El cambio climático ya no es una amenaza futura: es una realidad que nos interpela cada día con más fuerza. Lo vemos en las olas de calor que baten récords, en las lluvias torrenciales que paralizan ciudades, en la pérdida de biodiversidad que altera ecosistemas enteros. Lo confirma la ciencia, lo sufren las personas, y lo enfrentan todos los sectores de la sociedad.
En este contexto, el papel de las empresas es crucial. No solo por su capacidad de innovación, inversión y transformación, sino porque muchas de las decisiones que se toman en los consejos de administración tienen un impacto directo en el planeta. Cada proyecto, cada contrato, cada estrategia puede contribuir a acelerar —o a frenar— la transición hacia un modelo más sostenible.
El Día del Cambio Climático es una oportunidad para reflexionar sobre esto. Para preguntarnos, como organizaciones, qué estamos haciendo realmente. ¿Estamos reduciendo nuestras emisiones? ¿Estamos adaptando nuestras operaciones a los riesgos climáticos? ¿Estamos ayudando a nuestros clientes, proveedores y comunidades a transitar hacia modelos más resilientes?
Desde ENGIE España, asumimos esta responsabilidad como parte de nuestro propósito: actuar para acelerar la transición hacia una economía neutra en carbono. Pero sabemos que no basta con tener un propósito. Hay que demostrarlo con hechos.
Hemos desarrollado soluciones energéticas que permiten a nuestros clientes reducir sus emisiones, mejorar su eficiencia y avanzar en sus propios compromisos climáticos. Hemos apostado por tecnologías limpias, redes de calor y frío sostenibles, biomasa certificada, autoconsumo solar y eficiencia energética. Y lo hemos hecho con una visión integrada, que combina impacto ambiental, valor económico y compromiso social.
Pero también somos conscientes de los desafíos que persisten. La transición energética no es lineal, ni sencilla. Requiere superar barreras regulatorias, técnicas y culturales. Exige repensar modelos de negocio, formar talento, invertir en innovación y construir alianzas. Y sobre todo, demanda coherencia: que lo que decimos esté alineado con lo que hacemos.
Uno de los grandes retos es la adaptación. El cambio climático ya está aquí, y sus efectos son cada vez más extremos. Las empresas debemos anticiparnos, evaluar riesgos físicos, proteger nuestras infraestructuras y garantizar la continuidad operativa. En ENGIE, lo estamos haciendo con planes de resiliencia, evaluaciones climáticas y soluciones basadas en la naturaleza que restauran ecosistemas y protegen comunidades.
Otro reto es la descarbonización de las cadenas de valor. No basta con reducir nuestras propias emisiones: debemos acompañar a nuestros proveedores y clientes en ese camino. Por eso, en ENGIE España hemos certificado nuestras compras como sostenibles, evaluamos a nuestros proveedores con criterios ESG y promovemos la economía circular en todos nuestros proyectos.
Y hay un tercer reto, quizás el más complejo: el de la transformación cultural. Porque la sostenibilidad no es solo una cuestión técnica o financiera. Es una forma de pensar, de liderar, de relacionarse con el entorno. Implica poner a las personas en el centro, fomentar la diversidad, garantizar la equidad y construir organizaciones más humanas, más éticas y más comprometidas.
En esta línea, impulsamos el Observatorio ENGIE en España: Ciudadanos, Cambio Climático y Transición Energética, una iniciativa lanzada en 2021 con el objetivo de generar conocimiento sobre la percepción ciudadana frente a estos desafíos.
En su cuarta edición, el estudio “Percepción ciudadana sobre la contribución de las energías renovables y otras medidas en la lucha contra el cambio climático”, realizado por GAD3, revela que las energías renovables son percibidas como la principal solución frente al cambio climático. Además, un 44% de los encuestados considera prioritario apostar por procesos industriales menos contaminantes.
Estos resultados reflejan que la estrategia de ENGIE España, centrada en la descarbonización de la economía y el impulso de soluciones energéticas sostenibles, está alineada con las expectativas de la ciudadanía.
En este Día del Cambio Climático, no queremos hablar solo de lo que hemos hecho. Queremos hablar de lo que queda por hacer. De la urgencia de actuar, de la necesidad de colaborar, de la oportunidad de transformar. Porque el cambio climático no espera. Y porque cada decisión cuenta.
Las empresas están llamadas a ser protagonistas de la transformación. Desde su capacidad de innovación, su influencia en las cadenas de valor y su cercanía a los territorios, pueden impulsar soluciones reales y sostenibles. Al colaborar con gobiernos, sociedad civil y ciudadanía, contribuyen a construir un futuro más justo, más limpio y más resiliente.
Hoy, más que nunca, necesitamos liderazgo con propósito, compromiso con impacto y visión compartida. Porque el planeta necesita acciones decididas, alianzas valientes y organizaciones que conviertan sus valores en resultados tangibles. El momento de actuar es ahora.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional Contra el Cambio Climático

