Catalina Valencia, directora de comunidad y grandes eventos en KM ZERO Food Innovation Hub, explica cómo ftalks LATAM se consolidó en Ciudad de México como puente entre Europa y Latinoamérica para impulsar la innovación alimentaria. Destaca el potencial de la biotecnología y la inteligencia artificial en la región, las fortalezas de las startups latinoamericanas, y la importancia de generar impacto positivo en productores locales y consumidores, con un llamado especial a la participación femenina en el ecosistema foodtech.
¿Qué os motivó a promover ftalks LATAM en Ciudad de México y cómo encaja esta cita con la misión del hub?
KM ZERO nace en Valencia, pero desde un principio sabíamos que nuestro alcance debía ser global, pues las soluciones a los retos del sector agroalimentario pueden estar en cualquier lugar del mundo. Desde nuestras primeras acciones empezamos a involucrar líderes globales, y es así como creamos el primer encuentro sobre el futuro de la alimentación de España y el más internacional del sector.
Para nuestra llegada a México confluyeron varias cosas: un creciente interés de las startups latinoamericanas al no existir allí un proyecto de apoyo tan vertical como el nuestro, y partners que al ya formar parte de nuestra red nos ofrecían respaldo para llegar a este país.
Al México ser considerada la capital de América Latina, tener un mercado interno lo suficientemente atractivo tanto para startups y empresas, su riqueza gastronómica, su ecosistema de negocios y la estrecha relación con España (para los latinoamericanos España es la puerta de entrada a Europa), fue bastante natural elegir Ciudad de México como el lugar para internacionalizar nuestra iniciativa ftalks Food Summit.
Tenemos claro que KM ZERO debe actuar como un puente que conecta oportunidades a ambos lados del atlántico, generando negocio, nuevas colaboraciones e inversiones.
Este año hacemos la cuarta edición de ftalks LATAM del 6 al 9 de octubre, proponiendo 4 días de actividades en las que los participantes podrán inspirarse con líderes globales en la Food Conference el 6 de octubre; conectar con oportunidades de negocio, colaboración e inversión en el desayuno networking el día 7 y descubrir las soluciones innovadoras y sostenibles a los retos del sector los días 8 y 9 de octubre en el marco de The Foodtech Summit & Expo, donde lideramos el área de innovación con 40 startups de todo el mundo, la mayoría latinoamericanas.
Ftalks es la iniciativa en la que debes estar si quieres entender hacia dónde va el futuro de la agroalimentación y tener herramientas para tomar acción.
¿Qué estrategias utilizas para conectar a startups sostenibles, corporativos e inversores y fomentar sinergias entre ellos antes, durante y después del evento?
Uno de los principales objetivos de ftalks Food Summit es aportar valor a todos los asistentes y especialmente a quienes apoyan el evento. Cada vez hemos ido afinando más esta estrategia y por esto creamos una plataforma digital en la que desde mucho antes del evento las startups, corporativos e inversores pueden ir conectando entre ellos.
El día del evento esta plataforma les sugiere “matches” basados en sus intereses, personas a las que deben conocer. Y para nuestros partners, por lo general corporativos, inversores o entidades preparamos reuniones personalizadas en el evento, de forma que puedan sacar el máximo aprovecho encontrándose cara a cara y teniendo un espacio para hablar personalmente.
Ftalks es el evento más cercano y “humano” del sector, quienes vienen sienten la energía y el mimo que ponemos en la organización del encuentro, en la curaduría de los speakers o en la preparación de las reuniones personalizadas.
En nuestro programa de innovación abierta durante todo el año conectamos a nuestros partners con el ecosistema de soluciones innovadoras que más les interese, y en los encuentros es donde ocurre la “magia”. Además, durante todo el año nuestro equipo participa en los eventos más relevantes del sector, captando soluciones y nutriéndose para luego llevar ese conocimiento a reuniones estratégicas y comités de dirección.
