Cada 21 de septiembre, el mundo conmemora el Día Mundial del Alzheimer, una fecha que va mucho más allá del calendario: es un llamado a la acción, a la empatía y a la conciencia colectiva. En 2025, este día adquiere una relevancia aún mayor, considerando el creciente número de personas afectadas por esta enfermedad neurodegenerativa que aún no tiene cura. Según estimaciones, entre 830.000 y 950.000 personas en España viven hoy con algún tipo de demencia, siendo el Alzheimer la forma más común.
La realidad es cruda: el Alzheimer no solo borra recuerdos, sino que desestructura familias y pone a prueba los sistemas de salud. Frente a este panorama, la sociedad debe entender que la investigación científica no es opcional, sino urgente. Invertir en ciencia es la única vía para encontrar tratamientos eficaces, mejorar el diagnóstico precoz y, en última instancia, descubrir una cura que ponga fin a este sufrimiento silencioso.
En este contexto, la labor de la Fundación Pasqual Maragall merece un reconocimiento especial. Desde su creación en 2008, esta institución ha trabajado con un enfoque claro: prevenir el Alzheimer apostando por la investigación científica de excelencia. Con proyectos como el Estudio Alfa, que observa a miles de voluntarios con riesgo de desarrollar la enfermedad, la Fundación ha conseguido posicionarse como un referente internacional en el estudio de las fases preclínicas del Alzheimer.
Además de su contribución científica, la Fundación Pasqual Maragall también realiza una labor de sensibilización esencial. A través de campañas informativas, actividades divulgativas y apoyo a las familias cuidadoras, contribuye a romper el estigma social que todavía rodea esta enfermedad. Porque hablar de Alzheimer no debe ser un tabú, sino una necesidad.
En definitiva, el Día Mundial del Alzheimer no es solo una fecha conmemorativa. Es una oportunidad para mirar de frente a una de las grandes amenazas de salud pública del siglo XXI y recordar que la esperanza pasa por la ciencia. Apoyar la investigación y visibilizar el trabajo de instituciones como la Fundación Pasqual Maragall es, sin duda, el camino para construir un futuro sin Alzheimer.
Este editorial forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Alzheimer