Pack2Earth acaba de cerrar una ronda de financiación de 1,6 M€ para intensificar la producción de sus materiales compostables de altas prestaciones, diseñados para sustituir el plástico fósil. ¿Qué supone este hito para la compañía y cómo ayudará a escalar el impacto de vuestros materiales? ¿Qué ventajas ofrece vuestro enfoque?
Este hito le da solidez financiera a Pack2Earth con la entrada de nuevos inversores, que además de apoyarnos ahora, tienen capacidad para hacerlo en los próximos años, permitiendo que nos enfoquemos por completo en acelerar la construcción de la empresa, especialmente en cuanto a convertir las pruebas de concepto que tenemos en marcha en facturación, y a captar nuevos clientes. Además, estos fondos nos permiten desarrollar activos adicionales para la empresa, como los nuevos materiales en los que está trabajando nuestro equipo de I+D+i, nuestro proyecto impulsado por IA, que nos permitirá formular materiales de forma más rápida y eficiente, y nuestro nuevo laboratorio. También nos permitirá entrar en acuerdos estratégicos que nos permitan crecer más rápidamente.
Solo el 9% del plástico se recicla realmente. Frente a esta ineficacia estructural, ¿cómo pueden contribuir materiales como los vuestros a una economía circular más real?
Los seres humanos hemos demostrado ampliamente que no somos capaces de reciclar la mayor parte de nuestros desechos. El plástico fósil reciclado, que es la opción más popular para intentar ser más sostenibles, requiere de la adición de plástico virgen para mantener sus propiedades mecánicas, se descompone a lo largo de los siglos que perdura en nanoplásticos y microplásticos, y contamina la cadena alimentaria con PFAS, bisfenoles, ftalatos y metales pesados, entre otros tóxicos y disruptores endocrinos, igual que el plástico virgen, por lo que no soluciona ninguno de los problemas de fondo de la contaminación por plástico fósil del medio ambiente, ni de fertilidad y salud humanas.
Los materiales que se compostan a temperatura ambiente, que oficialmente se conocen como compostables en el hogar, porque incluso en compostadora doméstica se compostan, son la solución más natural al problema porque, si bien deberían ir al contenedor marrón de residuos orgánicos, aunque acaben en vertedero o en el medio ambiente, como sucede con el 79% del plástico hoy, se compostan por completo sin dejar atrás ni microplásticos ni tóxicos. Además, tienen una huella de carbono muy baja, que ayuda en la lucha contra el cambio climático, incluso si acaban incinerados, que no es lo óptimo.
El problema con este tipo de material es que, hasta la fecha, sus prestaciones han sido bajas y, por lo tanto, sus usos limitados. En Pack2Earth hemos conseguido desarrollar materiales muy robustos con altas barreras al vapor de agua, al oxígeno y a la grasa, por lo que podemos abarcar una gama muy amplia de aplicaciones, tanto alimentarias como no alimentarias. Además, si nuestro film se utiliza para recubrir cartón a fin de aportarle barreras, se puede reciclar en el contenedor azul del papel. En el caso de nuestro material de inyección, además de para envasar, se puede usar para fabricar objetos reutilizables, como vasos y boles.
La Sostenibilidad está en el centro de vuestro modelo. ¿Cómo se integra esta visión en la estrategia ESG de Pack2Earth y qué indicadores o prioridades destacáis?
Efectivamente, Pack2Earth ya nació con la misión de sustituir a los plásticos contaminantes por nuestros materiales biobasados y compostables para proteger al medioambiente y a la salud de las personas. Nuestro indicador principal es el número de kilos de material vendidos, de forma que nuestro negocio está completamente alineado con nuestro objetivo de impacto.
En el ámbito medioambiental, nos hemos marcado el objetivo de sustituir con nuestros materiales un total acumulado de 183.000 toneladas métricas de plásticos de origen fósil de aquí a 2030. De este modo, evitaremos un número significativo de nanoplásticos y microplásticos, reduciendo la cantidad de plástico en la naturaleza y evitando la persistencia durante años de sus residuos en los ecosistemas terrestres y acuáticos. Con ello, contribuimos a los objetivos 13 Acción por el clima y 15 Vida de los ecosistemas terrestres.
En el plano social, nuestros materiales evitan los riesgos para la salud asociados a los plásticos de origen fósil y evitan la generación de nanoplásticos y microplásticos, como hemos explicado. Así ayudamos a proteger a la salud de las personas y los animales y contribuimos al ODS 3 (Salud y bienestar). Calculamos que la sustitución de 1 tonelada métrica de plástico de origen fósil por los materiales de Pack2Earth eliminará, de media, 1.000.000 de partículas de microplástico. Alcanzar nuestro objetivo de vender 183.000 toneladas métricas (acumuladas) para 2030 se traduce en evitar la liberación de aproximadamente 183.000 millones de partículas de microplástico, que acabarían impactando en la salud de las personas.
Por otra parte, estimamos que 1 tonelada de materiales Pack2Earth ahorra de media 2 toneladas de CO2 comparada con los plásticos de origen fósil, de modo que supone una ventaja significativa en la lucha contra el cambio climático.
