Edita Olaizola inició su recorrido en la Responsabilidad Social creando la Comisión de RSE en Aedipe Cataluña. “Conseguí reunir un precioso plantel de expertos, y ante la evidencia de que yo era la menos conocedora de la materia, cursé un Máster en Sostenibilidad y Responsabilidad Social. Fue el inicio de mi camino por esta senda”, recuerda.
Desde entonces, ha visto cómo el concepto de la RSE ha evolucionado hasta convertirse en parte integral de la estrategia empresarial de muchas empresas. “Ahora es difícil encontrar una empresa que no defina y aplique algún concepto de RSE en sus objetivos estratégicos”, afirma.
También destaca el papel de Corresponsables en el impulso de esta transformación: “Corresponsables ha sido vital. Es un medio muy reconocido en todos los ámbitos y ha tenido un papel clave en la difusión, profesionalización y consolidación de la RSE”.
¿Cuál fue tu primer acercamiento al ámbito de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad?
Aportar valor desde los recursos humanos y la gestión de personas, con un enfoque más alineado con la ética, la sostenibilidad y el impacto social
Mi primer contacto con este ámbito se remonta a hace muchos años, cuando creamos la Comisión de RSE en Aedipe Cataluña. Fue una iniciativa que surgió de la inquietud por explorar nuevas formas de aportar valor desde los recursos humanos y la gestión de personas, con un enfoque más alineado con la ética, la sostenibilidad y el impacto social.
¿Qué recuerdas de aquellos comienzos? ¿Alguna vivencia o aprendizaje que te marcara?
Una de las experiencias más valiosas fue lograr reunir un plantel de expertos en torno a la comisión. Y, ante la evidencia de que yo era la menos conocedora de la materia —porque venía de otro campo profesional— tomé la decisión de cursar un Máster en Sostenibilidad y Responsabilidad Social. Aquello fue el inicio de mi camino en esta senda y una forma muy personal y comprometida de adentrarme en un terreno que, desde entonces, se ha convertido en parte esencial de mi vida profesional.
¿Qué percepción había entonces sobre la RSE en las organizaciones con las que trabajabais?
En aquel momento, las empresas adheridas a Aedipe no conocían bien el enfoque de la RSE. Era un concepto poco extendido, sobre todo entre medianas y pequeñas empresas. Esto nos animó a poner en marcha actividades divulgativas con el objetivo de sensibilizar y formar. Y no solo fueron útiles para las organizaciones, sino que también nos ayudaron a consolidar nuestro propio equipo de trabajo y a generar una cultura compartida en torno a estos valores.
¿Cómo conociste a Corresponsables?
Tuve la oportunidad de conocer a Marcos González precisamente en el contexto de esa comisión de RSE en Aedipe. A raíz de ese trabajo conjunto, y con el paso de los años, Corresponsables me otorgó un reconocimiento en su décimo aniversario en 2015. Fue un gesto muy especial y significativo, porque simbolizaba la consolidación de una relación profesional basada en la colaboración y en un compromiso común con la Responsabilidad Social.
¿Qué papel consideras que ha tenido Corresponsables en la evolución del ecosistema de la Sostenibilidad?
Diría que ha sido un papel vital. Corresponsables es un medio reconocido en todos los ámbitos, tanto en el sector empresarial como en el del Tercer Sector y las administraciones. Su capacidad para difundir, profesionalizar y dar visibilidad a la RSE ha sido clave para que muchas empresas la integraran en sus estrategias.
La Sostenibilidad ha dejado de ser una opción y se ha convertido en parte esencial de la agenda corporativa
¿Y cómo ves el panorama actual en comparación con aquellos primeros años?
La evolución ha sido enorme. Hoy resulta difícil encontrar una empresa que no defina y aplique algún concepto de RSE en sus objetivos estratégicos. Aunque queda camino por recorrer, la Sostenibilidad ha dejado de ser una opción y se ha convertido en parte esencial de la agenda corporativa.
Si tuvieras que sintetizar una gran lección aprendida en este recorrido, ¿cuál sería?
Una de las grandes lecciones es que la principal fuente de inspiración para hacer las cosas bien es la Naturaleza. En ella encontramos equilibrio, regeneración, diversidad, resiliencia… Todos estos valores son aplicables al mundo organizativo si aprendemos a observar con atención. La biomimética organizacional se nutre de esa sabiduría para rediseñar estructuras y culturas empresariales más sostenibles, humanas y eficientes.
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