A cualquier nivel o giro institucional, las aportaciones del sector privado son valiosas cuando se encaminan bajo el firme compromiso de generar operaciones sustentables con beneficios redituables económicos, sociales y ambientales.
Las buenas prácticas ambientales han encontrado un espacio en los proyectos integrales de cualquier empresa como eje transversal de su operación, convirtiéndose incluso en una ventaja de múltiples beneficios.
Cuando en un sitio de trabajo se emprenden actividades de ecoeficiencia, el uso racional y administrado de los recursos naturales para la operación empresarial, así como para la elaboración de un bien o servicio, es una tarea base con retornos de inversión a corto y mediano plazo. Es decir, que las empresas pueden encontrar ahorros económicos significativos durante sus actividades de protección ambiental.
Pasos más grandes son aquellos andados por las empresas que integran la Responsabilidad Ambiental Empresarial como un componente inmovible de su filosofía constitutiva, con programas de ecoeficiencia anuales, donde el seguimiento se convierte en la garantía de vigilancia de resultados y orientación de las mejoras para tales fines.
Entonces, queda en el pasado esa visión de que las empresas sólo cumplen con reglas, normas y lineamientos establecidos. También dejan de ser un solo una actividad voluntaria. Ahora es una estructura que sienta bases importantes de integridad institucional incluyente para los directivos, asociados, gerentes, empleados, sus familiares y amigos.
Claro que continúa operando mercantilmente. Impulsa economías. Genera ahorros ambientales. Permite la continuidad de proyectos de conservación y restauración. Involucra a todos sus públicos en actividades de educación ambiental. Y ayudar al medio ambiente es así redituable y brinda bienestar social. Los pasos más importantes para consolidar la Sustentabilidad.
La Responsabilidad Ambiental Empresarial no debe ser entonces un sinónimo de oportunismo o de falta de compromiso real. Falta entender los beneficios de su práctica, su detonante y los pilares que la sostienen en cada institución, pero para ello es necesario bajar la guardia y estar dispuestos a escuchar cuál es el compromiso que asume cada empresa y cómo piensa cumplirlo. Después de todo, parte de su función es la rendición de cuentas.