Con más de tres décadas de trayectoria, Mariluz Castilla Porquet ha sabido abrir camino en un entorno en el que, como ella misma recuerda, “había muchos incrédulos, y hablar de gestión medioambiental parecía un lujo reservado a unos pocos”.
Su carrera se ha forjado en la intersección entre la estrategia, la transformación y el compromiso con el largo plazo. Fue socia de PwC, donde lideró la creación del Área de Sostenibilidad y Cambio Climático, y hoy es Consejera Independiente, Asesora en fondos de inversión sostenible, y Secretaria Técnica del Grupo Español de Crecimiento Verde. “La Sostenibilidad ya no es un añadido: hoy es el núcleo estratégico del negocio”, afirma con claridad, convencida de que el mayor reto sigue siendo llevar esta visión al nivel de los Consejos, donde se toman las decisiones que realmente transforman.
“Corresponsables ha sido un magnífico altavoz de las iniciativas y los profesionales de la RSE”, añade Mariluz con motivo de su 20º Aniversario y comparte su visión y recorrido en esta entrevista que repasa desde los primeros informes de sostenibilidad hasta los grandes acuerdos globales. “He tratado de crear una narrativa que convenciera —reconoce—, que fuera capaz de generar avances reales”. Una conversación con voz propia, que inspira y a la vez interpela, y que recuerda que el liderazgo en Sostenibilidad se construye con visión, estrategia… y mucha convicción.
Mariluz, llevas más de tres décadas impulsando la Sostenibilidad en el mundo empresarial. ¿Cómo comenzó tu vínculo con este ámbito? ¿Qué recuerdos guardas de aquellos primeros pasos?
Estando en el mundo de la consultoría de negocio, comenzamos a trabajar en gestión medioambiental, en un contexto marcado por el aumento de la normativa. A partir de ahí desarrollamos propuestas que buscaban ir más allá del cumplimiento legal, y fue así como nos adentramos en lo que entonces empezaba a perfilarse como Responsabilidad Social y gestión medioambiental.
En aquellos inicios había muchos incrédulos. Hablar de gestión medioambiental parecía un lujo reservado a unos pocos, y la parte social se confundía con filantropía. Tuvimos que hacer un esfuerzo por traducir la RSE al lenguaje empresarial, explicar con claridad de qué se trataba y por qué tenía sentido integrarla en la gestión.
¿Recuerdas cuál fue tu primer gran proyecto vinculado directamente a la sostenibilidad? ¿Qué significó para ti?
Por entonces trabajaba con grandes empresas del IBEX, cotizadas, que empezaban a estar sometidas a una presión creciente por parte de los mercados, los clientes y otros grupos de interés. Fue muy interesante poder acompañarlas y entender de primera mano los retos que enfrentaban.
“Tuvimos que hacer un esfuerzo por traducir la RSE al lenguaje empresarial, explicar con claridad de qué se trataba y por qué tenía sentido integrarla en la gestión”
Poco después surgieron las primeras normativas de residuos de envases y embalajes, que supusieron toda una revolución para el sector del gran consumo. Fue la época del nacimiento de los Sistemas Integrados de Gestión. ¡Calculamos el primer punto verde! Recuerdo esa etapa con entusiasmo, porque todo estaba por hacer.
Desde esa perspectiva pionera, ¿cómo describirías la evolución de la RSE hasta llegar a la Sostenibilidad actual? ¿Qué elementos te parecen más reveladores del cambio?
En sus inicios, la RSE era patrimonio de muy pocas empresas, y siempre quedaba en paralelo a la estrategia de negocio. Era algo colateral, casi decorativo. Apenas llegaba al Consejo de Administración. ¡Y eso que con IESE desarrollamos en su momento el primer Código de Gobierno de la empresa sostenible!
