ISO 26000:
 Medio Ambiente

ODS13. Debemos compatibilizar el respeto y preservación de la biodiversidad con la explotación agrícola

Victòria Morales, Directora de RRHH de Borges International Group

05-06-2020

La agricultura y el sector agrario en general, son uno de los sectores más vulnerables y con mayor exposición al cambio climático ya que la actividad depende directamente de factores climáticos. En este sentido, el cambio climático en España apunta a un progresivo incremento de la temperatura, periodos de sequía más acentuados, mayor riesgo de inundaciones e incendios, olas de calor, etc. Se trata de un proceso lento a cuyos efectos a corto y medio plazo nos tenemos que anticipar y adaptar a través de vías colaborativas y prácticas diarias en nuestra gestión agrícola que nos permitan pararlo o ralentizarlo a largo plazo.

La actividad empresarial de Borges International Group se focaliza principalmente en el ámbito de los frutos secos y el olivar, especies mediterráneas muy adaptadas a climas semiáridos que ocupan una superficie importante del territorio nacional y que contribuyen de forma muy significativa a la fijación de CO2, a la lucha contra la erosión, actuando como barrera contra los incendios forestales y juegan también un papel importante en la fijación de población en el medio rural.

En este sentido para alcanzar los objetivos de la Estrategia 2020 que se basa en un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, la UE necesita un sector agroalimentario fuerte capaz de ser productivo y sostenible a la vez. Productivos para poder cubrir las necesidades de una población mundial que sigue creciendo y sostenibles para mantener la fertilidad de nuestros suelos agrícolas, evitar la sobreexplotación de acuíferos y mantener la biodiversidad de nuestros ecosistemas, entre otros. Por ello, compatibilizar ambos mundos, el respeto y preservación de la biodiversidad con la explotación agrícola, se hace hoy imprescindible y las empresas tenemos la obligación de actuar en este sentido.

Las plantaciones gestionadas desde nuestra división agrícola se rigen bajo criterios de agricultura sostenible. Tras la adhesión a la plataforma EsAgua, cuyo objetivo es posicionar a las empresas españolas como referentes en la huella hídrica y en el ámbito de la sostenibilidad, también hemos iniciado el proceso de certificación GLOBAL GAP (Good Agricultural Practices), uno de los estándares internacionales en materia de buenas prácticas agrícolas y agricultura sostenible, con el objetivo de tener todas nuestras fincas certificadas con dicho estándar en los próximos años.

Otra práctica clave en el desarrollo sostenible es la agricultura de precisión la cual nos permite una mayor eficiencia en el uso de recursos permitiendo así monitorizar el estado hídrico del suelo y de la planta y con ello ajustar la dosis de riesgo a las necesidades de cada momento del ciclo vegetativo.

En Borges International Group trabajamos también en distintos proyectos piloto, de la mano de reconocidas entidades como por ejemplo Fundación Global Nature que nos han de permitir compatibilizar de forma más eficiente la protección de la biodiversidad con la explotación agrícola. De esta forma, preservaremos y mejoraremos un sector esencial para el clima y para la sociedad.

Otros ejemplos relacionados con la lucha contra el cambio climático en otros ámbitos son la apuesta por la introducción de material reciclado en nuestros productos, como es el caso de las botellas BORGES con un 25% de PET reciclado (rPet), la certificación del sistema de gestión energética a través de la ISO 50001 o la utilización de energía eléctrica 100% renovable en nuestros principales centros productivos. Igualmente, velamos por la disminución de los residuos industriales generados durante el proceso, priorizando su reducción y reciclado, y asegurando que se les da posteriormente el tratamiento más adecuado.

Uno de nuestros objetivos principales que marcan nuestra estrategia de futuro es combatir nuestro impacto ambiental en toda nuestra cadena de valor y generar un negocio sostenible que contribuya a garantizar unas modalidades de consumo y producción sostenibles, fomentando así mismo el consumo de productos autóctonos o adaptados que forman parte esencial de la Dieta Mediterránea y que tienen efectos muy beneficiosos para nuestra salud y para nuestra riqueza en términos de biodiversidad.