Dale Una Vuelta es una entidad pionera en España en la prevención y sensibilización sobre el consumo de pornografía y su impacto en la salud mental, las relaciones y la percepción del sexo. Para conocer más de cerca su labor y reflexionar sobre los retos que plantea la educación afectivo-sexual en la adolescencia, entrevistamos a su Director, Jorge Gutiérrez, quien advierte que “la pornografía no educa en sexualidad, sino en poder y desigualdad” y reivindica la necesidad de una respuesta colectiva: “No se trata de prohibir, sino de educar y acompañar.”

¿Qué realidad os lleva a crear “El porno deja marca” y por qué consideráis urgente hablar del porno en la adolescencia?
Desde hace diez años, cuando nació Dale Una Vuelta, vimos que era urgente incluir este tema en la sociedad, porque había mucho silencio, tabú y desconocimiento. Por desgracia, falta camino por recorrer, aunque es cierto que desde numerosas instituciones, incluido el Ministerio de Igualdad, está siendo más habitual la creación de programas y campañas de sensibilización.
Hablar en la adolescencia, además, previene conductas arraigadas en la madurez, de gente que se ha dejado llevar, años y años, por estos contenidos, que empezaron precisamente en edades tempranas y que piden ayuda cuando son adultos.
¿Cuál es el punto fuerte de la campaña, cómo surgió?
El claim de la campaña lo dice todo. El porno deja huella, marca, heridas. Queríamos ir más allá del tópico de que no pasa nada, que no afecta más que a uno mismo. No. La realidad que vemos a diario, de gente adicta o con un consumo problemático, es que afecta a numerosas áreas de la vida y a los demás. También es cierto, como en todo, que no hay que tener una actitud catastrofista ni pensar que el porno es prácticamente el origen del mal.
La campaña insiste en que “nuestra inacción también deja marca”. ¿Qué papel creéis que deben asumir las familias, los centros educativos y la sociedad ante esta problemática?
Es sin duda otro punto fuerte de la campaña. Todos y todas podemos hacer algo, por pequeño que sea.
En primer lugar en casa, en el entorno más cercano, para crear espacios de conversación, de respeto, de escucha. Después, en el centro educativo, donde se aprende a socializar, a empatizar, a dialogar, y un lugar idóneo para resolver dudas, explicar aspectos que quizá las familias desconozcan, etc. Además, el propio docente puede ayudar a descubrir posibles síntomas de adicción, de complejos, de falta de relación, que pueden desembocar en conductas futuras desadaptativas. Y la sociedad…, desde artistas, políticos, directores de cine o publicistas, pueden aportar su granito de arena para dar a la sexualidad el valor que merece. La educación, por si solo, no basta, necesitamos a todos los agentes públicos que remen en la misma dirección.
Defendéis la educación sexoafectiva como la herramienta más poderosa para prevenir violencias. ¿Cómo debería integrarse en el sistema educativo para ser realmente transformadora?
Es un tema complejo, por razones de todo tipo. En Dale Una Vuelta pensamos que cuanto más interacción haya con las familias, mucho mejor, por una parte. Después, empezar por una educación afectivo sexual quizá de mínimos, donde se incluyan todos los conceptos en los que la mayoría estemos de acuerdo. Creo que para preparar una materia tan completa y amplia, es necesario que intervenga un equipo interdisciplinar, en el que haya al menos, sexólogos, psicólogos, educadores, sociólogos y antropólogos. No hay que el olvidar que, como dicen muchos autores, el sexo puede ayudar a construir a una persona, o a destruirla.
¿Qué respuesta habéis recibido por parte de familias, docentes e instituciones tras el lanzamiento de la campaña? ¿Habéis notado cambios en la conversación o en la demanda de talleres?
Notamos en primer lugar que no para de crecer la demanda de peticiones de talleres y sesiones sobre prevención de la pornografía. Unas cuarenta entidades, en apenas mes y medio, han acudido a nosotros para mostrar su interés. Muchos colegios y familias siguen sin herramientas, sin seguridad, a la hora de abordar estas cuestiones. En parte tiene que ver que se une con el uso indiscriminado de móviles y pantallas desde apenas los 10 años.
¿Qué le diríais a las instituciones públicas o privadas que todavía no consideran prioritaria la educación sexoafectiva?
Que abran las ojos, que se den cuenta de que una educación sexoafectiva sana y completa es lo mejor de lo que pueden vanagloriarse en la etapa escolar por sus alumnos y alumnas. Aunque también subrayo que debe ser de calidad y con ideas de fondo que les ayuden a ser chicos y chicas más libres, informados y respetuosos con su cuerpo y con el de los demás.
Mirando al futuro, ¿qué os gustaría que cambiara en la forma en que España aborda la educación sexual y afectiva?
Que se prepara un buen temario, sin ideologías, sin sesgos, respetando lo máximo posible a todo el mundo, que ayude a que nuestros futuros hijos e hijas crezcan en un país donde el sexo, la sexualidad, sea sinónimo de empatía, de vínculo, de respeto, de igualdad… y de amor, que falta nos hace.
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