“Convencimos a una empresa muy comprometida para que elaborara el primer informe de sostenibilidad en España”
Hoy el panorama es completamente distinto. El gran cambio es que la Sostenibilidad ya no es estética, sino estratégica. Está transformando el negocio en su conjunto, y el Consejo debe incorporarla en sus decisiones a largo plazo, en la gestión de riesgos, en la transparencia con los mercados… La Sostenibilidad ha dejado de ser un añadido: hoy es el núcleo estratégico.
¿Qué barreras recuerdas haber encontrado al intentar introducir este enfoque en las empresas? ¿Y qué dificultades compartías con otras personas que empezaban en ese mismo camino?
Uno de los retos principales era adecuar el discurso social y medioambiental al lenguaje empresarial. No se trataba de convertir a las compañías en ONGs, sino de demostrar que todo esto aportaba valor al negocio, que era útil. Con un mensaje moralista o catastrofista no se avanzaba.
“Con un mensaje moralista o catastrofista no se avanzaba”
También era habitual encontrarse con directivos escépticos, muy anclados aún en el papel tradicional de la empresa como generadora de empleo y beneficios. Costaba que vieran necesario asumir un rol más proactivo desde el punto de vista social y medioambiental. La regulación ayudaba, pero en aquel momento todo era voluntario.
Recuerdo convencer a una empresa muy comprometida para que elaborara un informe de sostenibilidad. ¡Fue la primera en España! En otro caso, una compañía nos pidió verificar su informe en una semana. Tuvimos que decirles que era imposible, y aquello generó un pequeño debate. No se conocía aún el nivel de exigencia ni el trabajo que implicaba. Era un tiempo de aprendizajes compartidos.
En esa etapa de pioneros, ¿cómo viviste la aparición de iniciativas como Corresponsables, y qué rol crees que ha jugado en todo este recorrido colectivo hacia la sostenibilidad?
Recuerdo perfectamente que cuando se creó Corresponsables era una idea totalmente novedosa. No existían medios especializados en este ámbito. Fue una revolución arriesgada, llevada adelante por Marcos, un emprendedor valiente que creyó en su visión. Avanzó creando un equipo con gran profesionalidad y convicción, hasta convertirse en el medio líder que son hoy.
“Corresponsables ha sido un magnífico altavoz de las iniciativas y los profesionales de la RSE”
Corresponsables ha sido un magnífico altavoz de las iniciativas y los profesionales de la RSE. Ha sabido dar visibilidad a un sector que ahora está plenamente consolidado. Gracias a su trabajo, muchas organizaciones han podido compartir sus avances, aprender unas de otras y mostrar al mundo que la sostenibilidad es una realidad transformadora en marcha.
A lo largo de todos estos años, ¿cuáles dirías que han sido las lecciones más importantes que te ha dejado tu trayectoria en el ámbito de la RSE?
Una de las lecciones más valiosas es que la Sostenibilidad no es únicamente una cuestión de responsabilidad: también es una enorme oportunidad. Una oportunidad para transformar modelos de negocio, para innovar, para anticipar riesgos y generar nuevas líneas de valor.
“La Sostenibilidad no es únicamente una cuestión de responsabilidad: también es una enorme oportunidad”
Otra clave fundamental es su carácter transversal. La RSE, o, en términos más actuales, la Sostenibilidad empresarial, no puede quedarse confinada en un departamento. Afecta a toda la organización y exige una gobernanza que implique a múltiples áreas, desde operaciones hasta recursos humanos, desde finanzas hasta estrategia.
Y, por supuesto, hay que llevarla al máximo nivel de decisión. A veces la puerta de entrada es el reporting, pero lo esencial es que esos datos se conviertan en palanca de decisiones desde los Consejos de Administración. Solo entonces se consolida verdaderamente.
¿Y en lo personal y profesional, cómo describirías la evolución de tu trayectoria en estas dos décadas vinculadas a la Sostenibilidad?
