La sostenibilidad se ha convertido en un pilar fundamental en la estrategia global de las empresas, tanto del ámbito asegurador como en otros sectores productivos o de nuestra economía. Los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) han redefinido el marco de trabajo, transformando el día a día de las compañías aseguradoras, ya que su integración en los procesos de negocio ha requerido la adaptación de procedimientos y la adopción de medidas que fomenten una economía circular baja en carbono. Esto ha impactado de manera significativa en la gestión de riesgos de las entidades, lo que ha supuesto una revisión de sus modelos de control, estableciendo nuevas medidas para su mitigación.
De acuerdo con el estudio realizado por ICEA en 2024, el 87% de las entidades aseguradoras encuestadas tienen desarrollado y definido un plan estratégico de sostenibilidad y un 63% están en proceso de integración de los criterios ASG. Además, la mayor parte de entidades (9 de cada 10) tienen definidos modelos de reporte interno en materia de sostenibilidad.
La adopción de criterios ASG en el sector asegurador se ha visto influenciada por diversos factores, de los que me gustaría destacar tres. El primero de ellos es la regulación obligatoria, que ha sido el impulso definitivo, pero no inicial, ya que ha servido para que las entidades adopten estos criterios con una conciencia positiva integrándolos como parte de una estrategia única. El sector ha demostrado robustez y capacidad de respuesta en situaciones de crisis, adaptándose a la nueva normativa tanto a nivel nacional como europeo.
Esto conecta directamente con el segundo factor determinante: la voluntariedad de las empresas. Las aseguradoras en España son desde hace muchos años ejemplo de compromiso con la responsabilidad social y prácticas sostenibles. Nuestra entidad, Agroseguro, por ejemplo, está certificada en gestión medioambiental desde 2009, y llevamos años fomentando políticas de gestión eficiente de recursos y de reducción de nuestra huella de carbono, además de numerosas acciones de carácter social en favor de colectivos desfavorecidos y ONG.
El tercer factor para destacar es la demanda de los consumidores, cada vez más concienciados y exigentes con las empresas, tanto aseguradoras o de otros ramos. Los clientes demandan información y transparencia, y la sociedad está cada vez más concienciada sobre la necesidad de producir de manera sostenible. Además, contar con una buena estrategia en materia de sostenibilidad puede atraer y mantener el talento en las empresas, especialmente con las capas más jóvenes de nuestra población activa, muy conectada con estos valores y con las empresas que además de tener un propósito y un objetivo, defienden ideas que fomentan su sentido de pertenencia.
Desde Agroseguro es imposible no destacar un cuarto factor, muy importante a nivel global y crucial en nuestro caso: el cambio climático, un elemento que ha redefinido los riesgos y desafíos del seguro agrario. Las compañías coaseguradoras que forman parte de Agroseguro han sido conscientes de la necesidad urgente de abordar este reto, aportando valor a la sociedad, a nuestros clientes, y a su vez, garantizando la estabilidad y equilibrio del Sistema de Seguros Agrarios, que impacta directamente en el sector primario, especialmente expuesto a los efectos del cambio climático y crítico para nuestra sociedad. Desde el punto de vista ambiental, proporcionamos un respaldo que aumenta su capacidad de resiliencia frente a los retos climáticos, contribuyendo también, en la parte social, al mantenimiento de la economía y a la fijación de población en el medio rural. Tanto los clientes como las entidades, redes comerciales y administraciones públicas son sensibles a estos factores, porque enraízan directamente con nuestra misión.
Como a todo el sector asegurador, la integración de factores ASG en el seguro agrario ha afectado transversalmente a todos los procesos de negocio: en el diseño y suscripción de productos, optimizando la gestión y uso de recursos, generando un impacto positivo en la contratación. En la evaluación de riesgos, ajustando la tarificación de estos a la nueva realidad climática y profundizando en la segmentación. Y, en el caso de la gobernanza, se ha visto reforzada con medidas de transparencia e información al consumidor. Por último, contar con un sistema de gobernanza robusto, y con políticas y controles que garanticen el cumplimiento normativo y el compromiso social es fundamental para minimizar el riesgo reputacional. Especialmente ahora, dentro de una sociedad conectada y global, donde la reputación es un concepto volátil que requiere de mayor atención.
Sin duda, la integración de factores ASG también ha supuesto el descubrimiento de nuevas oportunidades. La determinación, capacidad de adaptación y compromiso del sector asegurador con la sostenibilidad le han permitido tener una ventaja competitiva frente a aquellas compañías o sectores que han iniciado el camino a otra velocidad, y que han logrado una menor conexión con sus grupos de interés.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: la sostenibilidad en el sector del seguro