Por otro lado, en encuentros más exclusivos como es nuestro Think tank, creamos un espacio seguro en el que se reúnen CEOs de la industria alimentaria, CEOs de startups, líderes de instituciones relevantes como la FAO y puedan sentarse a hablar durante más de 3 horas sobre cómo mejorar la relación entre una corporate y una startup, las implicaciones de la geopolítica en el sector o cómo mejorar la gestión sostenible del agua en la industria.
¿Qué tecnologías y soluciones emergentes te parecen más prometedoras para transformar el sistema alimentario en Latinoamérica? ¿Cómo se está acelerando el uso de biotecnología o IA aplicada a la agroindustria en las startups?
Sin duda Latinoamérica tiene un potencial enorme en biotecnología, con unos investigadores de primer nivel y soluciones con mucha conexión con las necesidades de la agroindustria. Para que estos proyectos se desarrollen y puedan convertirse en negocios necesitan por una parte apoyo de partners estratégicos, que pueden venir de la propia industria, pero también financiación, y es aquí donde muchos de estos proyectos no logran despegar porque no encuentran suficiente apoyo.
Iniciativas como GridX y el más reciente hub DeepTech startuplab.01 impulsado por Fundación Chile son una apuesta clara para acelerar el desarrollo de estos proyectos en la región, pero faltan más. Lo que suele suceder es que una vez estos proyectos se establecen, para escalar terminan yéndose a Estados Unidos. Lo ideal sería que pudieran quedarse si así lo desean y que pudieran encontrar el capital en la región.
La inteligencia artificial está ayudando a hacer más eficientes los procesos en la industria, como hace la startup mexicana Allie Systems o Migma, startup de Argentina que combina la ciencia aplicada e inteligencia artificial para diseñar antioxidantes personalizados, permitiendo alargar la vida útil de los ingredientes.
En el campo, las aplicaciones de la IA son infinitas y lo estamos empezando a ver con desarrollos no solo de startups sino como lo que está haciendo Bayer con su proyecto Carlota, herramienta digital que analiza datos, incluyendo imágenes satelitales y mediciones de humedad del suelo, para proporcionar recomendaciones de riego a los agricultores. En México, Carlota ya ha logrado ahorros de hasta un 30% en el uso de agua de riego y ha ayudado a ahorrar más de 14 millones de metros cúbicos de agua.
Y en biotecnología destacaría a Puna Bio, recientemente invertida por la Fundación Gates, que a partir de bacterias extremófilas de la Puna Argentina y tecnología, crean estimulantes biológicos microbianos que mejoran el rendimiento y regeneran los suelos. Son capaces de mejorar rendimientos consistentemente entre 10-15% en suelos fértiles, y hacer crecer cultivos en suelos degradados.
¿Qué fortalezas concretas has detectado en las startups latinoamericanas frente a las europeas, y viceversa?
No solo en alimentación, sino en todos los sectores en general, los emprendedores latinoamericanos suelen apostar por crear soluciones a problemáticas que les afectan especialmente en su región, o que han vivido de cerca de algún modo, y muchos trabajan teniendo en cuenta el impacto social que deben generar las soluciones que crean. En general, el clima de incertidumbre de muchos países en LATAM, en cuanto al acceso a la inversión y a la educación, hace que sean emprendedores más resilientes.
Como hay escasez de financiación, los emprendedores latinoamericanos están muy enfocados en el mercado, en conocer a su cliente y en vender desde el inicio, lo que los hace adaptarse con facilidad a todo. También por lo general son mercados internos mucho más grandes, dinámicos y diversos que los europeos.
En Europa el foodtech cuenta con un ecosistema más fuerte, con grandes líderes como Países Bajos, Reino Unido, Francia y cada vez más España y una cercanía con Israel, país que cuenta con algunas de las startups más relevantes y un sistema de apoyo a la innovación más maduro.
Sin embargo, Europa es un mercado pequeño y fragmentado en cierto sentido, para muchas de las startups que ven la necesidad de escalar, y eso es precisamente lo que México puede ofrecer, además de ser una puerta de entrada a toda Latinoamérica y por supuesto por cercanía geográfica con Estados Unidos.
