte (FPZN), una asociación de empresas de Córdoba Capital (Argentina). Esta organización surgió porque muchas cámaras sectoriales no representaban adecuadamente a las pymes de la zona. El FPZN nació para contribuir al desarrollo integral del territorio y su comunidad, articulando el trabajo de las empresas con la sociedad civil y organismos públicos.
«La mayoría de las empresas asociaban la RSE únicamente con la filantropía o la solidaridad»
Lo interesante es que, sin saberlo, esas empresas ya estaban haciendo RSE real, aun sin llamarlo así. Los ejes de trabajo eran muy claros: ordenamiento territorial, mejora de infraestructuras, educación técnica y seguridad. Incluso crearon y gestionaron un colegio técnico para fomentar la inclusión educativa y la empleabilidad. En aquel momento, la mayoría de las empresas asociaban la RSE únicamente con la filantropía o la solidaridad. No veían relación entre lo que hacían y lo que, más tarde, descubrirían como una verdadera forma de gestión estratégica y compartida.
¿Cómo llegó al IARSE?
Yo cursaba la carrera de Licenciatura en Recursos Humanos, y ya me sentía muy atraído por el tema. Así fue como conocí al Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (IARSE), y comencé a formarme más en profundidad. Logramos generar un vínculo entre ambas instituciones para promover la RSE como forma de gestión y dar visibilidad al trabajo del FPZN. Esa experiencia fue tan transformadora para mí, que poco después me incorporé al equipo del IARSE.
Desde entonces, no he parado. Hoy hace más de 15 años que formo parte del Instituto, y actualmente me desempeño como Director Ejecutivo, liderando un equipo profundamente comprometido con esta causa.
Recuerdo especialmente mis primeros años en el IARSE, cuando me tocaba dar capacitaciones a directivos, gerentes y equipos de empresas de gran trayectoria. Muchos me duplicaban en edad y experiencia, lo cual me generaba muchos nervios… pero también mucha adrenalina. Nunca olvidaré una frase que me dijo Luis Ulla, mentor y cofundador del IARSE: “Fede, vos tenés el conocimiento, pero más importante que eso, es saber que tenés algo valioso para compartir con los demás, en lo que vos creés profundamente.” Esa frase me marcó. Hasta hoy, antes de cualquier capacitación o asesoramiento, me la repito en silencio.
¿Y cómo era el contexto general de la RSE en esos primeros años? ¿Qué ha cambiado desde entonces?
En aquel entonces había mucho desconocimiento y confusión. La RSE se vinculaba casi exclusivamente a acciones de filantropía, donaciones o voluntariado. Incluso se criticaba duramente a quienes hablaban del tema, acusándolos de querer «vender imagen». Muchas organizaciones tenían compromisos genuinos y buenas prácticas que preferían no comunicar por temor a ser juzgadas. Y lo curioso es que esto sigue ocurriendo, especialmente en pymes, donde aún hoy muchas prefieren no visibilizar lo que hacen por ese mismo prejuicio.
«Muchas organizaciones tenían compromisos genuinos y buenas prácticas que preferían no comunicar por temor a ser juzgadas»
Había, claramente, un desafío enorme en cuanto a formación y promoción del concepto. Pero era muy gratificante ver cómo, tras una capacitación, empresas y organizaciones descubrían el verdadero valor estratégico de la gestión responsable y comenzaban a transformarse. Esa sigue siendo, sin duda, una de las mayores recompensas de este trabajo. Aunque hoy los desafíos son otros y hay mayor profesionalización, esa chispa de despertar conciencia sigue siendo muy poderosa.
«A pesar de todos los avances, en Argentina y América Latina todavía persiste un gran desafío de formación inicial»
Dicho esto, también debo decir que, a pesar de todos los avances, en Argentina y América Latina todavía persiste un gran desafío de formación inicial. El camino recorrido ha sido largo, pero el trabajo aún no está terminado.
¿Cuándo tuviste contacto con Corresponsables por primera vez y cómo ha sido tu relación con el medio?
Mi relación con Corresponsables comenzó hace muchos años, desde mi rol en el IARSE. Siempre se mostraron muy interesados en nuestra labor y nos contactaban para incluirnos en su Anuario o para visibilizar casos de buenas prácticas empresariales en Argentina. Valoramos mucho esa apuesta por la comunicación como herramienta para dar visibilidad al tema, algo esencial para sensibilizar e inspirar a otros actores.
«Corresponsables ha jugado un papel muy valioso como medio por generar conocimiento e incentivar la acción empresarial hacia una gestión sostenible»
Creo sinceramente que Corresponsables ha jugado un papel muy valioso como medio, no solo por difundir desafíos y avances en toda Iberoamérica, sino por generar conocimiento e incentivar la acción empresarial hacia una gestión sostenible y responsable.
¿Cuáles han sido, en tu opinión, los hitos más relevantes en estas dos décadas de evolución?
