Cada 10 de octubre, el Día Mundial de la Salud Mental nos recuerda una verdad incómoda pero necesaria: hablar de salud mental sigue siendo un desafío. Persisten los prejuicios, el estigma y los silencios, a pesar de que millones de personas en todo el mundo conviven con problemas de ansiedad, depresión, estrés, burnout o trastornos más graves. La salud mental no entiende de edad, condición social ni profesión. Nos afecta a todos y todas, y por eso requiere no solo políticas sanitarias sólidas, sino también un cambio cultural profundo.
En este contexto, las organizaciones sanitarias tenemos una responsabilidad que va más allá de la asistencia clínica: debemos contribuir a sensibilizar, educar y derribar barreras con mensajes claros, valientes y accesibles. En el grupo sanitario Ribera hemos asumido este compromiso como parte esencial de nuestra política de salud responsable y de nuestra estrategia de Responsabilidad Social Corporativa. Creemos que la comunicación, cuando se combina con creatividad y sensibilidad, es una herramienta muy poderosa para acercar la salud mental a la sociedad y generar conversaciones que salvan vidas.
La salud mental no siempre se aborda con la misma naturalidad que la salud física. Se habla con orgullo de un maratón superado, de una cicatriz curada o de un examen aprobado, pero todavía se ocultan episodios de ansiedad, periodos de tristeza profunda o la necesidad de pedir ayuda psicológica. Precisamente por ello, nuestras campañas buscan crear un lenguaje común que legitime estas emociones y ponga rostro a realidades que demasiadas veces se silencian.
En Ribera entendemos la comunicación como una forma de prevención y acompañamiento. Por eso nuestras iniciativas de concienciación buscan generar empatía y confianza, pero también abrir espacios para la reflexión social. Sabemos que no basta con dar información; hay que emocionar, remover y provocar diálogo.
Nuestra última campaña de marca, Sentir la camiseta, es un ejemplo de este enfoque. Hemos dado voz a deportistas de élite que comparten, en primera persona, cómo la presión de la competición, las lesiones, la pérdida de motivación o la exigencia del alto rendimiento afectan a su bienestar emocional. Estas historias nos recuerdan que, incluso quienes admiramos por su fortaleza física, atraviesan dudas, frustraciones y momentos de vulnerabilidad.
El deporte es, sin duda, un aliado de la salud física, pero también lo es de la salud emocional. Escuchar a quienes han hecho de su disciplina un modo de vida reconocer que han necesitado apoyo psicológico o que han aprendido a relativizar la presión del resultado, contribuye a normalizar que la salud mental se entrena, se cuida y se protege igual que un músculo o una articulación.
Con esta campaña hemos querido abrir un diálogo honesto sobre la relación entre deporte y bienestar emocional, un ámbito que inspira especialmente a los más jóvenes. Que ídolos deportivos hablen con transparencia de sus emociones es una manera poderosa de romper estigmas y de trasladar un mensaje claro: cuidar la mente es tan importante como cuidar el cuerpo.
Otro de los proyectos que más nos enorgullecen es la llamada campaña en blanco, enfocada en la prevención del suicidio. Se trata de una de las problemáticas de salud pública más graves y, al mismo tiempo, más invisibilizadas en esta sociedad. Durante demasiado tiempo, hablar de suicidio ha estado rodeado de tabúes y silencios que han impedido un abordaje adecuado y han dejado a muchas personas sufrir en soledad.
Con esta campaña buscamos precisamente lo contrario: abrir una conversación necesaria, poner nombre a lo que ocurre y lanzar un mensaje inequívoco de esperanza y apoyo. Lo hicimos con un gesto simbólico —dejar espacios en blanco en soportes de comunicación— que llamó la atención y sirvió para evidenciar que el silencio mata. Porque hablar del suicidio con responsabilidad no aumenta el problema, sino que ayuda a prevenirlo.
En el grupo sanitario Ribera creemos que la Responsabilidad Social Corporativa no se limita a proyectos filantrópicos o políticas internas. La verdadera responsabilidad pasa por atender las necesidades de la sociedad, por generar un impacto positivo en la salud y por ser valientes al plantear conversaciones incómodas pero imprescindibles. La salud mental es un ámbito en el que se necesita precisamente esa valentía.
Nuestras campañas no son acciones aisladas, sino parte de una estrategia de largo recorrido que busca acompañar a pacientes, familiares y profesionales en la construcción de una cultura de salud más abierta, inclusiva y humana. Una salud responsable. Apostamos por la creatividad porque sabemos que la forma en la que contamos las cosas importa tanto como el mensaje.
La salud mental requiere recursos clínicos, investigación y políticas públicas, pero también necesita comunicación. Comunicar para sensibilizar, educar y acompañar. Comunicar para que nadie se sienta solo, para que pedir ayuda no sea motivo de vergüenza, para que las emociones encuentren un espacio legítimo en la conversación social.
En Ribera seguiremos apostando por campañas valientes, creativas y responsables, porque estamos convencidos de que, en materia de salud mental, cada palabra cuenta. Y porque creemos firmemente que comunicar también es cuidar.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de la Salud Mental