Es evidente que en Latinoamérica hay menos infraestructura y el sector privado acaba “reemplazando” muchas veces las necesidades que en Europa o en otras regiones más desarrolladas ya suplen, por ejemplo, los gobiernos. La falta de apoyo institucional a los emprendedores es una de las cuestiones a subsanar en LATAM, pues, aunque está claro que el impulso al emprendimiento no debe depender solo del apoyo público, sí es necesario en materia de legislación, de políticas que apoyen directamente y de financiación a estas iniciativas.
En momentos de incertidumbre geopolítica como el actual, se hace más evidente que nunca la necesidad de generar sinergias y de trabajar de forma colaborativa, como un verdadero ecosistema. Se necesita en todas las regiones, pero principalmente en una como Latinoamérica en la que ya se registran cada vez más inversiones en sectores como fintech, proptech o healtech y en la que comienzan a despegar otros como alimentación.
¿Cómo garantizáis que las soluciones tecnológicas que se promocionan en ftalks generen valor real para comunidades vulnerables o de pequeño productor?
Precisamente como comentaba antes, las startups latinoamericanas tienen casi intrínsecamente en sus proyectos la vocación de generar impacto positivo: creando empleo en su región, trabajando con productores locales, resolviendo retos del campo, incluyendo a colectivos que históricamente han tenido menos representación.
Esto en Latinoamérica se hace bastante bien y es algo que nosotros miramos cuando evaluamos y decidimos si una startup participa en nuestros encuentros. A nosotros como KM ZERO no nos interesa promover una startup que no genere este tipo de impacto. Para eso ya existen otras iniciativas.
¿Cómo influye ftalks o KM ZERO en los consumidores finales? Por ejemplo, respecto a estilos de consumo responsables
Creo que hoy es más importante que nunca reflexionar juntos y hacer más grande el espacio de acción y de influencia del sector. Tenemos unos retos enormes que sólo podrán abordarse con acción conjunta y coordinada, sin dejar a nadie atrás.
Y de forma ágil, sin pausa. Somos facilitadores de la transición hacia un mejor sistema alimentario y lo estamos haciendo de forma colaborativa, generando y dinamizando un ecosistema que no puede parar, pues la velocidad del cambio es mayor que nuestra capacidad de respuesta. Por eso es necesario trabajar con startups, con entidades, con corporativos, con consumidores, es decir, todos los actores posibles.
No nos cansamos de decir que hace falta más conversación entre actores para acelerar la transformación del sistema alimentario, incentivar las buenas prácticas en la industria y recordar la gran responsabilidad de este sector por su impacto sobre la salud, la economía, el medioambiente y la cultura.
Estamos en uno de los sectores que más impacto genera en el medioambiente y en la vida de las personas… Por eso es necesario innovar desde la sensibilidad, con productos que sean saludables, sostenibles, pero también culturalmente aceptados por los consumidores.
¿Qué mensaje personal te gustaría transmitir a las mujeres emprendedoras y mentoras en el ecosistema FoodTech?
Creo que necesitamos más mujeres en el ecosistema tech en general, en la industria alimentaria hay un porcentaje muy alto de mujeres, pero no en cargos directivos, y en el ecosistema es problemático. Por ejemplo, la gran mayoría de inversores son hombres que terminan invirtiendo en hombres, aunque los datos demuestran que las startups fundadas por mujeres fracasan menos y son más rentables (generan más ingresos).
También debo decir que en foodtech, especialmente en LATAM, hay una amplia presencia de mujeres en los equipos, y muchas de ellas son fundadoras. Mi mensaje es que confiemos más en lo que hacemos, que vayamos adelante con nuestras ideas y proyectos y no dejemos que otros decidan por nosotros o nos pongan límites. Si las niñas y las emprendedoras que vienen ven más mujeres liderando en el ecosistema y llevando sus proyectos con éxito, se van a ver más seguras y motivadas para hacerlo.
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