Muchos de los hitos que destaco tienen que ver con lo que ya mencioné: la evolución del concepto hacia la gestión estratégica, centrada en la materialidad y en los impactos reales. Ese enfoque está impulsando una transformación profunda en las organizaciones.
Entre los grandes hitos que marcaron la evolución de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), señalaría los siguientes: en primer lugar, la difusión del concepto de Desarrollo Sostenible desde 1987, cuando la ONU lo introdujo como una de las piedras angulares del pensamiento global sobre sostenibilidad. A partir de ahí, se consolidó la teoría de stakeholders, que permitió mapear los impactos de las empresas en distintos grupos de interés, facilitando una visión más integral de su actuación.
«La llegada de los ODS y la Agenda 2030 brindó una hoja de ruta clara y medible para que las empresas alinearan sus acciones con los grandes desafíos del siglo XXI»
Posteriormente, el Pacto Global de la ONU y las Directrices de la Global Reporting Initiative (GRI) se establecieron como marcos de referencia esenciales, promoviendo la integración de la RSE en la estrategia corporativa. A esto le siguió el lanzamiento de la ISO 26000, que estandarizó la RSE para todo tipo de organización, convirtiéndola en una herramienta de gestión comúnmente reconocida a nivel global.
Más adelante, la llegada de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 brindó una hoja de ruta clara y medible para que las empresas alinearan sus acciones con los grandes desafíos del siglo XXI. Con este impulso, también irrumpieron los criterios ASG/ESG, promovidos inicialmente desde el sector financiero, los cuales conectaron directamente la sostenibilidad con el desempeño económico de las organizaciones.
Además, se produjo una sofisticación de los estándares de reporte, con el desarrollo de iniciativas como el SASB, el Informe Integrado (IR), el TCFD y el IFRS, que han permitido a las empresas mejorar su transparencia y medición del impacto social y ambiental. Y, por supuesto, no podemos olvidar el avance de las legislaciones y marcos normativos en varios países, que han consolidado la RSE como un elemento central en las políticas empresariales a nivel mundial.
«La RSE ha pasado de ser un tema filantrópico a una estrategia integrada, alineada al negocio»
Estos avances han permitido que la RSE pase de ser un tema filantrópico a una estrategia integrada, alineada al negocio, que dialoga con las expectativas de los públicos de interés y con los riesgos y oportunidades de cada sector.
¿Qué aprendizajes personales te ha dejado este camino?
Aprendí que la sostenibilidad no es periférica, sino la base de toda gestión organizacional moderna. Es un abordaje que debe ser integral y transversal, focalizado en los temas materiales y en las expectativas de los grupos de interés.
Y algo fundamental: cuando se practica con convicción y seriedad, genera resultados concretos, fortalece la competitividad y permite a las organizaciones contribuir genuinamente al desarrollo sostenible.
¿Qué referentes o pioneros destacarías por su influencia en este recorrido?
Destacaría sin duda al Instituto Ethos de Brasil, que inspiró la creación de IARSE. También a organizaciones como Fundación Avina, Naciones Unidas, el GRI, y muchas otras que han jugado un rol crucial en cada país y región para difundir el enfoque y traducirlo en herramientas prácticas.
¿Tienes en mente algún caso empresarial que refleje bien esta evolución?
Podría nombrar muchos, pero uno que siempre destaco es el de Interface, por su enfoque radical hacia la sostenibilidad. También Natura, con su integración de valores éticos y regenerativos, y Grupo Arcor en Argentina, por su compromiso con el desarrollo local y la gestión responsable desde hace décadas.
¿Cómo ves el futuro de la Sostenibilidad y cuáles serán sus grandes retos y oportunidades?
Creo que el futuro vendrá marcado por una consolidación del enfoque estratégico y transversal, donde los criterios ASG estarán cada vez más integrados en las decisiones empresariales.
Entre los principales retos están la descarbonización acelerada, la gestión sostenible de recursos, y una mayor exigencia en transparencia y rendición de cuentas por parte de inversores y la sociedad.
«El futuro vendrá marcado por una consolidación del enfoque estratégico y transversal, donde los criterios ASG estarán cada vez más integrados»
Pero también hay grandes oportunidades: la innovación en modelos de negocio regenerativos, el crecimiento de las finanzas sostenibles, la economía circular, y el uso de la digitalización para mejorar la eficiencia y la equidad. Las organizaciones que se adapten y lideren este cambio, generarán valor compartido real y duradero.
¿Y qué papel tienen las nuevas generaciones en este proceso?
Tienen un rol clave, transformador y urgente. No solo como futuros líderes, sino como actores del presente: desde el consumo, la innovación y la ciudadanía. Tienen una mayor conciencia ambiental y social, y eso los convierte en impulsores del cambio. También tienen la capacidad de integrar tecnología y sostenibilidad, lo que es fundamental para acelerar las soluciones que el mundo necesita.
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