El Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre, hay que insistir en que más de un tercio de la población en nuestro país padece algún problema de salud mental, superando el 50% a partir de los 75 años y siguiendo una tendencia creciente en los últimos años.
Ante estas cifras no se puede permanecer impasible. Hay que actuar. Todos debemos actuar. Porque abordar los problemas de salud mental es una responsabilidad compartida de todos los profesionales sanitarios, también de los farmacéuticos.
La profesión farmacéutica es corresponsable de mejorar la atención a las personas que sufren cualquier tipo de enfermedad mental. Y asume este compromiso desde una actitud proactiva y colaborativa. Siempre tendiendo una mano y ofreciendo su profesionalidad y vocación de servicio, con el fin de cuidar y acompañar a los pacientes en el proceso de su enfermedad, favoreciendo la adherencia terapéutica y el buen uso de los medicamentos, sin perder de vista a los familiares, a los que también el farmacéutico acompaña.
Este compromiso compartido de la farmacia con los pacientes no es nuevo. Lo ha hecho en numerosas ocasiones, como sucedió en la pandemia de la Covid-19, y, una vez más, se brinda como un recurso sanitario valioso para, entre todos, abordar el gran problema de salud pública que son las enfermedades mentales.
Por su accesibilidad y cercanía a la población, el farmacéutico comunitario es el profesional sanitario idóneo para identificar de forma temprana los signos y síntomas que presentan los trastornos de salud mental o su empeoramiento, interpretar esas señales y derivar correctamente. Además, puede informar al paciente sobre estos trastornos luchando contra el estigma silente que se cierne sobre ellos, e insistir en que el autocuidado, entendido como la capacidad de las personas para promover la salud, prevenir enfermedades y hacerles frente, también es esencial.
En la práctica, la implicación de los farmacéuticos en mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedad mental y sus familias se ha materializado en numerosas acciones puestas en marcha en diferentes comunidades autónomas y a nivel nacional.
Una de ellas fue la publicación del informe “La Salud Mental en España”, desarrollado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España junto al Consejo Asesor Social de la Profesión Farmacéutica, constituido junto a trece entidades de referencia de la sociedad civil. Este estudio tiene una gran relevancia, puesto que supone una fotografía fiel y rigurosa de la prevalencia y causas de los trastornos mentales, así como de las desigualdades existentes en el acceso a los servicios.
Entre las conclusiones del documento destaca la necesidad de integrar a la red de farmacias en los procesos asistenciales de salud mental, utilizando su potencial como una red centinela para optimizar el uso de medicamentos, mejorar la adherencia terapéutica y, sobre todo, actuar como un primer punto de contacto para los pacientes que necesitan orientación o apoyo emocional.
Otro ejemplo del compromiso de la Farmacia con los pacientes que sufren una enfermedad mental es la puesta en marcha de la campaña “Menos estigma, más estima”, también impulsada por el Consejo General en colaboración con Boehringer Ingelheim, cuyo objetivo es combatir el estigma social que aún recae sobre los trastornos mentales y visibilizar el papel del farmacéutico como agente clave en la prevención, la detección precoz y el acompañamiento.
Además, en el marco de esa campaña se ha llevado a cabo el proyecto Escuelas rurales de salud mental, que busca favorecer la detección de síntomas y signos indicativos de patología mental y fomentar el autocuidado, así como mejorar la adherencia a los tratamientos de los pacientes diagnosticados. Todo ello a través de sesiones de educación sanitaria impartidas por el farmacéutico.
En total, han participado 300 farmacias comunitarias, previamente formadas para brindar el Servicio de Educación para la Salud, de 35 Colegios de Farmacéuticos provinciales.
La casi totalidad de los familiares y pacientes (98%) que asistieron a las sesiones mostraron su satisfacción por la información y el servicio recibido y consideran que sería bueno que esta experiencia se extendiera a más provincias.
La gran acogida de todas estas acciones demuestra que la población y los pacientes con problemas de salud mental necesitan que todos los recursos sanitarios, entre ellos los farmacéuticos, colaboren y se coordinen para ofrecer una mejor atención sanitaria y lograr frenar el aumento imparable de este tipo de enfermedades que causan tanto sufrimiento a quienes las padecen y a sus familiares y cuidadores.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de la Salud Mental