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Cuando se habla de igualdad de género en el ámbito laboral, el indicador más citado suele ser la brecha salarial. En este terreno, los datos recientes apuntan a avances: según un informe de Esade EcPol, publicado en marzo de este año, entre 2010 y 2022 la diferencia salarial entre mujeres y hombres en España se redujo de un 23% a un 17% anual, y en términos de salario por hora pasó del 15% al 9%, el nivel más bajo registrado hasta ahora. A ello se suma la reciente aprobación de la Directiva de Transparencia Retributiva de la Unión Europea, que obligará a las empresas a publicar bandas salariales y datos comparativos por género antes de 2026.
Sin embargo, observar únicamente la evolución de esta brecha puede ocultar otras realidades. Los sectores más feminizados suelen situarse en la parte baja de la escala retributiva. El informe La situación de las mujeres en el mercado de trabajo 2024 del Ministerio de Trabajo y Economía Social señala que el 68,7 % de las personas que se encuentran entre el primer y segundo decil salarial son mujeres. Este dato muestra cómo la desigualdad laboral se proyecta en distintos planos más allá de la remuneración directa.
En este contexto, el análisis de la composición y funcionamiento de las ONG Acreditadas por Fundación Lealtad permite observar cómo estas otras brechas se manifiestan en el Tercer Sector: un ámbito altamente feminizado en empleo, pero con diferencias en los niveles de liderazgo y en los recursos gestionados.
Según el estudio que presentamos a principios de este año, La presencia femenina en el Tercer Sector 2025, las mujeres representan el 74% de las personas empleadas en las ONG Acreditadas, un porcentaje muy superior a la media nacional, situada en el 46,6% según el Ministerio de Trabajo y Economía Social. Esa amplia participación no se traduce en un acceso equivalente a la máxima responsabilidad: aunque ocupan el 49% de los puestos en órganos de gobierno y el 51% de las direcciones generales, solo alcanzan el 43% de las presidencias.
Las diferencias se acentúan cuando se analiza la gestión económica. Las organizaciones presididas por mujeres administran, de media, 4,3 millones de euros, frente a 7,3 millones en aquellas lideradas por hombres, lo que supone un 41% menos. En el caso de la dirección general, las entidades con mujeres al frente manejan un 28% menos de presupuesto que las dirigidas por hombres. No hablamos de salarios individuales, sino de la dimensión económica de las instituciones que ellas encabezan.
El tamaño de la organización también es determinante. En las entidades con un gasto inferior a un millón de euros, las mujeres representan el 53% de los órganos de gobierno; en aquellas que superan ese umbral, la proporción desciende al 45%. En otras palabras, el liderazgo femenino se concentra en organizaciones más pequeñas, mientras que los hombres predominan en aquellas con mayor capacidad financiera.
Los datos reflejan un panorama complejo. La elevada participación de mujeres en el empleo del Tercer Sector convive con limitaciones en el acceso a la presidencia, desigualdades en la gestión de presupuestos y una mayor presencia femenina en entidades de menor tamaño. Analizar estas cifras resulta esencial para comprender las dinámicas que aún condicionan la igualdad en el ámbito laboral y para identificar los espacios donde es necesario seguir avanzando hacia un liderazgo más equilibrado en todos los niveles.
Consulta más información responsable en las publicaciones Corresponsables y en la Ficha Corporativa de Fundación Lealtad en el Anuario Corresponsables 2025.