El cambio climático define nuestra era, y la aviación, lejos de permanecer ajena, se encuentra en el centro del debate. Aunque su contribución directa a las emisiones globales de CO2 es relativamente modesta -entre el 2% y el 3% aproximadamente-, su impacto climático se amplifica por factores como los óxidos de nitrógeno y las estelas de condensación. Ha llegado el momento de que el sector aéreo muestre a la sociedad su liderazgo proactivo que esta transformación necesaria exige.
De la estrategia a la acción
Desde nuestra posición como gestor estatal de navegación aérea, ENAIRE ha asumido este desafío con determinación. Nuestro plan Green Sky trasciende la mera planificación: constituye una declaración de intenciones que articula una visión integral de sostenibilidad medioambiental. Reducir emisiones, mitigar el ruido, preservar la biodiversidad y optar por la eficiencia energética no son simples objetivos, sino compromisos firmes con las generaciones futuras. Las acciones se traducen en resultados tangibles. En 2024 evitamos la emisión de 68.000 toneladas de CO2 gracias a la optimización de rutas y la mejora de los procedimientos operativos, lo que supuso un ahorro de más de 21.700 toneladas de combustible. Desde 2015, utilizamos 100% de energía renovable en toda nuestra electricidad contratada, complementada con sistemas de autogeneración fotovoltaica en varios centros de control.
El clima extremo: un desafío operacional que no podemos ignorar
El cambio climático está intensificando la frecuencia y severidad de los fenómenos meteorológicos adversos, lo que representa un desafío creciente para la seguridad y eficiencia de las operaciones aéreas. En la región mediterránea observamos un incremento de eventos extremos –tormentas eléctricas, lluvias torrenciales, olas de calor y episodios de viento fuerte– que afectan directamente la planificación y ejecución de los vuelos. Estos fenómenos pueden provocar cierres temporales de aeropuertos, desvíos de rutas, incremento en los tiempos de espera y mayores requerimientos de combustible, además de aumentar el riesgo operacional. Conscientes de esta realidad, estamos reforzando nuestras capacidades de vigilancia meteorológica y adaptación operativa mediante la integración de herramientas de predicción avanzada y la colaboración estrecha con Aemet y otros actores clave, como aeropuertos y aerolíneas. La resiliencia frente a la meteorología adversa se ha convertido en una prioridad estratégica para garantizar la continuidad del servicio y la seguridad, que está en nuestro ADN, en un entorno climático cada vez más volátil.
Integración en el ecosistema global de descarbonización
Nuestro compromiso trasciende las fronteras nacionales y se integra en iniciativas globales y europeas del mayor nivel. A escala nacional, participamos activamente en la Alianza para la Sostenibilidad del Transporte (AST), impulsada por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, que reúne a los principales actores del sector para fomentar la colaboración público-privada en la transición ecológica. Aportamos nuestra experiencia en digitalización, eficiencia operativa y reducción de emisiones, consolidando nuestra función como agente transformador dentro del ecosistema de movilidad sostenible. En el contexto de colaboración institucional, destaca especialmente la colaboración con el Ejército del Aire y del Espacio, que ejemplifica cómo la coordinación civil-militar puede servir a los objetivos de sostenibilidad. A través de mecanismos de gestión flexible del espacio aéreo (FUA – Flexible Use of Airspace), las zonas reservadas para uso militar se liberan dinámicamente cuando no son necesarias, poniéndolas a disposición del tráfico civil. Este enfoque colaborativo reduce significativamente las distancias de vuelo, evita rodeos innecesarios y disminuye el consumo de combustible y las emisiones de CO2. Este modelo sitúa a España como referente europeo en gestión integrada del espacio aéreo, demostrando que seguridad nacional y sostenibilidad ambiental no solo son compatibles, sino complementarias.
A escala internacional, nos alineamos plenamente con la hoja de ruta trazada por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) hacia la aviación sostenible. La visión aspiracional de alcanzar emisiones netas cero de CO2 en 2050 (Net Zero), adoptada por los estados miembros en la 41a Asamblea de OACI en 2022, marca el horizonte estratégico hacia el que dirigimos nuestros esfuerzos de transformación operativa y tecnológica. Asimismo, contribuimos activamente al objetivo Destination 2050, la estrategia desarrollada por la industria europea de aviación para alcanzar la neutralidad climática. Este compromiso se materializa a través de iniciativas concretas en gestión del tráfico aéreo: optimización continua de rutas, reducción de tiempos de vuelo, implantación de descensos continuos y procedimientos de aproximación eficientes que minimizan el consumo de combustible y las emisiones asociadas. Mas nuestra contribución a estos objetivos globales no se limita a la eficiencia operativa. Impulsamos la innovación tecnológica mediante nuestra participación en el programa SESAR y la implementación de tecnologías digitales que mejoran la eficiencia y reducen emisiones, la colaboración intersectorial y la adopción de mejores prácticas internacionales, situándonos como actor clave en la transición hacia un sistema de navegación aérea compatible con los límites planetarios.
Construyendo el futuro desde hoy
Estos avances no deben verse como logros aislados, sino como manifestaciones de una transformación estructural en marcha. La sostenibilidad ya no es una aspiración lejana, sino una realidad que construimos día a día desde la gestión del tráfico aéreo para contribuir activamente al cumplimiento de los objetivos climáticos globales. El cielo que gestionamos hoy será el legado que dejemos mañana. Y ese legado debe ser, necesariamente, sostenible.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional Contra el Cambio Climático