En el ámbito de la gobernanza, en Pack2Earth reconocemos la importancia de la inclusión y el gobierno corporativa transparente como motor fundamental del éxito, y hemos desarrollado una política integral de gobierno corporativo que promueve a conducta ética y la responsabilidad en nuestra organización.
Este año, para seguir avanzando en el desarrollo de nuestro negocio, tenemos previsto presentar nuestra candidatura para convertirnos en una empresa BCorp.
Muchos envases actuales liberan microplásticos o sustancias como BPA y PFAS. ¿Qué implicaciones tienen estos riesgos para la salud y cómo se posiciona Pack2Earth frente a ellos?
Se estima que en los plásticos de origen fósil se utilizan más de 10.500 sustancias químicas, de las cuales el 25% están clasificadas como altamente persistentes y nocivas. Ejemplos notables son los PFAS, los bisfenoles como el BPA y los ftalatos, que se filtran en alimentos y bebidas, provocando graves problemas de salud como alteraciones endocrinas, la disminución de la fertilidad y enfermedades crónicas.
En Pack2Earth pensamos que lo ético es evitar incluir estas sustancias, así como otras como el metal pesado antimonio, presente en aproximadamente el 90% de rPET (PET reciclado para hacer botellas de plástico, por ejemplo), ya que hay amplios estudios científicos que demuestran su efecto perjudicial sobre la salud humana. Además, se considera que los efectos del plástico en la fertilidad humana son uno de los factores que más han contribuido a la caída del 50% de la tasa de fertilidad mundial desde los años 1970. Y ¿a quién de nosotros nos gusta tener los 7g de microplásticos en el cerebro de promedio que ya tenemos?
Pensamos, además, que los nuevos estudios científicos y normativas sobre estos temas, harán que en los próximos años se vuelva inviable emplear plástico fósil reciclado para muchos usos, sobre todo de contacto alimentario, por lo que las alternativas biobasadas como las de Pack2Earth se harán mucho más populares.
Ya trabajáis con empresas de varios países. ¿Qué tipo de sectores están mostrando mayor interés por soluciones como la vuestra, y qué barreras os encontráis al escalar internacionalmente?
El sector alimentario constituye el 70% del mercado de bioplásticos y los riesgos de salud para el consumidor son especialmente importantes en los envases alimentarios, por lo que tenemos muchas pruebas de concepto y muchos clientes en este sector, pero también estamos trabajando con muchos clientes de otros sectores, como es el caso de IKEA, empresas tecnológicas, empresas de los sectores de la horticultura y agricultura, y empresas de productos para el hogar.
Los clientes que quieren hacer pruebas de concepto nos están llegando casi solos, con muy poco gasto en marketing, por la gran demanda que hay en el mercado. Sin embargo, cuesta aún un poco más de lo que nos gustaría convertir estas pruebas piloto a clientes de pago, porque son aún un poco más caros que los materiales fósiles, si bien estamos hablando solo de un impacto entre un 0,5% y un 2% sobre el PRVP, según el coste del producto. En menos de 5 años, el precio de nuestros materiales se habrá equiparado con el coste de los plásticos fósiles. Nos ayuda el hecho de que, en algunos países como España, las tasas, como aquí de Ecoembes son, de promedio, un 70% más bajos sobre los materiales compostables que sobre los materiales fósiles.
Habéis recibido apoyo de instituciones como la UE o el Ministerio de Ciencia. ¿Qué importancia tienen estas alianzas para startups con vocación de impacto social y ambiental?
El inicio de todo proyecto que busca un cambio radical es con el viento de cara en un mar con gran oleaje. Por ello, el haber contado con el apoyo tanto en cuanto a recibir consejos como a recibir subvenciones de ACCIÓ, del Ministerio de Ciencia y de la Unión Europea supuso inicialmente que pudiéramos sobrevivir como empresa mientras acabábamos nuestros desarrollos, y llegar a la posición fuerte y en pleno crecimiento de la que disfrutamos hoy. Ha habido muchos inversores privados que también han creído en nosotros y nos han apoyado en nuestras fases iniciales. Sin todos ellos, no estaríamos aquí.
Mirando al futuro, ¿cuáles son los próximos pasos de Pack2Earth y qué os gustaría lograr en los próximos años a nivel de innovación, impacto y expansión?
Estamos muy enfocados en maximizar el número de productos envasados en nuestros materiales y fabricados con ellos en los próximos 12 a 18 meses, para demostrar de forma tangible a las empresas y a los consumidores de qué son capaces nuestros materiales. Por otro lado, la segunda generación de nuestros materiales estará fabricada con un porcentaje cada vez mayor de materia prima proveniente de subproductos de la producción alimentaria, por lo que estamos trabajando en crear alianzas europeas, para así ir reduciendo el coste y optimizando la circularidad.
A esto sumamos los nuevos materiales que llevamos ya muchos meses desarrollando y que saldrán a la luz en el 2026 y 2027, así como nuestro proyecto de desarrollar nuestros materiales futuros apoyándonos en la inteligencia artificial. Esto último, además de permitirnos desarrollar materiales de manera mucho más rápida y eficiente a partir del 2026, nos permitirá abarcar retos de I+D+i de enorme potencial tanto económico como de impacto, que pensábamos que quedarían fuera de nuestro alcance por su complejidad.
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