El futuro de las ciudades se juega en los datos, no en los discursos. Y en esta línea, me temo que mi sesgo como CEO de www.airco2.earth me obliga a recordar que las ciudades concentran más del 70 % de las emisiones globales, pero también el 80 % del PIB. Esa doble condición —foco de impacto y motor económico— convierte a los entornos urbanos en el gran escenario de la transición climática. Pero la sostenibilidad urbana no se logrará solo con planes de movilidad eléctrica o más zonas verdes; requiere un sistema de gestión del carbono tan riguroso como el de sus finanzas públicas.
El ODS 11 nos recuerda que las ciudades deben ser inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. Desde www.airco2.earth creemos que esa sostenibilidad pasa, inevitablemente, por la inteligencia de los datos climáticos: un nuevo lenguaje común que une a ciudadanos, empresas y administraciones en torno a un objetivo compartido. En un contexto de cambio climático y urbanización acelerada, las ciudades que aprendan a gestionar su huella serán las que lideren la próxima década.
Y no es casualidad: el esfuerzo de los administradores públicos siempre ha sido promover un atractivo capaz de atraer y retener a su población. En el siglo XXI, sobrevivir al cambio climático también es —y será— el fin último de la gestión pública y del urbanismo.

 
  
 
 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 







 
  
  
 