A principios de la década de los 2000, se publicaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Un hito esencial fue la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU en 2015, como parte de la Agenda 2030, que establece 17 objetivos interconectados con metas específicas para abordar los desafíos globales y promover un futuro más responsable.
Aplicado a las operaciones de las empresas, esto supuso un nuevo paradigma que precipitó una serie de cambios importantes respecto a los procesos que tradicionalmente se habían realizado hasta entonces. Entre otros, los de compras, que se realizaban de manera esencialmente manual, lo que se traducía en tiempos de gestión muy prolongados y, no menos importante, un consumo de recursos que además tenía un impacto negativo en el medio ambiente, como el uso excesivo del papel (listados en Excel, etc.) o viajes y desplazamientos innecesarios.
La transición de las labores manuales a la digitalización fue avanzando, aunque no en todos los mercados al mismo nivel y con la misma celeridad. Así, fue abarcando cada vez más fases de la cadena de compras, desde que se identifica la necesidad de adquirir un producto o servicio hasta la contratación o compra y el servicio posventa.
Desde entonces, las empresas que aplican tecnología en sus procesos, además de ahorrar costes y funciones redundantes, están contribuyendo a su propia eficiencia, a mejorar las condiciones de sus empleados, proveedores y clientes y a reducir los riesgos en la cadena de suministro. Y también, a preocuparse más por el entorno donde operan.
La digitalización de compras contribuye, por tanto, a mejorar los indicadores medioambientales y a reducir el impacto de la actividad humana en el entorno. Por dar un ejemplo concreto, uno de nuestros principales clientes evitó la impresión de 240.000 páginas gracias a la disponibilidad online y en tiempo real de toda la documentación sobre sus productos.
Nuestra contribución
Una plataforma o software de compras permite a las empresas optimizar sus gastos, gestionar riesgos en la cadena de suministro y reducir su huella de carbono al integrar criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en sus procesos. Las organizaciones así lo reflejan y valoran a la hora de hacer balance de la implantación tecnológica. Y en nuestro caso, como recogemos en el último Informe ESG de 2024, hemos logrado una reducción del 43% en las emisiones de Alcance 3, las no generadas por la actividad directa de la empresa, así como un 25% en las de Alcance 1 y 2 en cuatro años. Asimismo, el 71% de nuestros proveedores presentan ya un bajo riesgo en emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), conforme a la estrategia de lograr una cadena de suministro sostenible.
También hemos desarrollado prácticas laborales responsables como herramientas de colaboración en línea, trabajo híbrido, alquileres de oficinas sostenibles, operaciones sin papel y medidas de reducción de residuos como el reciclaje y la promoción de contenedores reutilizables.
Recordemos que reducir el uso de papel supone emitir menos CO₂ y metano; ayuda a la preservación de los bosques; ahorra energía y agua; y produce menos residuos en vertederos.
Precisamente, a través de una colaboración con Reforest’Action, colaboramos en proyectos de reforestación en varios países, financiando la plantación de más de 10.370 árboles desde 2019. Se espera que estos bosques compensen 1.556 toneladas de CO₂ en 30 años.
Efectos de no cumplir… y ventajas de hacerlo
Ignorar las emisiones de la cadena de suministro (Alcance 3) podría costar a las empresas más de 500.000 millones de dólares al año de aquí a 2030, según el Informe de EcoVadis y Boston Consulting Group (BCG), Alcance 3: del riesgo no gestionado a la oportunidad desaprovechada.
Estos expertos proponen cinco acciones clave que las empresas pueden aplicar para acelerar la descarbonización de sus cadenas de suministro: implicación de proveedores; medición de emisiones; equipo directivo alineado con el clima; plan de transición climática y presupuesto para la reducción de emisiones.
Según Carbon Disclosure Project (CDP), más del 50% de las grandes empresas y el 25% de sus proveedores han conseguido ahorrar en costes como resultado de sus actividades de gestión del carbono. Por su parte, el informe Beyond Supply Chains del Foro Económico Mundial y Accenture demuestra que las prácticas de triple ventaja, mediante las cuales las empresas logran rentabilidad mientras benefician a la sociedad y el medio ambiente, abaratan la cadena de suministro entre un 9-16%.
Pero los mejores equipos de compras no se limitan a controlar gastos, sino que además promueven también la rentabilidad sostenible y la creación de valor añadido mediante la armonización de las operaciones y la negociación de los objetivos empresariales de la organización. Es más, el 35% de los líderes que han aplicado criterios de sostenibilidad en sus operaciones de compras han aumentado los ingresos por ventas.
En resumen, aprovechar el potencial de las compras para impulsar la sostenibilidad dentro de los negocios es clave no sólo para crear un cambio duradero e impactante, sino también para seguir siendo competitivo en un mercado donde los consumidores están cada vez más educados y conscientes de los efectos de su poder adquisitivo sobre el medio ambiente y la sociedad.
Y recordemos: aquellas empresas que mejor cumplen con los criterios ESG son más atractivas para los inversores. El cumplimiento no solo es un requisito legal, sino también una oportunidad estratégica para que las empresas mejoren su competitividad y refuercen su reputación en un entorno donde la sostenibilidad es cada vez más valorada.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional Contra el Cambio Climático