Sin duda he adquirido una visión mucho más estratégica del impacto que tiene la Sostenibilidad en el negocio. Hoy formo parte de dos Consejos Asesores de fondos de capital que invierten en la transición, y soy fundadora del Grupo Español de Crecimiento Verde, del que también formo parte de la Junta Directiva.
“Hoy la sostenibilidad bien integrada es una fuente de competitividad a largo plazo”
Esa experiencia me permite dialogar directamente con Consejos y Alta Dirección sobre ESG, Sostenibilidad, y sobre los riesgos y oportunidades concretas para sus modelos de negocio. La clave está en entender que la Sostenibilidad no solo es compatible con la rentabilidad: bien integrada, es una fuente de competitividad a largo plazo.
¿Qué cambios fundamentales has observado en la evolución de la RSE en España desde que comenzaste a trabajar en este ámbito?
La transformación ha sido muy profunda. La RSE de entonces ha evolucionado hacia una Sostenibilidad entendida en términos ESG: con una visión integrada que abarca lo ambiental, lo social y el buen gobierno.
“La RSE ha evolucionado hacia una sostenibilidad entendida en términos ESG: más regulada, más estratégica, más exigente”
Ahora es más regulada, más exigente, pero también mucho más estratégica. Ya no es algo voluntario, decorativo o colateral. Está en el centro de las conversaciones empresariales más relevantes.
¿Y qué hitos destacarías como verdaderos catalizadores de ese cambio de paradigma?
Yo destacaría dos momentos que fueron especialmente determinantes. Por un lado, el Acuerdo de París, que marcó un punto de inflexión a nivel global al reconocer el cambio climático como un desafío urgente que requería compromisos concretos.
“El Acuerdo de París y los ODS marcaron un antes y un después en la agenda global”
Por otro lado, la irrupción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible allá por 2015, que aportaron un marco común de referencia para gobiernos, empresas y sociedad civil.
¿Recuerdas algún momento especialmente memorable de tu trayectoria que te haya marcado de forma significativa?
Sin duda, haber tenido la oportunidad de participar en algunos de los grandes eventos internacionales ha sido algo inolvidable. Desde Rio+10 en Johannesburgo hasta el Acuerdo de París, pasando por numerosas COPs, he podido vivir en primera persona cómo ha ido evolucionando la conversación global sobre sostenibilidad.
Viajar por países como India, Japón o Estados Unidos, y comprobar los distintos enfoques y niveles de compromiso en cada contexto, me ha enriquecido enormemente.
Una decepción, sin embargo, fue la COP de Copenhague, en la que participé. Había muchas expectativas, pero lamentablemente no se logró el acuerdo esperado. Fue un baño de realidad.
¿Qué otros referentes ha tenido en este recorrido profesional en torno a la RSE y la Sostenibilidad?
Mis referentes fueron sobre todo internacionales, pero también destaco algunas instituciones que marcaron el camino. Las escuelas de negocio, como IESE, con quienes elaboramos el primer Código de Gobierno de la Empresa Sostenible, y ESADE, con su Instituto de Innovación Social, fueron claves. También el WBCSD (World Business Council for Sustainable Development), que supo conectar liderazgo empresarial con Sostenibilidad global.
Y, por supuesto, todos los compañeros y compañeras con los que empezamos en aquella época en las big four. Fuimos verdaderos pioneros, abriendo camino en un terreno que entonces era nuevo y lleno de escepticismo.
¿Podrías compartir con nosotros algún caso de éxito que consideres especialmente emblemático en tu larga trayectoria profesional?
Uno de los momentos más relevantes fue empezar a trabajar con empresas del IBEX. Las cotizadas estaban sometidas a mayor presión por parte de los mercados y de sus grupos de interés, y muchas de ellas ya mostraban una firme convicción de liderazgo en sostenibilidad.
