En un contexto marcado por la aceleración tecnológica, la transformación digital y la creciente sensibilidad social hacia la sostenibilidad y la ética, la gobernanza ya no es solo un marco normativo o un conjunto de obligaciones regulatorias. Se ha convertido en un catalizador cultural que define cómo pensamos, cómo actuamos y, sobre todo, cómo construimos confianza con nuestros empleados, clientes, accionistas y con la sociedad en general.
La interconexión de los mercados y la irrupción de la inteligencia artificial, han obligado a las compañías a tomar decisiones cada vez más rápidas y complejas. Al mismo tiempo, la ciudadanía demanda mayor transparencia, mejores estándares éticos y una actuación coherente en temas como el cambio climático, la inclusión social o la privacidad de los datos. En este escenario, la gobernanza empresarial se convierte en el puente entre los intereses corporativos, las expectativas sociales y los marcos regulatorios internacionales. Su impacto es tan profundo que hoy condiciona la cultura corporativa, los modelos de liderazgo y la manera en que las organizaciones gestionan el talento y la innovación.
La gobernanza también se revela como un factor determinante de competitividad. Las empresas con sistemas sólidos de supervisión, estructuras de rendición de cuentas y políticas claras de sostenibilidad son percibidas como más resilientes y fiables. Esto no solo mejora la reputación, sino que también atrae inversión, fortalece las relaciones con clientes y partners, y aumenta la capacidad de adaptación en tiempos de crisis.
Para HP, la gobernanza es un pilar estratégico de nuestra manera de actuar y operar como empresa. Nuestro comité de Nominación, Gobernanza y Responsabilidad Social (NGSRC) supervisa directamente la estrategia de sostenibilidad y recibe actualizaciones periódicas sobre riesgos y resultados. Asimismo, más del 99,4% de nuestros empleados completaron en 2024 la formación anual en integridad y principios éticos, lo que demuestra cómo los valores de integridad y responsabilidad se trasladan a la práctica diaria.
Por otra parte, también hemos avanzado hacia una economía circular: en 2024 alcanzamos un 43% de circularidad en productos y embalajes, mientras que el 99% de los dispositivos incluyeron materiales reciclados. Además, desde 2019, hemos utilizado más de 1,81 mil millones de kg (4.000 millones de libras) de materiales circulares (reciclados, reutilizados o renovables) en nuestros productos y embalajes, y mantenemos el objetivo de llegar al 75% en 2030. Estos hitos reflejan cómo la gobernanza conecta los principios estratégicos con resultados tangibles.
La innovación tecnológica y la inteligencia artificial forman parte de esta visión. No hablamos solo de crear productos competitivos, sino de generar experiencias que aporten valor real a clientes y empleados. Ejemplo de ello es nuestro AI-powered Career Hub, lanzado en 2024 para personalizar el aprendizaje de los empleados y preparar a la organización ante los desafíos del futuro a la vez que mejora la transparencia e impulsa el rendimiento y el crecimiento. La IA, aplicada con criterios éticos y bajo una gobernanza responsable, permite optimizar procesos, mejorar la eficiencia energética y diseñar soluciones más inclusivas.
También hemos puesto en marcha iniciativas con impacto social directo que refuerzan nuestro compromiso como empresa con las comunidades en las que operamos. Como es el caso del Acelerador de Equidad Digital en el que este año España fue uno de los países participantes y que tiene el objetivo de ofrecer acceso a tecnología de vanguardia y capacitación en habilidades digitales y de inteligencia artificial a jóvenes y colectivos en riesgo de exclusión. Además, HP HOPE, que en 2024 desplegó 27 proyectos en 12 países y donó equipos reacondicionados a más de 40.000 jóvenes de comunidades vulnerables. La iniciativa combina el impulso de la economía circular con un impacto social directo, al extender la vida útil de los dispositivos y ponerlos al servicio de la educación y la capacitación tecnológica.
La gobernanza empresarial ha pasado de ser un requisito formal para convertirse en un eje estratégico y cultural que define la manera en que las compañías se relacionan con el mundo. Es un marco que permite a las organizaciones innovar con responsabilidad, generar confianza y fortalecer su relevancia social. Allí donde la gobernanza se integra de forma coherente, existe una cultura corporativa basada en la integridad, la innovación y la sostenibilidad.