José Guadalupe López Valdivia, empresario de larga trayectoria, ha sido uno de los principales promotores de la llamada Nueva Cultura Laboral en México, un movimiento que desde la iniciativa privada ha buscado transformar la relación obrero-patronal a través del diálogo y la corresponsabilidad. Como socio-fundador y presidente del Consejo de Vianney Textil Hogar, López Valdivia ha impulsado esta visión dentro y fuera de su empresa, convencido de que la cooperación y la eficiencia no son conceptos opuestos.
Años atrás, recuerda, el clima laboral en muchas regiones del país era conflictivo. “Siempre que viajaba a Ciudad de México, Estado de México o Puebla, veía muchas empresas con banderas de huelga. Se perdían empresas buenísimas por falta de diálogo”, relató. Fue en ese contexto que Carlos Abascal, entonces secretario del Trabajo, propuso buscar soluciones no desde la ley, sino desde las prácticas. “La propuesta era trabajar en construir acuerdos que mejoraran las operaciones de las empresas y las condiciones laborales en un juego de ganar-ganar”.
López Valdivia tomó ese reto y comenzó a articular un grupo de empresarios y líderes sindicales en Aguascalientes para crear una comisión dentro de Coparmex que daría origen a la Nueva Cultura Laboral. “Invitamos a todos los líderes sindicales y acordamos que el buen funcionamiento de la empresa debía ser para bien de las dos partes”.
Para comprender el cambio, es necesario mirar el pasado. A mediados del siglo XX, Aguascalientes vivió el cierre de empresas emblemáticas como La Perla o la gran fundición, debido a “exigencias excesivas del gobierno y los sindicatos que les restaban viabilidad”. Fue un periodo de desempleo y estancamiento económico. Pero, como explicó López Valdivia, surgieron liderazgos que entendieron que “la peor empresa para sus sindicalizados era la empresa muerta”. A partir de ese enfoque más pragmático, se comenzó a construir una relación laboral basada en la viabilidad compartida.
Un punto de inflexión ocurrió en el gobierno de Rodolfo Landeros Gallegos, cuando una huelga amenazó con estallar en los años 70. El gobernador instruyó a sus funcionarios a que “no quería banderas rojas, quería acuerdos”. La crisis se resolvió con diálogo y marcó el inicio de una nueva etapa. “Desde esos años no recuerdo huelgas aquí en Aguascalientes. Hay diferencias, sí, pero todo se resuelve a tiempo”.
En paralelo, se impulsaron espacios de formación como la Unión Social de Empresarios Mexicanos (USEM), donde también participaron líderes sindicales. “Nos decían: ¿cómo vamos a ir si ahí nos van a hablar solo de nuestros deberes? Pero aceptaron. Lo importante era que todos conociéramos nuestros derechos y deberes y en diálogo los resolviéramos”.
Este trabajo conjunto dio frutos. “En COPARMEX ya hablábamos bajo los mismos principios, y eso generaba entendimiento”, afirmó. La experiencia se replicó en otros estados y generó una transformación paulatina que aún hoy se consolida en muchos sectores.
Desde la perspectiva empresarial, este enfoque ha tenido impactos directos en la cultura organizacional. “Jugamos como un solo equipo, sin divisiones, sin enfrentamientos. Y esto ha traído un mayor espíritu de superación de todos los que formamos la empresa”. En Vianney, eso se tradujo en un crecimiento sostenido y una cultura de mejora continua. “No lo hacemos solos, lo hacemos con todo el equipo. Desde el portero hasta el director general, todos construimos las metas”.
Sobre el futuro de esta alianza obrero-empresarial, López Valdivia reconoce retos importantes, como la inminente reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales. “Es un cambio que tiene un costo importante, no solo económico, también en la operación interna de las empresas”, dijo y señaló que, si bien hay voluntad, se requiere gradualidad. “Reducir una o dos horas por año permitiría a las empresas prepararse para responder a esas nuevas exigencias”, sugirió.
Este cambio, afirma, debe venir acompañado de mejoras en productividad. “Dentro de los acuerdos que hemos logrado, está que todas las mejoras salariales se alcancen por la vía de la productividad”. Esta será, según él, “la madre de todos los retos”, sobre todo para las pequeñas empresas, donde el impacto será más agudo.
El liderazgo empresarial, para López Valdivia, no se ejerce solo desde el crecimiento económico, sino también desde la generación de un entorno de paz laboral, cooperación y respeto. “El desafío es que todos en México nos veamos como uno solo, sin divisiones”. En su visión, cada integrante de la empresa, sin importar el puesto, “tiene una dignidad personal igual, una familia, una comunidad que cuidar”.
Desde Vianney, esta filosofía se ha traducido también en compromisos ambientales, como parte de una visión de sustentabilidad más amplia. La empresa, que comenzó como un pequeño almacén, ha logrado posicionarse como una de las líderes en el sector de textiles para el hogar, exportando a varios países de América Latina. Este crecimiento, sin embargo, no es lo que López Valdivia más enfatiza. “No es que seamos una gran empresa, simplemente hemos buscado siempre cómo resolver juntos los retos, con cooperación y compromiso de todos”.