“Si queríamos que el mundo empresarial escuchara, teníamos que traducir el lenguaje de la sostenibilidad a su idioma”
Con ellas pudimos abordar aspectos muy diversos, desde reporting hasta estrategia. Tenían más medios, más recursos y, sobre todo, más voluntad. En aquel entonces, muchas otras organizaciones aún no estaban convencidas de que la sostenibilidad fuera un tema prioritario. Aquellas empresas líderes supieron marcar el camino.
A lo largo de tu carrera has impulsado múltiples iniciativas como ya has mencionado. ¿Hay alguna que te gustaría destacar de forma especial por su impacto o por el orgullo personal que te genera?
Sí. Me siento especialmente orgullosa de haber impulsado un grupo de reflexión que, con el tiempo, se ha transformado en el Grupo Español de Crecimiento Verde, una iniciativa que agrupa hoy a casi 60 empresas, desde grandes compañías del IBEX hasta pymes innovadoras y emprendedoras. Actualmente formo parte de su Junta Directiva y soy Secretaria General Técnica.
También he tratado de contribuir al debate público sobre sostenibilidad a través de un blog personal que alimento con reflexiones y análisis: www.mariluzcastilla.com. Son espacios donde puedo seguir compartiendo, conectando y aprendiendo.
Mariluz, como pionera y voz referente en el ámbito, ¿qué consejo le darías a las nuevas generaciones de profesionales que desean dedicarse a la RSE y a la Sostenibilidad?
Que aprovechen al máximo las oportunidades que ofrece este momento. La Sostenibilidad ya no es un tema lateral: es un eje central en la transformación de nuestras economías y de nuestras sociedades.
“Otra economía es posible si se lidera con visión, compromiso y rigor”
Les diría también que se formen en negocio, que comprendan las dinámicas empresariales. Solo así podrán traducir la Sostenibilidad en estrategia real, en ventaja competitiva, en impacto tangible. Porque la clave está en conectar valores con resultados.
Mirando hacia el futuro, hacia las próximas dos décadas, ¿qué crees que nos espera de la RSE y la Sostenibilidad?
Soy optimista. Nos enfrentamos a una necesidad imperiosa de cambiar nuestro modelo productivo, y eso abre la puerta a una transformación impresionante. Puede que en el futuro hablemos de Sostenibilidad con otro nombre, con otra narrativa, pero la transformación seguirá adelante.
Eso sí, no será fácil. La geopolítica actual puede suponer un reto, un freno en algunos casos. Pero las oportunidades están ahí, y debemos saber leerlas y aprovecharlas. Los Consejos de Administración necesitan incorporar esta visión del futuro, entender el papel de la Sostenibilidad y desarrollar capacidades reales en ESG. Esa será la diferencia entre liderar o quedarse atrás.
Y a su vez, si miramos hacia atrás, ¿cuál consideras que ha sido tu mayor contribución a este campo?
Haber sido pionera. Desde el primer momento entendí que, si queríamos que el mundo empresarial escuchara, debíamos traducir el lenguaje de la sostenibilidad a su propio idioma. Crear una narrativa adaptada a cada contexto, capaz de convencer, de sumar, de generar avances.
También he de destacar el impulso al Grupo Español de Crecimiento Verde como espacio estratégico para hablar de oportunidades reales. Y, en definitiva, haber contribuido a liderar procesos de transformación que conectaran sostenibilidad y negocio.
Para cerrar, Mariluz, ¿cómo te gustaría que se te recordara en el ámbito de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad?
Como alguien que ayudó a que la sostenibilidad empresarial dejara de ser un adorno para convertirse en un eje estratégico. Que supo dotarla de argumentos económicos y de valor empresarial, y que contribuyó a llevarla al centro de las decisiones, a los Consejos.
Y también como una persona que creyó en el poder de las alianzas, que impulsó el Grupo Español de Crecimiento Verde, y que trabajó siempre desde la convicción de que otra economía es posible… si se lidera con visión, compromiso y rigor.
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