La rehabilitación energética de edificios se ha convertido en una prioridad en España. Las exigencias de descarbonización y el impulso de los fondos europeos para renovar el parque inmobiliario han dibujado un paisaje de andamios sobre las fachadas, siendo las soluciones más extendidas los sistemas de aislamiento térmico por el exterior o SATE y las fachadas ventiladas.
Pero detrás de esa apuesta por la eficiencia energética hay un aspecto que no podemos pasar por alto: la seguridad contra incendios. Hablar de fachadas y fuego plantea dudas sobre la seguridad de los sistemas de renovación de las fachadas que encuentran respuesta en los ensayos a gran escala.
Este tipo de ensayos simulan escenarios reales —incendios que alcanzan el exterior— y evalúan el comportamiento del sistema completo de fachada (acabado, aislamiento, anclajes, , etc.). Además, ponen de manifiesto que el comportamiento ante el fuego no depende solo del material aislante, sino también de las soluciones constructivas empleadas y la ejecución en obra. Actualmente, las exigencias se basan en clasificaciones de reacción a fuego de los materiales (Euroclases) sobre ensayos de los productos por separado y a muy pequeña escala, esta clasificación en 6 niveles no aporta información suficiente para la evaluación de la seguridad de los sistemas de fachada funcionando de manera conjunta. Conviene saber que las clasificaciones de Euroclases están basadas en la potencial contribución de los materiales y productos en un incendio en el interior de una habitación. Las diferencias entre una fachada y una habitación son notables.
Hay varios países europeos en los que estos ensayos a gran escala para fachadas se usan para demostrar el cumplimiento de todos los requisitos de seguridad contra incendios, en general, la exigencia es para edificios de gran altura o que presenten algún riesgo especial frente al fuego por su dificultad en la evacuación. Como hay experiencia con estos ensayos, ya hay países que incorporan guías prescriptivas de sistemas que han demostrado cumplirlos.
En Alemania, por ejemplo, se admiten SATE con aislamiento de Euroclases B, C o E , siempre que se cumplan condiciones adicionales (barreras cortafuegos, diseño que limite la propagación) o se usen materiales específicos que hayan probado su respuesta ante el fuego con ensayos a gran escala.
Es el mismo caso de los países nórdicos. En Suecia, Noruega o Dinamarca, entre otros países, los ensayos a gran escala se admiten para demostrar el cumplimiento de los requisitos de los edificios de gran altura..
En España, el Código Técnico de la Edificación (CTE) ya regula el comportamiento al fuego de fachadas, pero su actualización, prevista en breve, se espera que vaya más allá. La nueva regulación buscará alinear a nuestro país con las prácticas europeas: mayor exigencia para edificios de gran altura y una armonización con la metodología que prepara la Comisión Europea.
Desde la Alianza S2E hemos propuesto revisar esta regulación en cuanto a la propagación exterior de incendios en fachadas, basándonos en la metodología de ensayos a gran escala que la Comisión Europea considera fundamental.
La propuesta busca introducir los ensayos a gran escala como método alternativo para evaluar la propagación exterior por fachada e incorpora un aumento generalizado de exigencias, distinguiendo por usos y alturas de edificios. Un cambio normativo que se fundamente en el conocimiento y la experiencia científica, no en intereses particulares, con el objetivo de mejorar la seguridad y reducir las víctimas de incendio, especialmente en edificios de cierto uso.
Creemos que el uso del ensayo a gran escala en los edificios de mayor riesgo (gran altura y lenta evacuación) tiene sentido porque, además de la propagación limitada del fuego, un aspecto clave en la fase de evacuación. En este sentido, consideramos que una de las premisas fundamentales de la actualización del CTE será la incorporación de metodologías armonizadas de ensayo, alineadas con los trabajos que impulsa la CE para definir un procedimiento común de evaluación a gran escala, para que las clasificaciones y decisiones constructivas se basen en criterios comparables y rigurosos.
El objetivo no es otro que acercar a España a los estándares europeos y dar respuesta a un parque edificado seguro y sostenible. Un cambio que llega en el momento justo.
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