Para IKEA, la sostenibilidad es parte del corazón del negocio. Así lo afirmó Bernardita Correa, líder de Sostenibilidad para IKEA Chile, Colombia y Perú, quien explicó a Corresponsables cómo la estrategia global de la compañía se adapta a las realidades locales, con foco en la economía circular, la descarbonización y el trabajo comunitario.
“Todos los productos de IKEA deben tener un atributo de sostenibilidad para ser fabricados. Puede ser por su material, por quién lo produce o por el impacto que genera en el hogar”, explicó Correa. Este enfoque es la base de la propuesta de valor de IKEA: productos funcionales, bonitos, de calidad, a bajo precio y con impacto positivo.
En Chile, el despliegue de esta estrategia global comienza con la operación misma. Las dos tiendas IKEA en el país cuentan con certificación LEED en categoría Gold, lo que acredita eficiencia en el uso de energía, agua y gestión de residuos, entre otras dimensiones, desde su construcción y ambas operan 100% con energía renovable. A esto se suma un sistema interno de segregación de residuos que permitió, en 2024, desviar el 80% del total generado, con el compromiso de alcanzar cero envíos a vertedero.
“En retail, desviar el 80% de los residuos es muchísimo, sobre todo considerando que además tenemos áreas de alimentación en la tienda. Y eso es posible gracias al compromiso de los trabajadores, que segregan más de 20 tipos de residuos cada día“, destacó Correa.
Otro pilar relevante es la economía circular. IKEA Chile ha recuperado más de 320.000 productos que, por pequeños daños no funcionales, fueron reacondicionados y puestos nuevamente a la venta. Esta lógica de “segunda vida” se refleja también en la zona de oportunidades presente en cada tienda.”El objetivo no es solo reciclar, sino repensar el negocio para que lo que hoy es un residuo, mañana sea un recurso valioso“, aseguró.
Pero el compromiso de IKEA va más allá de su operación. Uno de sus ejes centrales es “democratizar la sostenibilidad“, es decir, hacerla accesible para todos. “En Chile, muchas veces los productos sostenibles son más caros. Nosotros queremos romper con esa idea. Vendemos productos que ayudan a tener un estilo de vida sostenible sin aumentar el gasto. Lo sostenible no puede ser un lujo“, afirmó Correa.
Ejemplos concretos: toda la grifería vendida por IKEA es de bajo consumo de agua, lo que permite ahorro y sostenibilidad al mismo tiempo. En el área de alimentación, productos con menor huella de carbono, como las albóndigas vegetales, se venden más baratos que las tradicionales de carne.
En cuanto a la cadena de suministro, IKEA mantiene sus estándares internacionales en Chile. “Nuestros productos provienen directamente de IKEA global. Pero esos mismos estándares los aplicamos también a nuestros proveedores de servicios locales“, explicó. Esto incluye planes de desarrollo en aspectos sociales, medioambientales y éticos, según el sistema IWAY de IKEA.
Una de las iniciativas más destacadas a nivel local es el trabajo comunitario. IKEA Chile lleva cuatro años desarrollando un programa integral junto a la comuna de Lo Espejo, una de las más vulnerables de Santiago, ubicada cerca de su tienda en Cerrillos. “No se trata de imponer lo que la empresa quiere hacer. Se trata de escuchar a la comunidad y construir juntos un plan que responda a sus necesidades“, explicó Correa.
Este trabajo se desarrolla en tres dimensiones: social, económica y ambiental. En lo social, IKEA ha equipado jardines infantiles y colegios del territorio con muebles, mediante jornadas de voluntariado corporativo. También ha capacitado a vecinos a través del uso de la franquicia tributaria SENCE, con formaciones definidas en conjunto con el municipio.
En el ámbito económico, la compañía promueve la contratación local. El 41% de los trabajadores de la tienda de Cerrillos vive a menos de 25 minutos del lugar, lo que reduce los tiempos de traslado y mejora la calidad de vida. Además, IKEA organiza ferias de emprendimiento para vecinos de Lo Espejo, brindándoles capacitación y espacios de venta dentro de sus tiendas.
En lo ambiental, IKEA entrega mensualmente compost producido con sus residuos orgánicos para arborizar espacios de la comuna. También colabora con capacitaciones en gestión de residuos para funcionarios municipales.
“El vínculo con Lo Espejo es sistemático. Nos reunimos cada dos semanas con el municipio y trabajamos en base a una relación de largo plazo. No es filantropía, es compromiso territorial“, subrayó Correa.
El modelo se ha replicado en Colombia, en ciudades como Cali, Medellín y Bogotá, reforzando la apuesta por una sostenibilidad que sea pertinente al contexto local.
“Lo que hacemos en IKEA es poner a las personas y al planeta en el centro. Desde el producto hasta la comunidad. Y buscamos que cada acción tenga sentido, que cada proyecto sea una oportunidad de generar impacto real”, concluyó Bernardita Correa.
Con esta visión, IKEA busca potenciar una nueva forma de hacer negocios: una que entiende que la sostenibilidad no se construye sola, sino en red, desde la colaboración, la coherencia y la posibilidad de ofrecer un futuro mejor para todos.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Desarrollo empresarial sostenible en Chile