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En menos de nueve meses, España deberá rendir cuentas ante Europa. El Pacto Verde Europeo, aprobado en 2021, fijó unos objetivos ambiciosos —pero necesarios— para garantizar una transición ecológica real. Entre ellos, destaca un hito especialmente complejo: cumplir con las metas de reciclaje fijadas para el año 2025. La pregunta que hoy resuena en todo el sector es tan directa como urgente: ¿España va a lograr este objetivo de reciclaje?
La hoja de ruta europea es clara. Para 2025, los Estados miembros deberán reciclar al menos el 55% de los residuos municipales, el 65% de los envases, el 75% del papel y cartón, el 50% del plástico y aluminio, y el 25% de la madera. Unos porcentajes que no dejan mucho margen de error, sobre todo si atendemos a los últimos datos de Eurostat, que sitúa a España por debajo de muchas de estas cifras, especialmente en plásticos y residuos urbanos.
La brecha entre los objetivos y la realidad
España ha avanzado, sí, pero no lo suficiente. Según la oficina de estadística de la UE, el reciclaje de residuos municipales se sitúa en torno al 41%, lejos de lo exigido. En el caso del plástico, apenas alcanza el 36%. A esto se suma una disparidad regional en los sistemas de recogida y un modelo de consumo todavía muy ligado a lo desechable.
Pero el reto, aunque exigente, no es imposible. La clave, según Trans Sabater, pasa por transformar la manera en que se concibe y se gestiona el residuo a escala industrial. «Más allá de seguir impulsando la recogida selectiva en el ámbito doméstico, es fundamental que toda la cadena de valor —desde la producción hasta la gestión final— avance hacia modelos de economía circular, mejore la trazabilidad y fomente la valorización de los residuos como recursos«, apunta Javier Sabater, director de Desarrollo de Negocio de Trans Sabater, empresa especializada en la gestión integral de residuos industriales.
Con una trayectoria de casi 40 años, la empresa valenciana no solo recicla, sino que acompaña a empresas en procesos de valorización, reaprovechamiento y economía circular. Su experiencia permite identificar algunas palancas clave para que España pueda cumplir los objetivos europeos.
- Incluir la gestión de residuos desde el inicio del proceso: muchas industrias abordan la gestión de residuos como un problema a resolver al final del proceso. Sin embargo, si se piensa en ellos desde la etapa de diseño del proceso productivo, es posible reducirlos desde el principio. Apostar por procesos más limpios y eficientes ayuda a generar menos residuos desde el origen.
- Valorización de los residuos: convertir los residuos en nuevos materiales valiosos es clave para fomentar el reciclaje. Un buen ejemplo es el proyecto ASTRAL de Trans Sabater, que transforma el polietileno y aluminio de los envases de cartón para bebidas en un material 100 % reciclado. Con él se fabrican desde piezas de coches hasta productos de jardinería.
- Colaboración entre productores, fabricantes y gestores de residuos: para avanzar hacia un reciclaje más eficiente y sostenible, es fundamental una colaboración activa y constructiva entre las empresas y los gestores especializados, como Trans Sabater. Cuando los residuos se identifican adecuadamente desde el inicio, se pueden aplicar tratamientos más eficaces, optimizando los recursos y aumentando las tasas de reciclaje.
- Tecnología para la clasificación avanzada de residuos: incorporar sistemas automáticos de clasificación con inteligencia artificial, como los que ya se utilizan en Trans Sabater, permite identificar y separar los residuos de manera más eficaz. Esto no solo asegura el cumplimiento normativo, sino que también contribuye a la mejora continua del proceso de reciclaje. Por otro lado, sistemas digitales como el MES son clave para optimizar la producción y la productividad de la planta, así como el seguimiento de estos en tiempo real.
- Creación de sinergias industriales y economía circular aplicada a escala industrial: lo que para una empresa es un residuo, para otra puede ser una materia prima. Promover esta colaboración entre sectores industriales permite avanzar hacia un modelo más sostenible y circular.
Una oportunidad económica, además de medioambiental
Los expertos de Trans Sabater lo tienen claro: cumplir con los objetivos de 2025 no debe entenderse solo como una imposición legal, sino como una oportunidad para impulsar la innovación, la competitividad y la sostenibilidad del tejido productivo español.
“El residuo no debe verse como un desecho, sino como un recurso. Esa es la base de la economía circular, y también una vía para que las empresas generen valor añadido mientras reducen su huella ambiental”, concluyen desde la compañía.
Con el tiempo en contra, España necesita una respuesta urgente y coordinada. Y la industria, de la mano de expertos en gestión integral de residuos como Trans Sabater, puede convertirse en el motor que permita al país no solo cumplir con Europa, sino avanzar hacia un modelo económico más responsable y circular.
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